sábado, 31 de diciembre de 2011

Dios siempre está comunicándose al hombre - Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 53-54-55


En Sueño Profético decían:

Dios tiene que estar siempre, y está, comunicándose al hombre. Dios no tiene principio ni fin. Dios no tuvo principio de ser Dios, ni tendrá final de ser Dios. Si Dios se hubiera ido a su Reino y no se hubiese comunicado más, sería porque no Vive y al transcurso de los siglos ya no se sabría más de Este Dios, dada la Libertad que este Dios da. Esta Libertad se emplearía para no hablar nada de Dios, y el hombre hasta emplearía la ley de condena para el que enseñara de la Vida de Dios Espiritual y su Mundo de Espíritus.

Este Mundo es comienzo y continuación de ese. De Aquí sale el espíritu y Aquí vuelve el espíritu. Y vuelve al sitio que su Libertad le dio: Gloria Eterna o condenación.

Mis ruegos Aquí son sin descanso para que Esto se publique.

Es de ignorancia permitida que se hable de Teología sin seguridad de lo cierto.

Yo supe de Aquí antes de estar como estoy: sin materia.

Agustín supo de Aquí antes de soltar la materia. Catalina de Siena supo de Aquí antes de venir Aquí. Domingo de Guzmán habló de Aquí conociendo este Mundo antes de soltar la materia. Juan Bosco, éste sin compañero en la Enseñanza, fue único. Sigo enumerando: Francisco de Sales, Francisco de Asís, el gran Juan de Dios, Juan de la Cruz, Álvaro y sus imitadores, y esta enérgica y valiente Teresa de Ávila, a quien Dios la llevo a lo íntimo de esta Gloria. A todos éstos, Dios se manifestó como Dios, sin comparaciones que el hombre quiera buscarle. Pues hoy sigue Dios comunicándose, pero con una abundancia fértil y unas explicaciones inagotables: Comunicación, Mensaje, Arrobo y Dictado que Dios manda escriba el Instrumento a diario.

Esta Publicación hará que se hable de Teología, tan normal como andar con dos pies.

Desperté, oí:

Las Palabras de este Dios son las mismas, pero los hombres no son los mismos.

La Libertad que da este Dios hace que de Él no se hablara si Él no se comunicara.

Dios siempre está arrobando espíritus y trayéndolos a su Gloria, para que estos espíritus hablen de Él.

Ya, el que Aquí viene, viene donde él quiere, porque Dios no lo ha engañado haciendo uso del Dios, y le permite tenga sitio sin Él.

Si este Dictado yo pudiera hablarlo ahí, reuniría oyentes que vitorearían mi nombre, y Tomás se oiría en boca del que no sabe de Aquí.

TOMÁS DE AQUINO


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viernes, 30 de diciembre de 2011

Predicar con el ejemplo - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 146-147-148


En Sueño Profético decían:

Hay dos formas de enseñar a que otros amen como tú amas. Estas dos son: Una, con tu ejemplo; y la segunda, con tus palabras.

Dijo uno:

Mayoría utilizan la segunda: las palabras; y se olvidan del ejemplo, que por falta del ejemplo no quieren oír palabras. Esta enseñanza no es de Dios.

Dios Hombre y Maestro, enseñó a que el hombre conociera al que a Él Lo seguía.

Otro dijo:

En la mitad del día, de estos días de verano, largos y cansados, estando yo y mis hermanos en la huerta, sentados en la orilla de la noria, vimos que se acercaron dos hombres de aspecto ya muy cansado; les ofrecimos unos bancos para que tomaran asiento, y contestaron:

–Cierto que venimos cansados, pero sólo de piernas y brazos; de espíritu venimos descansados, que es lo que nos da la fuerza cuando seguimos caminando.

Fuimos a ponernos de pie para seguir la faena –estábamos haciendo manojos para que el dueño los llevara al mercado en un carro y bestias que nos mandaba– y rápidos se pusieron los dos de pie, y ayudaron a una mujer que tenía los pies defectuosos, cojeaba y tenía que trabajar para mantener a tres hijos que le quedaron cuando murió su marido. Estos dos desconocidos le ayudan con tantas ganas, que rápida se terminó la faena. No se tardó ni un momento, en que en toda la huerta –que bastante grande era–, ya supieran que eran familia o Discípulos del Maestro. Buen corro se juntó con preguntas y ellos contestando.

Una mujer, más bien joven, le dice a Felipe, que era uno de ellos:

–¿Qué parentesco tienes tú con el Maestro?

Felipe le contesta con pena, por no poder decir "es mi familia":

–Ninguno. Esto es lo que yo digo, Él sí dice que todos somos su Familia. Nosotros es que lo seguimos.

Y ya dijo el otro:

–Pero nos hace falta mucho para aprender de Él. Él dice, que cuando vaya al Padre, no nos deja, para seguirnos enseñando.

Desperté, oí:

Conocen a los Discípulos,
no por las palabras,
y sí por la compasión a la viuda.

Ellos llegaron cansados,
y tenían que conocerlos,
porque Dios ya les diría
que nombraran al Maestro.

Que antes de contestar,
lo decían con los hechos.

Allí predicaron bien,
con Palabras del Maestro.

Era su Enseñanza siempre,
predicar con el ejemplo.

Si ellos iban cansados
y tenían sus remos buenos,
¿cómo estaría la viuda,
que tenía tullido el cuerpo?

Allí la tenían de lástima,
por ser su trabajo bueno.

Si ellos quedan sentados,
no se habla del Maestro.

Si dices que eres de Dios,
deja que hablen tus hechos.


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jueves, 29 de diciembre de 2011

Reacción de un pecador - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 97-98-99


En Sueño Profético hablaban de pecar y decir: "Pero yo amo a Dios":

Esta es la reacción de un pecador. Y también es ésta: "Para amar no hace falta ser santo" "Para cumplir con Dios no hace falta que te quites de todo".

Y ya por último, esta frase: "Dios es bueno y tiene misericordia"

El que lea este Dictado, ¿puede decir que esto es amar a Dios? Es cumplir con respeto al hombre, pero no amar. Amar y pecar no puedes hacer; pecar y no amar, sí.

Grandes pecadores hubo y hoy están Aquí, porque cuando amaron, ya no pudieron pecar. El pecado, tú mismo sabes si te retira de Dios. El pecado te da alegría falsa, alegría que no dura, alegría que termina en remordimiento.

Dijo Agustín:

Si el que está pecando o va a pecar, mira al Cielo, deja de pecar; y si iba a pecar, ya no peca. El pecar y el no pecar van del espíritu. Si tu espíritu está con Dios, odias el pecado; si tu espíritu no está con Dios, lo buscas.

Hay quien dice: "Esto es un pecado chico"; abrevio o miniatura no dicen nada, pero esta palabra aplicada a lo que tú te refieras, es igual cuando sea sabiendo que es en contra de Dios; crimen infantil, crimen en adulto.

Yo, Agustín, no pequé cuando a Dios amé.

Desperté, oí:

Aquí te dice Agustín:
amar sin pecado;
pecado por no amar.

Aquí te dice Agustín,
que el ser santo,
es no pecar.

Agustín lo que Aquí ruega
es para poder salvar
a todo el que está pecando
y cree que no es pecar.

Si vas a hacer los pecados
pensando, esto no es pecar,
piensa un poco en la muerte,
y a santo te pasarás.

Porque la vida se acaba,
y empieza la Eternidad.

AGUSTÍN DE MÓNICA


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miércoles, 28 de diciembre de 2011

El castigo del hombre tiene que dárselo el mismo hombre - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 126-127-128


En Sueño Profético vi una cerca en el campo, y dijo uno:

Esta cerca cogió fama después de morir los Discípulos del Maestro, como éstos le decían. Cuando ya quedaron sin Maestro, aquí se juntaban, hablaban y recordaban todo cuanto el Maestro les había enseñado, y comentaban lo que les ocurría, que ya el Maestro antes los había prevenido, para cómo tenían que actuar.

Dijo éste mismo:

Yo le oí a Pedro estas palabras: “Debía de venir el castigo, no de Dios, para que fuera más castigo”.

Contestándole Juan a lo que Pedro dijo, y que todos pusieron las manos para pensar la palabra, dijo Juan:

Pedro, esas Palabras son enviadas por Dios Hijo, el que vivió de Hombre y fue Maestro. Hermanas son de las que dijo el Maestro cuando lo subían por el Monte Calvario. Dijo el Maestro:

“Si mi Padre no apartara, aunque diera castigo, no era castigo, por ser castigo de Dios. Es poco, que mi Padre mande hacer con el hombre lo que el hombre hace con el Hijo, que es Padre y el mismo Dios. El castigo del hombre tiene que dárselo el mismo hombre, y ya es castigo”.

Todos recordaron estas Palabras, que todos oyeron por su Maestro.

Desperté, oí:

Hombres de gran Teología, no habrán dicho estas Palabras.

Dios, en medio del gran martirio, ves que sigue siendo Dios.

Estas Palabras te dicen que el castigo no es del Padre, porque entonces no es castigo.

Tan sólo ya con decir: “Dios me ha mandado castigo”, no es castigo de apartar, que éste si que es castigo.

Que Dios aparta al que quiere que Dios le imponga castigo.

El castigo que Dios manda, es dejar el Infierno, que el mismo hombre le abre al hombre las puertas, y el mismo hombre las cierra.

De aquí ya sale el castigo,
por ser el sitio sin Dios.

De aquí ya salen martirios
que el mismo Infierno mandó.

El Infierno es condenación
que el mismo hombre se impone.

El Infierno es condena,
a sabiendas que va el hombre.

Si Dios pusiera castigo
al hombre que a Dios ofende,
nunca sería castigo,
si Dios el castigo pone.


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martes, 27 de diciembre de 2011

Eran padres e hijos santos - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 218-219-220-221


En Sueño Profético contaban una aparición ocurrida a unas mujeres hace trescientos años.

Dijo uno:

Estando un día hablando con mi madre en la huerta donde trabajábamos toda la familia. Voy a aclarar el hecho: la huerta era de un hermano de mi padre, y mis padres y 4 hermanos que éramos, allí trabajábamos sin día ni noche. Había muerto este tío mío, y quedó mi padre de dueño, dueño en el trabajo, pero no en la ganancia. Dos hijos quedaron, que eran los que a mi padre y a nosotros siempre nos estaban pidiendo cuentas. Nos tenían un trato tan despreciable, que si alguien había delante, tenían que nombrarle al padre, ya que tenía la fama de santo, que mi padre y mi madre, con él, formaban una ermita, ya que a su lado todos decían que respiraban Gloria. Mi tía y los hijos tenían espíritus contrarios a los de la Gloria. Empiezo lo que corté de mi madre:

Estando ya recogiendo los capachos y cargando los burros que llevábamos, dice mi madre:

–Hijo, echa tus rodillas al suelo, que Dios, a esta misma hora, lleva tres días que su Voz nos manda.

Dos estaban conmigo y también la oyeron: sentí un fuerte aire y la arboleda quedó intacta, cuando sin esfuerzo me vi de rodillas y mi madre con una Luz por todo el rededor de su cuerpo, y oímos la Voz las dos a la misma vez: “Aquí ha sido oída la acción de súplica del cambio del bien al mal que le hacían. Cuando lleguéis a la casa, os esperarán, porque ellos han tenido la Voz del Cielo; os esperarán de rodillas y pronunciando: “Quiero que nos deis el perdón; hemos tenido una Visión de la Justicia del Cielo; y en vosotros está: iremos a Gloria o Infierno”.

Desperté, oí:

Esta familia sufría más, por ver que todos despreciaban a los dueños, que por el mal trato que ellos recibían.

Eran padres e hijos santos,
y el padre que desde Arriba
siempre estaba suplicando.

Suplicaba y pedía
que todos tuvieran Paz,
por que a los dos los quería.

No quería el sufrir
para los santos en la Tierra.

Y quería que su mujer,
por sus hijos fuera buena.

Todo el sufrir de su casa
fue culpa de su mujer,
que a Dios tenía en olvido,
por en Dios nunca creer.

Las súplicas de los santos
hacen que pidan perdón
si querían ser salvados.

A la misma hora que ellos,
oyeron la Voz del Cielo.
Los que no creen se quedan
rígidos y sin movimiento.

La madre y los hijos oyen
sin poder mover un dedo:
“Pedid perdón a santos,
aunque no estén en el Cielo”.

“Que la actuación de los justos
es la que llena este Reino”.

“Cuando el que pise Tierra,
quiera dejar el Infierno”.


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lunes, 26 de diciembre de 2011

Querer de Dios o Permitir de Dios - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 38-39-40


En Sueño Profético hablaban del “querer” de Dios o del “permitir” de Dios; de la condena que tú te pones o de la que manda Dios:

La que tú te pones, esa, no es mandada por Dios; la que Dios te manda, es la separación de no venir a su Gloria, porque tú así, ahí lo pediste a este Dios, y Dios nunca hará que Lo quieras no teniendo tú Libertad para elegir el sitio que tu Libertad te lleva, que de esta Libertad es Dios el Dueño.

Dijo uno:

El “querer” de Dios es en el Elegido: aquí no permite, aquí quiere; quiere, porque Mando y Actuación es hecho por Él.

Cuando Dios se hizo Hombre y bajó a la Tierra: quiso bajar.

Cuando Lo crucificaron: lo permitió.

Cuando elige: quiere.

Cuando maltratan al Elegido: permite.

Cuando el hombre vive la Paz: Dios quiere.

Cuando el hombre forma la guerra: lo permite.

Doce cogió para que Lo siguieran, y esto Él quería. De los Doce sale un Judas, él Lo vende y Dios permite, permite hasta que le den sepultura. Pero “su quiere” es tan poderoso, que resucita y se lleva su Cuerpo a este Reino, que cuando bajó ya era Dueño. Él quiso la Resurrección, pero no el Calvario que le dieron. Esto fue Poder de Dios y Libertad de este mismo Dueño.

Desperté, oí:

¿Cuándo aprenderá el hombre
a saber lo que es querer de Dios
o el permitir de Dios al hombre?

¡Resulta tan infantil
el bueno que esto se cree!

Y si ya lo cree el necio,
enfrente de Dios se pone.

Ya queda, el que no quiere
que Dios le hable a cualquiera.

¿Por qué no repasa el hombre
y se quita de quimeras?,
que una cosa es permitir
y otra cosa es que lo quiera.


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domingo, 25 de diciembre de 2011

Aprovéchate del Premio - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 168-169-170


En Sueño Profético decían:

El hombre lucha por coger un premio en la Tierra, que es premio de humo en un vendaval, y no desea este Premio que Dios no niega, y a todo el que lo quiera, Él se lo da.

En el Sitio que Dios habla, no puedes secar y mojar, tienes que coger sequía o sitio de temporal.

Esto ya Dios lo decía cuando iba a predicar:

“El que mis Palabras oye y no las practica, no está conmigo, está en contra de Mí”.

Uno dijo:

Nos contaba a mí y a mis hermanos un tío abuelo, que tuvo amistad con un pariente de Isabel –la prima de la Virgen–, que tanto había oído hablar del Maestro, que le dijo a Isabel:

–Mañana quiero ir a oír al Maestro. Cuentame, ¿qué dice la Madre? ¿por qué tiene en revolución a Israel? Ya Cuando yo Lo oiga, te contaré, pero dame tú, tu idea de esos Sermones de la montaña.

Al día siguiente, cuando el Maestro entraba en su casa –al que todos veían normal–, vio a Isabel y le dijo:

–Antes de que tu pariente vaya a oír mis Palabras, que se retire de Satanás, ya que la vida suya va en contra de lo que Yo voy predicando.

Desperté, oí:

Aquí Dios le daba un Premio, y el Premió lo despreció.

Lo hace familia de ésta que a María siempre amó.

Éste, la vida que hacía, era en contra de Dios.

Cuando decía: “yo soy pariente, bueno, primo de la prima de Isabel”, todos miraban y éstos decían: “¿tú...?

Esto extrañaba al que se enteraba de su parentesco.

Era envidiado, y de boca en boca se corrían las mismas palabras: “¡No va la montura al burro!”.

“¡Ni al cochino la limpieza!”.

“¡Qué lástima de perfume, que en la suciedad lo viertas!”.

El parentesco se oía no por boca de Isabel.

Ella lo que hacía era taparse, y nunca hablaba de él.

No podía ser pariente para ella, aunque ella sí lo era para él.

Aprovéchate del Premio, que te lo quiso dar Dios.

Y no oirás estas Palabras, dichas por el mismo Dios:

“El que mis Palabras oye y no las practica, no está conmigo, está en contra de Mí”.


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sábado, 24 de diciembre de 2011

Cómo conocer el árbol - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 111-112-113


En Sueño Profético decían:

Este arrobo deja escrito preguntas que esta Gloria hace al hombre:

Si amas, ¿puedes vivir con indiferencia a aquello que con amor te ama?

Si sabes que hay Gloria y tú no quieres saber, ¿crees que Dios te perdona este “no querer saber”?

Si ofendes, a sabiendas, al que siempre va mirando al que caído está, y ves que éste lo levanta, ¿tú crees que Dios te perdona?

Si de esta Gloria manda Dios un mandato, y tú prohíbes su divulgación, ¿crees que Dios te perdona?

Si el Mensaje no lo has oído y lo prohíbes, no estás cumpliendo.

Y si lo oyes y prohíbes, no conoces el Lenguaje de Dios.

Más conoce el Amor, que la sabiduría del hombre.

Si a Dios ofende el que maltrató al primero que Dios le habló desde esta Gloria, ¿por qué sigues tú maltratando?

Todo justifica no querer a Dios.

Dijo uno:

El hombre, cuando Dios habla, sabe que no es el hombre.

Dios, antes de hacer su Comunicación, le dice al hombre que allí va a hablar: “Dios da a conocer el árbol cuando el hombre ve el fruto; no es el árbol el que se justifica con sus ramas, es el fruto, que tú ya diferencias la pera de la manzana. Y aunque el hombre pusiera letrero al árbol diciendo que era naranjo, tú no verías naranjas”.

Bien claro Aquí te dicen cómo conocer el árbol.

Desperté, oí:

¿Cómo crees que te trataría
este amo de la huerta,
cuando él te presentara un manzano
y tú dijeras naranjo?

Y luego te lleve al peral,
y viendo peras en árbol,
discutas con ironía,
diciendo: “¡Era otro árbol!”.

Este Dictado te empieza
con preguntas
que tú te irás contestando.

Pues para pedir perdón,
tienes que conocer el árbol.

Que la fruta ya se ve
con los ojos entornados,
aunque no la quieras ver.

Si después de estas preguntas,
quieres camino volver,
puedes pedir el Perdón
que tal vez puedas tener.


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viernes, 23 de diciembre de 2011

No hagas como Pilatos - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 94-95-96


En Sueño Profético decían:

El Amor a Dios no te cansa; te cansa a lo que le llaman Amor de Dios.

Dijo uno:

El Amor que sientes en espíritu, éste nunca buscará el descanso. Este espíritu se cansa cuando está sin acción. Cuando acción tiene, hace camine la materia a su mando, un mando que le da fuerzas, que este mando lo da el Amor Divino.

Nunca se vio a un Elegido que dejara de caminar por cansancio, o que callara por el silencio que el hombre le pusiera.

Con este estudio le sobraba al hombre para ratificar es actuación Divina, actuación Sobrenatural, que ves es movida por el Mando no del hombre. Ves un caminar tan firme, tan lleno de capacidad, que ridículo deja al hombre.

Todos los que persiguieron fueron luego despreciados, y algunos por sus mismas amistades. El hombre hace normal la postura de Pilatos. No puedes tener Amor, si juzgas, aunque te laves las manos, porque este Portavoz cumple tal o cual Mando; y si sigues el “Mandar”, verás siempre el mismo “tic”, verás siempre el mismo tacto, que ya esto te hará pensar: “No debo dar mal trato. Si esto es manejo de Dios, ¿quién soy yo para cortarlo?”.

Desperté, oí:

El hombre no tiene duda
cuando duda se quiere quitar.

El hombre, cuando persigue,
si quiere llega al final.

Y entonces ve la mentira
o discute: “esto es verdad”.

Pues si esto usa el hombre
en la vida material,
¿por qué no escucha el Mensaje
y lo sigue, para saber si es verdad?

Que si con Amor lo sigue
y llega hasta el final,
ve la Palabra de Dios
en cualquier caminar.

Y si pregunta al que espera,
la verdad, mejor dirá.

Cuando vea la situación
y hablen con ansiedad.

Este Instrumento es de Dios:
mi casa llena de Paz.

El seguir te irá diciendo
la mentira o la verdad.

No hagas como Pilatos,
que tendrás un final fatal.

Sigue el Mando de Dios,
que Dios ya manda Verdad.


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jueves, 22 de diciembre de 2011

Reformaba el pedir - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 190-191-192


En Sueño Profético decían:

Hay varias maneras de pedirle a Dios. Hay quien pide con el Amor, que el Amor es el que habla. Y hay quien pide como hombre, exigiendo de hombre a hombre, que la ley le manda. Estas peticiones que el hombre hace como si no fuera a Dios al que le pide, no son concedidas con alegría en el espíritu. Hay quien pide y a Dios Le advierte, que si no se lo concede, él no Le cumple. Dios oye peticiones que ya da premio, creyendo el que las pide que Dios no lo ha oído.

Dijo uno, que conoció a una mujer que siempre que le pedía a Dios algo, decía:

Señor, si Tú ves que otro pide y si no se lo concedes, se enfada contigo, cambia el “sí” mío por el “no” suyo, que yo Te quiero, y más te pido para que veas que sé que eres Dios. Señor, nunca te pediré piedad, porque sé que eres Dios; nunca dudaré de que está mal mandada la muerte, cuando sea mandada por Ti; nunca Te llamaré para que veas el mal que hace el hombre, porque sé que lo Estás Viendo; y sí pienso, si Te molestaré con tanto pedirte que me perdones mis defectos, que son los que hacen que vean mis faltas.

Esta mujer hacía estas peticiones, y te daba olor de Gloria, te daba seguridad de que era Dios el que la estaba oyendo.

Desperté, oí:

¡Qué pocos piden a Dios
como ésta que aquí cuentan!

Esta mujer ama tanto,
que piensa en el que pide a Dios
haciendo su cambio.

Piensa, y si no le llega
lo que tanto pide a Dios,
ya Le vuelve las espaldas
dando sufrimiento a Dios.

Es mejor que me haga el cambio,
a ella el “sí”, y a mí el “no”.

Pues el “no”, a mí no llega,
por sentir a Dios en mí.
¡Hace falta que leyeran
esta forma de pedir!

Hace falta hacer el cambio
en la promesa al decir.

Pero para hacer el cambio,
a Dios tienes que sentir.

Y entonces no Le das pena,
y el ramo dejas allí.

¡Cuántos le piden a Dios,
y un cambio en el pedir!

Si el hombre pensara esto,
reformaba el pedir.

Y siempre sentía a Dios,
aunque no mandara el “sí”.


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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los Caminos de Dios - Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I


En Sueño Profético decían:

Los espíritus de esta Gloria hacen la guardia a los Caminos de Dios. Estos Caminos intentan cortarlos, ensuciarlos, y a veces decir que no son de Dios. Pero rápido hace frente la Guardia de Dios, derrotando a los que interceden para cortar los Caminos que Dios ya trazó.

Dijo uno:

Los Caminos de Dios, los que los siguen, tienen que coger el mismo, el de amar mucho con Amor de rebose. Pero los que Dios te presenta, éstos son diferentes, por causas que sólo sabe Dios.

Estas distintas formas de caminar, mientras vives con materia, nadie te puede quitar, por ser el Trazo de Dios, entendido esto para los Elegidos por Dios.

Estos Elegidos gozan de la Libertad de Dios, pero con medida. Ellos miden Libertad y dejan libre el Amor.

Lo dejan a lo que ven que es dicho por Dios, recogiéndolo el Amor y aceptándolo la inteligencia, rechazando lo que han visto que no es de Dios, y ya actuando por el Camino que tiene su trazo Dios.

Desperté, oí:

No deja un cabo suelto
este Dios que habita en Gloria.

¡Cómo enseña al Elegido,
para luego, al consultar,
vean algo incomprendido!

¡Cómo le explica en espíritu,
anulando a profesores!

¡Cómo le enseña y aprende,
caminado sin temores!

Los guardias de estos Caminos
bajan y suben a Gloria,
escoltando la Palabra
que Dios le da al que arroba.

¡Es Enseñanza de Dios,
el que sabe de esta Gloria!

El que sabe para enseñar
y camina caminando
hasta que llegue el final.

Que el final siempre es empiezo
de esta Gloria Celestial.


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martes, 20 de diciembre de 2011

El Amor hay que llevarlo como la noche y el día - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 226-227-228


En Sueño Profético decían:

No va amar, sin buscar; ni querer saber, sin preguntar.

El Amor de Dios, el que lo tiene, siente más Amor cuando habla con el que Aquí viene. Ya, este que Dios trae, se encarga de que su Amor aumente.

El que tiene Visión y Enseñanza de Gloria, hace que muchos entren en la Gloria, hace que muchos dejen el pecado, hace que conozcan a este Dios Vivo.

Vedar estas Palabras es ir en contra del Mando de Dios.

Dios que manda; el hombre desobedece y a Dios manda que calle. Aquí no puedes decir que hay Amor; aquí no puedes decir: “quiero saber de Dios”.

Dijo uno:

Estos Elegidos son los que descubren
dónde a Dios Lo aman.
Que se descubre el Amor,
sin utilizar palabras.
Luego, ya viene el Amor,
exigiendo el saber
lo que Dios manda que sepa
aquél que quiera saber ,
saber la Gloria explicada,
no por lo escrito que hay,
no porque nadie lo cuente,
no por el Santo que la vio,
que puesto está en los libros,
unas cosas con valor,
y otras según el hombre
la reforma que le dio.
Todo es hablar de Gloria
con diferente valor.

Desperté, oí:

El Amor te da valentía.

El Amor, decía Teresa,
que callado se moría.

El Amor hay que llevarlo
como la noche y el día.

También es de Teresa
este verso que ya aquí
digo que escriban:

El Amor es noche larga,
que con Amor busca al día.
Si el día no amaneciera,
la noche, de Amor moría.

Gran Amor tiene la noche,
pero por buscar al día.

Porque si juntan Amor,
este Dios será su guía.

¡Ay Amor de mis amores,
que tu Amor es propia vida!
Aquél que sienta este Amor,
tiene que buscar la rima.

Si tuvieran Amor a Dios, lo sentían, y al sentirlo, conocían su lenguaje. El Amor olfatea.

TERESA DE ÁVILA


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lunes, 19 de diciembre de 2011

Mejor será la balada dicha por el mismo cordero - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético explicaban un hecho de la Vida de Dios Hombre:

Estando un día el Maestro enseñándonos a enseñar, dijo estas Palabras:

–Todos los que estáis a mi Obediencia y a mi Mando, no buscaréis a otro que os enseñe de la Gloria de mi Padre. Buscar otra enseñanza, es no creer Yo soy el Hijo de Dios, a quien mi Padre ha puesto su complacencia. Aprender de otro, es tener falta de esta Enseñanza. Todo el que aprende de Mí, es para enseñar.

Dijo Pedro:

–Maestro, me has quitado peso con tus Palabras. Dos días antes que hoy, tuve unas palabras con unos que estaban parados en las cuatro esquinas y querían contarme de uno que decía que hacía prodigios. Yo quedé un poco detenido y contesté un poco a mi costumbre –mi costumbre cuando veo no quieren reconocerte como Dios Hombre–. Estas fueron las palabras de los que Te igualaban con los que dicen hacían prodigios: “Pedro, ¿cuándo te esperamos para que vengas a oír hablar de Dios Padre?”. Fue oír esto y mis palabras se escaparon de mi boca: “Con invitarme a ir a oírlo no me ofendes a mí sólo, ofendes a Él también, ya que otro no puede hablar del Padre como Él, por ser Él el Padre hecho Hijo y Hombre. Ese no puede hablar como el Maestro ni puede tener su Enseñanza porque no ama; si amara, buscaba al Hijo y ya enseñaba lo que el Padre manda. Esto lo dije un poco subido de tono, y dio lugar a que acudieran algunos.

Desperté, oí:

Las Palabras del Maestro quitaron peso a Pedro.

Pedro no calló, porque callar era aceptar que había más dioses.

Pedro no oía palabras que hablaran del Padre, como no fueran dichas por su Maestro.

¿Quién hablaría de su casa
mejor que el propio dueño?

Y ¿quién vería la falta al cacharro
mejor que el propio alfarero?

Si a Dios lo tienes delante
y sabes que estás aprendiendo,
no busques a quien te hable
lo que Dios te está diciendo.

Mejor será la balada
dicha por el mismo cordero.


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domingo, 18 de diciembre de 2011

La alegría del pecado es risa que en llanto termina - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 31-32-33


En Sueño Profético hablaban de la alegría. Decían:

La alegría es el sentir a Dios. La alegría no necesita caudal. La alegría no la da el dinero. La alegría, cuando es de Dios, ésta ya te trae lo que tú necesitas. Alegría y Paz: Gloria asegurada. La alegría del pecado es risa del diablo que en llanto termina; la de Dios contagia.

No puede olvidar la escena el que viera, como yo vi, a dos hablar del pasado y de sus hijos referir. Había una llorando, y la otra, reír y reír. Decía la que lloraba:

¡Cuánto dinero tiré!
¡Cuántos adornos de oro tenían
los sillones en los que me senté!
¡Cuánto caudal di a mi hijo
y cuántas risas pasé!
¡Cuánta alegría yo derrochaba
cuando iba de banquete
en banquete a comer,
y los sombreros de copa
rodaban hacia mis pies!
Las monedas resonaban,
dejando el bolsillo al revés.

¿Cómo pudo todo esto
irse por otro camino?
¡Y mira cómo me encuentro:
con arrugas, ya sin risa,
y día y noche con llanto!

Dijo la que aquella risa
te contagiaba a su paso:

Pues, ¿te acuerdas
cuando a mis dos hijos
los paseaba de la mano
y me metía a rezar la Salve
y luego el Rosario?

Ya salíamos tan contentos,
y tú me decías:
¡Ya sacas la cesta llena!
Y yo te decía con risa:
¡Ya vamos hasta “cenaos”!

Pues cuando llegaba a casa,
alguien de mí se había “ocupao”.
Cenábamos los tres juntitos,
y juntos aún estamos.

Mis hijos a mí no me dejan,
y ya vamos los diez por la calle
con la risa contagiando.

Desperté, oí:

Esta alegría era de Dios,
por no haber estado nunca en pecado.

No se le podía acabar
ni con el transcurso de los años.

Cerca de ochenta tenía,
y risa iba contagiando.

Luego los nietos y los hijos
la risa iban continuando.

La que vivió en la grandeza,
en grandeza de pecado,
lloraba porque aquél hijo,
de hombre tiró al pecado.

No pudo usar poder de madre
que quiere a un hijo
y pide a Dios por él.

Porque temía que le dijera:
“contigo, me avergoncé”.


***

sábado, 17 de diciembre de 2011

Razones para aceptar la Verdad - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 155-156-157


En Sueño Profético hablaban y ponían razones para aceptar la Verdad.

Dijo uno:

Para llegar a coger, tienes que saber que hay objeto. Para creer que Dios habla, tienes que creer en Dios. Son dos cosas distintas, creer o amar.

Pero para saber si Dios habla,
lo sabes si crees,
lo mismo que coges
porque sabes que palpas.
Pero si no hay objeto,
tú las manos no las mandas.

Que el hombre reconozca
y se corrija sus faltas,
que si ahí no las corrige,
Aquí quedará la falta,
y las faltas de esta talla,
Aquí, a la Gloria, no pasan.

¿Ves por qué el hombre
desmiente cuando dicen:
“Dios me habla”?
Esto lo ven imposible,
como aquél que publicara
que el desierto tenía hombres
paseándose en las barcas;
que desierto ya no era,
que era una hermosa playa.
Nadie creería esto
porque saben es desierto.

Esta es la comparación
de no creer que Dios habla.

No hay cosa que oiga el hombre
que más aspavientos haga,
cuando alguien con Amor
le dice: "Dios me habla";
se le cambia hasta el color,
y con el insulto ataca.
Esto, el que no lo cree.

Y ya, el que cree y no ama,
se reviste de demonio,
y sin caridad le ataca.

Que estudie el hombre este Escrito,
que esta Gloria va dictando,
para que el hombre comprenda
que Dios vive para enseñarlo.

Despierta, oí:

A más extrañeza hagan,
menos creen que hay Dios.

A más extrañeza hagan,
más disgustan a este Dios.

No puedes decir “yo amo”,
apaleando el Amor.

El Amor, cuando es Divino,
sabiendo que hay Dios,
tienes que decir: ¡Dios mío,
yo quiero vivir tu Amor!

Y ya, el que cree que vive,
diciendo “yo amo a Dios”,
que vaya enmendando planas,
por engañar a este Dios.

Que él creía engañarlo,
porque Dios ahí lo dejó.

No tiene disculpa el hombre
desmintiendo la razón,
razón que vibra en los hechos
que va haciendo el Altavoz.

Si crees que Dios existe,
¿por qué no hablar este Dios?

Y si dices que Lo amas,
es descubrirse el ladrón,
el mismo que abrió la caja.

Cuando digas “amo a Dios”,
no te extrañe que Dios hable.


***

viernes, 16 de diciembre de 2011

Ese que tú dices que es bueno, no entrará en el Reino de mi Padre - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I


En Sueño Profético decían:

Voy a referir un hecho que pasó delante de mí:

Estando yo un día sembrando, pasó el Maestro con sus Discípulos. Había conmigo uno que al Maestro oía algunas veces, y cuando oía decir lo contrario de lo que el Maestro hacía, casi siempre salía en su defensa. Éste no dejaba la amistad del que no quería nada con Él, y estas palabras decía: “Son personas buenísimas, aunque no quieran amistad con el Maestro”. Yo quería hacerle ver que razón no llevaba, pero siempre salíamos mal, mal de palabras, peor de silencio. Se iba y, en la próxima entrevista, algo nuevo traía para hablar del Maestro. Estando los dos bien acalorados, se detuvo el Maestro y cortó nuestras palabras con las suyas:

–Bien dice mi Padre, que mi Venida con mi Paz, formará la guerra. Ese que tú dices que aunque no quiera mi Amistad es bueno, no entrará en el Reino de mi Padre, porque Yo estaré Allí por todos los siglos, y mi Padre no lo entrará a la fuerza. Él es bueno para el hombre, pero no para Dios. Al bueno se juzga por el espíritu, no por la materia. Él no ama y lo dice. Tú no amas y aún sigues defendiendo al que mis Palabras no quiere oír. Éste no puede ser bueno. Estas palabras son de mi Padre: “Éste es mi Hijo amado, y el que te ve a Ti, Me ve a Mí; y el que tus Palabras oye, obedece las mías. El que esto no cumpla, no puede ser bueno”.

Desperté, oí:

¡Qué alegría recibió
el que sembraba la tierra!

Cuando oyó hablar a este Dios,
ya quedó la siembra quieta.

Con cada Palabra que oía
de Boca de este Maestro,
en él crecía el Amor,
y en el otro, el remordimiento.

No suena bien la palabra “bueno”,
sin amar a Dios.

La palabra “bueno”
no le pertenece a aquél
que no ama a Dios del Cielo.

Dios dejó esa palabra
para el que entra en su Reino.

Aquél que no ama a Dios,
no digas nunca que es bueno,
que esta palabra Dios la dio
para aquél que quiso su Reino.


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jueves, 15 de diciembre de 2011

El amor con dudas, no es amor, es traición - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 180-181


En Sueño Profético yo decía:

“Señor, que aunque el hombre me mande que calle, Tú dame fuerza para que no calle”.

Se acercaban muchos, pero sin piernas, y como transparentes, y decían:

Tu silencio no lo conseguirá el hombre, por ser Dios el que les permite te atropellen.

Tu presencia confunde al que silencio te ponga.

Si el hombre no oye al espíritu que Dios arroba, ¿cómo el hombre va a saber de Aquí?

El hombre, todo lo que sabe, es por espíritus que han vivido las dos vidas.

Desperté, oí:

Si aceptas ayer, ¿cómo no aceptas hoy?

Si tú hoy no aceptas, no hables del Dios de ayer.

Ama a Dios, pero no dudes.

Si dudas, no amas. Y si amas, no dudas.

El amor con dudas, no es amor, es traición.


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miércoles, 14 de diciembre de 2011

El poder hay que saber administrarlo - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I


En Sueño Profético decían:

Raras veces el hombre, cuando es poderoso, es para honrar a Dios. De éstos, la mayoría se olvidan de Él, se olvidan porque no aman y no tienen seguridad de esta Vida Eterna. El hombre juega con el Poder de Dios. El dinero, el cargo y la belleza, hay que saber administrarlos, para no vivir en contra de Dios.

Dijo uno:

Yo traté a un adinerado porque trabajo le hacía, y siempre, en el pago, me quitaba parte de lo que habíamos antes ajustado. Un día, cuando descargué la bestia de capachos que le había hecho –pues éste era mi trabajo–, me hizo que la cargara otra vez y que me fuera para el pueblo, porque no era el día justo que habíamos acordado para llevarle los capachos. Yo me adelanté unos días y aquí viene la razón:

Tenía cinco chiquillos y muy enfermo el mayor, que once tenía cumplidos. En el encargo que me hizo, todos metieron las manos para pronto terminarlo. El chico cogía el esparto y nos lo iba administrando. Allí no levantábamos cabeza para acabar la faena, entregar y traerme los cuartos que la madre estaba esperando para pagar una deuda y ya empezar cuenta nueva. Pues todo esto le explique y mucho más que le dije, que hasta vergüenza pasé. Éstas fueron sus palabras:

–Hoy no es el día que se ajustó.

–Es que el dinero me hace falta.

–¿Ya has gastado el dinero que te pagué...? Tienes que vivir pensando que has nacido pobre, y un día comerás más y otro menos, pero lo que no te tolero es que no hagas lo que mando. ¡Coge, carga los capachos y marcha! ¡Así aprenderás a servir al rico!

De momento dio un grito, y antes de que yo cargara la bestia quedó muerto. Una víbora le “picó” en el pie. Pronto acudieron todos los que allí trabajaban con él. Acudió uno que era pariente, al que le tocaba la herencia, y le dijo:

–Aquí, delante de todos, te hago heredero suyo, porque la mitad de mi herencia es para ti.

Desperté, oí:

Todo lo de la Gloria es de Dios, y todo lo de la Tierra.

Dios lo dejó que administrara, hasta que le quitó los poderes.

No tuvo compasión del necesitado de él, y el mismo demonio que hablaba en él lo mató.

Lo mató para siempre, porque para Dios ya no vivió.

¡Es triste que Dios te deje que abundancia tengas, y luego no hagas lo que Él quiera!

Si Dios te deja que tengas grandezas ahí, piensa en el que dependa de ti.


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martes, 13 de diciembre de 2011

Salud y belleza - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 240-241-242


En Sueño Profético hablaban de la salud. Decían:

Hay más que la salud les sirve para enfermar al espíritu, que para hacerle servicio a éste.

La salud y la belleza, mayoría, la tienen para ir en contra de Dios, que al perder esta salud, culpan a Dios de su mal.

El que ama a Dios, cuida de su salud y su belleza, y constantemente da gracias a Dios por tan grande premio.

En la vida material, el que a Dios no ama, rompe ese premio, y su espíritu sirve para hacerle servicio a Satanás.

Hay quien sufre una enfermedad, y alaba a Dios. Y hay quien está sano, y ofende a Dios, poniéndose enfermo por su vida de pecados.

Dijo uno:

Si el que hace el mal pensara
en que tiene que morir,
antes de hacerlo mal hecho,
remedio pedía Aquí.

Remedio pero contento,
porque el mal lo dejó allí,
allí, porque antes de hacerlo,
echó la vista hacia Aquí,
y Dios le mandó el remedio.

Desperté, oí:

Dios te mandará remedio,
cuando antes de pecar,
pongas la vista en el Cielo.

Si la salud ya la tienes,
y pecados vas haciendo,
no llames cuando tú creas,
a Dios que habita en el Cielo.

Hay quien sufre por aquél
que le ve la enfermedad,
que si lo viera por dentro,
se le quitaba el penar.

La salud y la belleza
son difícil el guardar.
Dios quiere que tú las luzcas,
sabiéndolas administrar.

Que no te sirvan las dos,
para que puedas pecar.

Piensa el de la carne enferma,
que sirve para alabar.

¡Es grande la diferencia
de que ames a no amar!
Pues si amas, ya conservas
la salud que Dios te da,
y esperándote en su Reino,
los ángeles cantan ya.

Pues si sabes que Él te espera,
no sigas pecando más.


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lunes, 12 de diciembre de 2011

"Donde nos os atiendan ni reverencien, continuad aunque os alcance la noche" - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 95-96


En Sueño Profético hablaban de la forma que reciben el Mensaje. Decían:

El Mensaje debe ser oído pensando en Dios. El Mensaje debes de quitar delante de tu vista al que te lo comunica, y entonces ves a Dios. El Mensaje no es un escrito más.

Al que Dios le dicta, es ahí la máxima figura, ahí y Aquí, por ser Dios el que habla dictando y el que vuelve a hablar en el momento de comunicarlo.

La Palabra es de Dios, puesto que Él dice: “Di que Me ves. Di en mi Nombre lo que Yo te digo en mi Gloria”.

Dijo Juan:

Yo bautizaba, pero no bautizaba yo. Una vez que yo decía: “Te bautizo yo, pero el que baja es el Espíritu de Dios Padre”. El que a mí me miraba y a Dios amaba no veía a Juan, veía a Dios. Todos los que Dios habló en ellos, el que a Dios amaba, en ellos veía a Dios. Cuando Dios mandó de Aquí un espíritu ahí, el que lo recibe, lo adora. Si así no fuera, Dios no se comunicaría. Dios se comunica donde sabe que su Palabra va a ser reverenciada y cundida para que el hombre se salve.

Estas Palabras son dichas por Dios Hijo a nosotros sus Discípulos:

“Id hablando en mi Nombre y donde nos os atiendan ni reverencien, continuad aunque os alcance la noche. Yo, aunque no voy con vosotros, allí estaré. El que quiera oírme a Mí, os oye a vosotros, porque Yo os he mandado; como el que quiera oír a mi Padre, Me oye a Mí, porque mi Padre a Mí Me ha mandado”.

Dijo uno de éstos:

Si en lo material supieras que tu carta iba a ser rota antes de leerla, tú no la escribirías. Dios sabe donde no es reverenciada su Palabra, pero deja al Portavoz haga uso con Libertad, de sus Mensajes.

Despierta, oí:

Cuando oigas la Palabra de Dios, procura que no te tienten.

Puedes amar, ser tentado y sufrir la ausencia de Dios.

Pero cuando no amas, no sufres, no estás tentado, pero tú no estás con Dios.

Si procuras que no te tienten, harás que todos oigan con Paz la Palabra de Dios.


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domingo, 11 de diciembre de 2011

Ramas que dan cobijo - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 181-182


En Sueño Profético vi a un hombre que sembraba un árbol que le mandaron sembrar. De pronto, este árbol, echaba grandes ramas; el tronco era muy gordo.

Dijo uno:

Este árbol se sembró para que sus ramas crecieran, dieran fruto y profundizaran sus raíces para que sirvieran al árbol de cimientos. Si este mismo que sembró el árbol le corta las ramas y escarba y le quita todas las raíces, metiendo el tronco debajo de tierra y echándole una capa de cemento, si esto lo repite en varias veces que le mandara sembrar el dueño, ¿qué le diría a este sembrador este dueño?: “yo te mandé sembrar el árbol para que sus ramas crecieran y para que su fruto ingresos me diera. Tú no quieres que sus ramas den sombra ni que su fruto dé alimento”.

Esta parábola es igual al Mensaje que Dios da. Dios se comunica para que su Palabra dé fruto y quede raíz. Si mandan que se calle, es la Palabra de Dios enterrada.

Desperté, oí:

Si callas lo que Dios te dice, esta Palabra queda muerta para el hombre.

Muerta, enterrada y sin fruto.

Si la cundes, son ramas que dan cobijo, cobijo porque cobijo no tiene y cobijo de Dios quiere.

Y fruto del Tronco de Dios, fruto que coges y das fruto si tú no callas, y todos lo pueden probar.

Este Dios nunca hablaría
si el hombre callarlo pudiera.

No hubo a quien le hablara
y que por miedo callara.

Si callaron en primer tiempo,
después fue escándalo al silencio.

Silencio con vocerío,
y vocerío con silencio;
Amor de todos unidos,
y cada uno queriendo,
queriendo al Mismo Dios,
y este Dios a todos queriendo.

TERESA DE ÁVILA Y UNOS ESPÍRITUS DE SU GLORIA


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sábado, 10 de diciembre de 2011

Llantos sin remedio - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 282-283-284


En Sueño Profético hablaban de tener y dejar, y de desear por no tener. Decían:

Hay quien le da valor
a lo que valor no tiene.

Éstos son hombres
que aprendieron lo que vieron,
sin saber clasificar:
esto es malo y esto es bueno.

Hombres de pensar sin Dios,
por tener a Dios en desprecio,
por creer que Dios se fue
y que ya no sigue viendo.

El que tenga este pensar,
bien lejos vive del Cielo.

Hay cosas que ya las lloras
cuando no tienen remedio,
cuando el llanto ya no llega,
por estar oídos lejos.

Dijo una mujer:

Yo vi llantos de llorar
por haber tenido desprecio.

Despreciaron a Dios Hombre,
porque vieron a un Hombre Bueno.
Despreciaron a la Madre,
que fue nombrada del Cielo.
A José lo insultaban,
porque era carpintero.

¡Cuántos hablan de Dios
cuando no lo estaban viendo,
cuando se veían corrillos diciendo:
Yo ya no quiero esta vida,
sin ver ya más al Maestro!

¡Cuántos lloraban su llanto,
sin oírlos en el Cielo!

Toda mi familia estaba
en adoración al Maestro.

Mi padre no pasaba día
sin enterarse
dónde estaba el Maestro.

Y como la faena se achicara,
él iba en busca de sus Palabras.

Mi Madre con una prima,
que vivían como hermanas,
cogían a sus chiquillos
y a casa de María se encaminaban.

Cuando volvían,
ya seguía su faena.

Yo que era la mayor,
con los chiquillos jugaba,
y alegría vivíamos todos.

Cuando mataron la Carne
y el Cuerpo ya no lo vieron,
lloraban un llanto triste,
un llanto pero a sabiendas
que ya no oirían su Eco.

Desperté, oí:

Estos llantos eran tristes,
sin fuerza porque no amaron.

Eran llantos sin remedio,
porque no quisieron ser
amigos del Rey del Cielo.

Él ofrecía su Gloria
a cambio de un “sí, yo quiero”.

El hombre no quiso el bien,
porque al bien hay que quererlo
sólo por Amor a Dios,
y ya irás aprendiendo
lo del hombre o lo de Dios.

Lo del hombre hay que quererlo
como cosa temporal.

Y lo que es duradero,
poner en primer lugar.

Si no te enseñaron bien,
de mayor coge otra escuela,
cuando sepas distinguir
el valor de la moneda.

Porque no tiene disculpa
el que de mayor no aprenda.

Dios enseña con Amor,
para que todos comprendan.

Que tu llanto sea de Amor,
sin que medie la conciencia.


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viernes, 9 de diciembre de 2011

Copia del número uno y busca al número tres - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag.


En sueño Profético decía uno:

Yo un día vi y oí a tres hombres hablar y discutir. Uno hablaba del Amor a Dios y su Existencia; otro, de que no lo amaba; y el tercero, que qué haría para ser como el primero.

Dijo el que amaba:

Lástima me da el pensar
el que vive y no ama,
porque vivir sin amar,
tropezarás en el mundo
con mucha dificultad,
dificultad que tú pones
porque te falta el amar.

En cambio, si a Dios Lo tienes
presente en cualquier lugar,
no tendrás dificultades,
porque Dios te las quita ya,
una vez que tú Lo ames.

Dijo el que no Lo amaba:

Yo si no Lo amo es
porque yo le he "pedio"
muchas cosas en mi vida,
y ninguna me ha "concedio".

Parece vivo mejor
cuando nada yo le pido.
Así vivimos, sin Dios,
todos los amigos míos.

Ya salió hablando el tercero, y el que quería amar:

Pues yo, ya, en este momento,
no me retiro de ti;
y me tienes que ir riñendo
cuando veas que haga algo
que a Dios Lo vaya ofendiendo.

Siempre he vivido con personas
que de Dios nunca me han "hablao".
Pero ahora te repito
que no me voy de tu "lao".

¡Cuánto le pedía a Dios
que me acercara a su "lao"!

Desperté, oí:

¡Cuánto puede hacer al hombre,
aquél que mucho a Dios ama!

Este primero habló
con la fuerza del que ama,
que a “tos” les mete este Amor
con el fuego en sus palabras.

Los dos se hicieron un fuerte
de defender a este Dios.

Y al que a Dios ofendía,
pidió perdón a los dos,
y lágrimas le caían,
y también se convirtió.

Los tres se marcharon juntos,
hablando sólo de Dios.

Copia del número uno,
busca al número tres,
que si amas como éstos,
incrédulos no se ven.

Dios quiere que uno quiera
y a muchos enseñe a amar.

Pues amar sin enseñanza,
más bien puedes retirar.


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jueves, 8 de diciembre de 2011

No aceptes donde Dios habló, si hoy lo ves imposible - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 64-65-66


En Sueño Profético hablaban del stop que el hombre le pone al que lleva la Palabra de Aquí:

Esto es falta de Amor, falta de capacidad humana y falta de no querer saber de Aquí.

Dios siempre está en contacto con el hombre, pero con el hombre que Él quiere, no con el hombre que el hombre quiere.

Si Dios no estuviera siempre en el espíritu de algún hombre, muy pocos se salvarían.

El hombre, tiene que estar siempre su espíritu viniendo Aquí, y Dios en el hombre.

Todo lo que el hombre sabe de Aquí es por espíritus que son Aquí traídos y luego vuelven a la carne.

Una vez que la materia muere ahí, el espíritu viene Aquí, y da el Mensaje ahí si Dios lo manda, pero no puede hacer exhibición de Enseñanza delante de materia. Lleva Comunicación o Mensaje, pero sólo a una carne, puesto que es un arrobo. Este espíritu arrobado es para enseñar a los demás que Aquí no vinieron y que quieren ser salvados. Dios manda al Profesor y da Libertad al alumno. Revocar esta clase es renunciar a la Gloria de Dios.

Desperté, oí:

Quédate con la clase y renuncia a la Libertad.

No dudes de que Dios traiga Aquí a un espíritu para que te diga cómo vive Dios.

No aceptes donde Dios habló, si hoy lo ves imposible.

Este imposible dice mal con aceptar lo que otros dijeron.

Dios habló en el que amó tanto a Él, que cogió su Espíritu y lo entró en esa materia que Él permitió para dar testimonio de Él. Y hoy hace lo de ayer. Que Dios no tiene ayer. Este ayer no es de Dios, este ayer es del hombre. Dios es Hoy.

Si el hombre amara, vería a Dios con la facilidad que ve la noche.


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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Aprendías aunque fueras torpe - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 64-65-66


En Sueño Profético dijo uno de los Discípulos del Maestro:

Enseñaba con Palabras tan fáciles, que aprendías aunque fueras torpe. Él decía muchas veces:

“Si el que enseña, ama, y el que oye quiere amar, no puede la torpeza. Lo torpe es para la carne, pero el espíritu aprende igual. El espíritu de una carne que actúa con la máxima enseñanza del hombre, no aprende más que el rudo que igual ama. Si esto no fuera así, mi Enseñanza sería distinta, y veréis que mis Palabras son iguales para todos los hombres. Por eso quiero que aprendáis y que seáis confundidos con el que muchos llaman Maestro, que muchos no saben soy Dios”.

Aquel día estábamos todos delante, y uno dijo:

–Maestro, ayer me hicieron esa pregunta y no pude callar; les dije que Te conocieran, y que nunca más pondrían comparaciones ni podrían confundirse.

Pasaron tres días y buscaron al Maestro, por fin Lo conocen. Ya dice este que hablaba:

–Sigue tú, Pedro, que estabas delante cuando llegaron estos dos hombres con sus mujeres.

–Estaba yo hablando con el Maestro y unos segadores que nos pasaron al paso, y fue tal su exclamación cuando Lo vieron, que éstas fueron sus palabras:

–Anoche llamaste a mi marido cuando pasaste por la plaza con tres más –que estaba yo con él–, y nos dijiste el sitio para que Te conociéramos. Éstos Te están conociendo, pero yo Te conocí anoche, y mi marido.

Dijo el Maestro:

–Anoche no viste mi Carne, viste mi Espíritu para que hoy Me conocieras. Sé que Me buscabas para enseñar de Mí, de lo que mi Padre en Mí habla. Si amas, enseñas; y si el que te oye Me ama, aprende, porque mi Enseñanza no es para el rudo, no es para el culto, es para todos los hombres.

Desperté, oí:

Esta mujer tenía grandes ganas de conocer al Maestro.

Lo quería conocer para enseñar e ir diciendo: “El Maestro ya me ha dicho que enseñe de lo que aprenda”.

Quería que la buscaran
para ella ir cundiendo
cómo amar a este Dios
que Le decían Maestro.

Ella veía a los Discípulos,
algunos rudos y sabiendo.

Pensaba: “Si yo Lo oyera,
fijo que también yo aprendo.

Dios enseña a los Discípulos,
y el mundo sabe por ellos.

La Enseñanza de este Dios,
no tiene clase ni sexo.

Tan sólo pide el Amor,
para poder entenderlo.


***

martes, 6 de diciembre de 2011

Esta Gloria es el Padre y el Hijo - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 88-89


En Sueño Profético hablaban de la Gloria. Decían:

Ésta es la Gloria –yo me veía como soy, y ya no me veía–. Y esto es Dios: Poder sin que el hombre pueda llegar a este Poder, por no haber poder para Dios.

Ésta es Gloria de Dios y Gloria para el hombre, para el hombre sin materia, y ya su espíritu forma Voluntad de Dios, quedando en esta Gloria al ruego y servicio de Dios.

Esta explicación dada por Dios en un espíritu de su Gloria, no la entenderá el que no ame; y el que está en contra del Mando de Dios, le formará condena.

Esto hace sentir y oír el Poder de Dios. Este mismo Poder llena la inteligencia que transpone al hombre. Aprendiendo esta Enseñanza, puedes sentir Gloria y demostrar Poder Divino. Este Poder puede ser de varias formas demostrado: en la Sabiduría, en la humildad y en la constancia a la Palabra de Dios. La constancia es la medida que más Aquí se valora. Amor: alimento de la constancia; constancia, por no faltar el Amor.

Esta Gloria es el Padre y el Hijo, con el Espíritu de Dios. Aquí no vive la materia, por tener Libertad de Dios. Aquí sólo vive el espíritu que Libertad ahí dejó.

Desperté, oí:

Aquí son incontables para el hombre
los espíritus que hay.

Aquí todo es Dios.
Aquí todo es Dios Padre.

Aquí, ya la voluntad,
se la dejaste al Padre.

Porque Él mandó el espíritu,
y en nada hizo obligarte.

Ésta es la Gloria de Dios,
la que el hombre desmiente.
Ésta es la Gloria de Dios,
donde Dios está presente.

Ésta es la Gloria de Dios,
imposible para el hombre.


***

lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Qué costaría este Escrito si se vendiera a su precio? - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 69-70


En Sueño Profético hablaban del que enseña sin él haber aprendido, y del que oye sin comprender y luego cuenta lo que él ha comprendido; del que no cumple con Dios y se las da de cumplido. Hablaban de tantos temas, y ponían aclaraciones tan claras, que veías la Grandeza de Dios. Hablaban de hombres grandes que el hombre tiene en la Historia. Luego hablaban del hombre desconocido, que su grande saber le había servido siempre para desbaratar el mal, que sus inventos habían sido pedir a Dios por la Paz del hombre, pedir a Dios por el Perdón, pedir a Dios por el que vive sin llamarlo; también hablaban de Santos, de espíritu puros, de espíritus creados sólo para Vivir en la Gloria.

Decían:

Estos espíritus puros son Sustancia Divina de la primera Creación de Dios. Dios Padre crea su Mundo de espíritus puros, su Mundo de adoración a su Existencia.

Repetían:

Estas Enseñanzas no pueden quedar ocultas. Estos Escritos los leerán más los lejos que los cerca. Los lejos, con la ansiedad de oír la Voz del Cielo, leerán estas Palabras sirviéndoles de consuelo.

Desperté, oí:

¿Qué costaría este Escrito
si se vendiera a su precio?

Cada Palabra te dice
lo que dice Dios en el Cielo.

Cada Palabra que lees,
ya se descubre un misterio.

Si oyes la entonación,
es la Gloria con su eco.

No hay quien escriba palabras
dándote tanto respeto.

Que es respeto con Amor
de un Dios Vivo que te está viendo.

Que está viendo la injusticia,
por vivir en Tierra y Cielo.

Que el Vivir está en su Gloria,
y de allí sale la Vida:
Palabra Misericordia.

Si tuvieran que cobrar
el valor de estas Palabras,
se quedaban sin vender,
por no haber para pagarlas.


***

domingo, 4 de diciembre de 2011

Si a Dios Lo crees perdonando, créelo aún más hablando - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 56-57-58-59


En Sueño Profético hablaban de la Grandeza de Dios y de lo ruin que es el hombre con desmentírselo todo.

¡Si con palabras hablara
la Luna y el resplandor,
los mares y huracanes,
las tormentas y el ciclón
que se lleva a una ciudad!

Y porque Dios pone su Mano
y dice: ¡Quieto, ciclón!
Y deja que no tiemble la Tierra,
que tan sólo obedece a Dios,
y a la lluvia la arrincona
y dice: “Ahora la lluvia no”.
Y deja quietos los montes,
que son reliquias de Dios.

Pues aunque palabras no digan
todo esto, que esto es Dios,
hay veces que alguien oye
resonar con Voz de Dios.

Esto, a veces, lo oye
el que más insultó a Dios.

Pues si todo esto viera el hombre
lo fácil que es hacer Dios que desaparezca,
y nada volvieran a ver,
¿cómo diría: imposible,
esto Dios lo pueda hacer?

Si Él siempre está presente,
ve lo que tú no ves,
que tú ves lo que tu vista
quiere delante poner,
y veces de ver delante,
lo que delante de ti no esté.

¡Qué importancia tiene que diga
aquél que hable Dios en él:
“Me dice que no lo calle,
porque Dios se deja ver”,
aquél que aunque no Lo viera,
no dejaba de querer,
a este Dios que todos hablan
de Grandeza y de Poder,
pero que pocos Lo aman
como éste que lo ve,
que no sabía de su Gloria
y sí supo de querer!

Desperté, oí:

Si quieres saber si es Dios
el que mandó hacer los mares,
pregunta si hay hombre
que un momento el agua pare.

Todo lo que el hombre hace,
otro hombre lo deshace.

¡Es tan chico para Dios
que Lo vea aquel que ame
y además que Lo buscó!

Lo buscó y se Lo encuentra
más fácil que el huracán,
la nube en la tormenta,
la noche y la claridad.

Y si piensas un momento,
que no puedes respirar,
y se te acaba la vida,
y a Dios tienes que llamar,
es más fácil que Lo veas
cuando Lo llames amándolo,
que cuando hiciste pecados
y Lo llamaste con llantos.

Pues aquí, ya, te perdona.

¿Se puede saber por qué
el creer que te perdona
y desmentirle a aquel
que habla en su persona?

Si a Dios Lo crees perdonando,
créelo aún más hablando.


***

sábado, 3 de diciembre de 2011

Centenares de comparaciones - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 61-62-63


En Sueño Profético decían:

Esto son comparaciones para que queden escritas:

Si Dios no habla en el Lugar,
esta vida jamás hará.

Tú no te guíes de aquél
que dice: “mentira es”.

Si la buscas y la encuentras
siempre a servirte dispuesta,
retira tu duda ya,
pues si dudas de que es hielo,
arrima la barra al fuego,
y el fuego te lo dirá.

Pues aquí ves la actuación
de sufrir y caminar.

La palmera es la palmera,
sin poderla comparar
con la mata de la hierba,
que la pisas al pasar.

Todo son comparaciones
fáciles de comprobar.

El gigante y el enano,
la aldea y la ciudad,
la pena y la alegría,
la lluvia, la sequedad,
la llanura, la montaña,
el ir y venir acá,
el niño con el anciano,
el día, la oscuridad,
el barro, la polvareda,
el oro con el metal,
los juegos que hacen los niños,
escondiéndose a tirar,
como ven en los mayores,
pero en guerra de verdad.
Los de arriba juegan sólo,
y éstos mueren a “bandás”.

Todas estas diferencias
tiene el hombre que notar,
sin que nadie le desmienta,
diciendo “esto no es verdad”,
porque todo está a la vista
y se puede comparar.

Pues más claro se ve esto
en la forma de actuar.

Despierta, oí:

Yo tendría centenares de comparaciones
para poderte dictar.

Yo le diría al hombre,
que todo es falta de amar.

No hay sufrir mayor,
que te traigan a esta Gloria
y el hombre diga que no.

Dice que no, sin razones;
dice que no, por decir;
dice que no, porque dicen
que no hay que decir sí.

Antes de decir no,
piensa que Dios está Aquí,
y que el “no” es para Él,
lo mismo que es el “sí”.

Es un deber ante Dios,
quien viene a poner la guerra,
poner la Paz.

Y es no cumplir su Mandato,
llevar la guerra a la Paz.


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viernes, 2 de diciembre de 2011

Este sitio lo pisó, y él me sacó a mí - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 56-57-58


En Sueño Profético decían:

El que mucho haya pecado y ya no peque, éste busca donde haya pecadores. Es que te sientes un bienestar de ver que no pecas ya, que quieres que nadie peque.

Yo iba siempre en la busca del que estaba haciendo vida que a Dios no agrada, porque el grande pecador empieza primero por enfadar a Dios, haciendo lo que Dios no manda, y ya se va retirando de Dios, cogiendo fuerza el pecado y siendo más pecador.

Voy a contar lo que un día delante de mí pasó. Esto no fue coincidencia, esto lo busqué yo:

Uno que me conocía me dijo: “Tú, Agustín, ¿quieres venir conmigo a un sitio que yo frecuento y que se reúnen hombres y mujeres grandes pecadores? Yo soy igual que ellos, pero te oigo a ti hablar y me entra un remordimiento que yo no puedo explicar, que voy donde los pecados manan, y allí no me hallo ya”.

Contestó contento Agustín: “¿Que tú crees que si voy, puede que a ellos les pase como a ti? Pues vas a ver allí milagros”.

Partió Agustín al sitio que el pecador le indicó, y esta fue su entrada:

No creáis que yo vengo equivocado,
yo vengo a hablaros de mí,
de mis pecados,
de lo mucho que pequé
antes de amar como amo.

Y fue tiempo que perdí,
tiempo que jamás ya hallo.

Por eso, al enterarme
que aquí hacían pecados,
ya no podía vivir,
hasta venir a buscaros.

Decidme si en esta vida
estáis asegurados,
para no pasar a la otra
y os juzguen los pecados.

Se acercaron a mí,
y todos parados quedaron.

Desperté, oí:

¡Qué tiene este hombre hablando,
hablándonos del pecado!
Pues yo aquí ya no vuelvo,
"pa" cuando sea juzgado
vean mi arrepentimiento
cuando del Cielo me hablaron.

Y yo también me retiro,
con tanto como pequé,
y ya será mi descanso
pidiendo perdón a Él.

Pidiendo perdón y dando
gracias al que vino aquí,
que este sitio lo pisó,
y él me sacó a mí.

Me sacó de hacerle daño
al Dios que sufre por mí,
por mí y por el que peca
y no pueda Aquí venir.

Agustín mucho pecó,
y remedió su pecar,
viviendo sólo “pa” Dios.


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jueves, 1 de diciembre de 2011

El tratante de ganado - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 52-53-54


En Sueño Profético hablaban los Discípulos de Jesús, Dios Hombre.

Dijo Andrés:

El hombre que ama, conoce la Palabra de Dios. Esto es lo que el Maestro siempre nos decía:

“Conoceréis al que más ame, por el que más crea mis Palabras.
Conoceréis al que más quiere a mi Padre, por el que más busque a su Hijo. Estará conmigo el que no esté en contra de mis Palabras. El que no acepte que soy Dios, nunca creyó en mi Padre, ni sus Palabras oyó. Conoceréis el Amor por la impaciencia de saber de Mí, por la Paz que notéis y por la caridad que den”.


Otro dijo:

Un grande pasaje aquí dicto: “Ocho íbamos con el Maestro, y tres se acercaron a nosotros con caras de espíritus de Dios”. Uno dijo:

–¿Vosotros sois los que vais predicando lo que os enseña el Hijo del Hombre?

Fue Juan a señalar al Maestro y el Maestro no lo dejó.

–Las palabras que me han dicho no pueden ser nada más que de Dios. Yo que acostumbrado estoy a oír al hombre hablar de Dios Padre, sé que esas Palabras no son iguales a las del hombre; las palabras del hombre son medidas, dichas en bien, dichas en mal; las Palabras de Dios son sin medir, son duras, dulces, son suaves, son Palabras inexplicables, Palabras con tanta Fuerza que te resultan suaves.

Estando él sólo hablando y hasta el Maestro en silencio, salió del grupo este Dios, que de Hombre estaban viendo:

–Yo soy el que enseño a mis Discípulos, para que mis Discípulos enseñen. He dejado tu predicación para que ellos vean el fruto de su trabajo, y tú quedas con mis Palabras para enseñar como ellos.

Desperté, oí:

Este tratante de ganado, conocía bien las palabras del hombre y notaba cuando eran de Dios.

Las del hombre eran falsas,
y seguras las de Dios.

Cuando alguien le decía,
“esto me lo ha dicho Dios”,
dice que un brinco dentro
le soltaba el corazón.

Cuando a Dios lo vio delante,
viendo al Hombre y viendo a Dios,
le hizo una reverencia,
que en reverencia quedó.

Le dio el don de palabras,
por conocer lo de Dios.

El Amor te sirve siempre
para saber si es de Dios.


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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Yo quise buscar a Dios, y Dios salió en busca mía - Libro 6 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 84-85-86-87


En Sueño Profético decían:

“Yo quise buscar a Dios, y Dios salió en busca mía”.

Un día, cuando el sufrimiento ya no tenía cabida en mí –pues de tres hijos que tenía, el mayor a Dios no amaba; no amaba y a los dos menores, cuando veía que entraban en la Iglesia, los sacaba. Este mayor tenía veinte años y, los otros dos, catorce y trece. El padre murió cuando el pequeño no contaba aún dos años. Yo trabajaba en el campo, y así ganaba para ellos. Pero este hijo mayor me dio muchos sufrimientos. Yo no quería olvidar lo que el padre murió diciendo: “¡Que cuidéis de vuestra madre, que por ella voy al Cielo!”. Y es que siempre estaba en ruego, en su larga enfermedad, para que yo no culpara, a este Dios, de su mal. Mis ruegos, a Dios llegaron, y él me animaba a mí, y él tenía el daño. Cuando le daba el dolor, su rostro no lo decía, para que no sufriera yo. Todo es sufrir de muerte, cuando el sufrir es sufrir, pero ya lo de mi hijo, no era sufrir, era morir–. Una noche, aún no de noche, y cuando a mi casa venía, me emparejé con mi hijo, que contento y apenado venía: “Vengo contento por ti, y apenado por el tiempo que tanto te he hecho sufrir. He visto a Dios en la arboleda, y te lo voy a describir: “Venía yo por la carretera, y de pronto se quitaban los árboles, y en cada árbol quedaba un cirio. Viendo yo la luz arder, quise que tú también la vieras, y prendí este papel. Cual sería mi sorpresa, cuando el papel, quemado no estaba, y la arboleda estaba toda señalada, señalada y un camino que Dios se veía de espaldas.

Desperté, oí:

Madre e hijo besaban,
los dos con gran ansiedad,
el papel, la arboleda,
que esto era a Dios besar.

A Dios vio en la enfermedad,
porque a Dios amaba ya.

Para su hijo a Dios llamó,
y en la arboleda lo vio.

Lo vio y le llevó la prueba,
para que su madre la viera.

Los tres hijos entraban ya,
a la Iglesia, con la madre a rezar.

La madre mandó al padre al Cielo,
y el padre pidió por ellos.


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martes, 29 de noviembre de 2011

El que quiere la besa, y el que quiere la desprecia - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I


En Sueño Profético hablaban de callar la Palabra de Dios:

Debería el hombre hacer un estudio de cómo es Dios. Debería el hombre estudiar si hay otro Mundo espiritual, y si Allí habita Dios. Una vez hecho este estudio, coger escritos de hombres que vivieron con materia y Dios se comunicó a ellos.

Ya viene la parte honrada si das la contestación. Ésta es pregunta que Dios manda al hombre: ¿Dónde Dios habló y mandó que el Mensaje quedara en silencio?

No hay hombre que presente un escrito
en el que Dios le diga que calle.

Todos fueron maltratados
por los hombres cobardes
que temen oír a Dios.

Al revés que el del Mensaje,
que su actuación es valiente,
como es el Sol y el aire.

Todos tuvieron martirio,
que le dieron los cobardes,
los que sí hablan de Dios,
pero que de Dios nadie hable.

Dijo uno:

Los dos mundos están unidos,
y juntos no los ve nadie,
porque el hombre quiere el mundo,
y tener a Dios aparte.

Los que los dos mundos ven,
son por a Dios mucho amarle,
y Dios ya se comunica
y les manda su Mensaje.

¿Cómo puede el hombre ver,
que esta unión de Dios,
con el hombre sea,
temiéndole Dios al hombre?

La Palabra de Dios dicha Aquí,
tiene que ser para todos los hombres.
El que quiere, la besa;
y el que quiere, la desprecia.

El cobarde insulta al valiente,
y el valiente sigue llevando el Mensaje,
como el sol lleva los rayos,
como la fuerza del aire,
como Dios Dueño de todo,
y consintiendo cobardes.

Desperté, oí:

Que conteste el hombre honrado
a la pregunta de Dios.

Que presente los escritos
del silencio que Aquí se dio.

El hombre no quiere a Dios,
por saber que es Poderoso.

Es ignorancia a sabiendas
que Aquí Dios los juzgará.

Porque ya esta ignorancia
es convertida en maldad.

A todos los que Dios les habló,
el hombre quiso matarlos.

Luego, Dios se hizo Hombre,
y también Lo mata el hombre.

Según teoría del hombre,
debió guardar silencio,
aunque era Dios de Hombre.

Es falta de inteligencia,
dominando la soberbia.

¡Hombres necios de la Tierra,
que sabéis que Dios es Dios,
y le formáis la guerra!


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lunes, 28 de noviembre de 2011

"Los que peor veían, tenían más privilegio" - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 56-57-58


En Sueño Profético hablaban de Dios Hijo, pero no de una misma cosa.

Ya dijo uno:

Somos los Discípulos de Jesús, el Salvador del que quiere ser salvado, y referimos un hecho para que sea ahí contado. Es dicho por sus Discípulos, pero Dios nos está mandando. A uno sólo se oye y a veces alguno afirma el caso. Este que hablaba, se juntaban sus palabras con las que estaba pensando, y siempre era el mismo y ninguno intentaba cortarlo. Éste ya es el referir:

Iba el Maestro a predicar a una casa de gente bien acomodada, porque disponía de unos patios bastantes grandes, que estaban amurallados en forma de palacio, rematando la muralla con unas torretas a las que podía subirse por un torreón con escalera, que aquello lo sabía el dueño, quien sin dar extrañeza guardaba la llave. Se la pidió uno de los criados, y cuando llegó el Maestro, era a todo el rededor del patio, la muralla cubierta de hombres sentados en espera de sus Palabras. Llegó el Maestro, y todos los que estaban sentados en los bancos se pusieron de pie, y los que estaban arriba en el final de la muralla, se pusieron de rodillas. Fue la primera mirada del Maestro al Cielo, y dijo:

“Yo aquí no puedo predicar para enseñar, porque no hay Amor de hermanos. Si todos los que están en la muralla entran en el patio y se reparten el sitio con Amor de padre e hijo, ya quedáis todos igual para mi Padre, pero así quedan ellos más preferidos, y Yo tengo que enseñar al que no sabe. Una vez que aprendáis, ya es cumplir mis Palabras, pero con Libertad. –Y siguió diciendo–: El dueño es el único que es igual para mi Padre, porque ya no puede dar más sitio y da la llave. Pero todos los que estáis sentados, debéis de quitar los bancos y que ellos se bajen, o abrir el portalón, y todos, en el campo, oírme a Mí diciendo: “Éste es el Padre”.

Desperté, oí:

Todos se salieron fuera,
y los de la muralla
bajaron al suelo.

Quedaban los preferidos,
porque quedaban en medio.

En medio del gran Poder,
por el Amor que subieron
al filo del murallón.

Por encima de la cabeza
estaba Dios Padre en ellos.

Y debajo estaba el Hijo,
con su mirada hacia ellos.

Los que peor veían,
tenían más privilegio.

Y Dios tenía que enseñar
para que fueran aprendiendo.

Ya todos, de pie en el campo,
de rodillas comprendieron.

Que la enseñanza sirve
con el ejemplo primero.


***

domingo, 27 de noviembre de 2011

Dios de Poder y Paciencia - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 12-13-14


En Sueño Profético yo decía: “Éste es Dios”.

Esto lo dije sin verme yo de carne, y un Hombre, delante de mí, me quitaba la Visión para ver otra cosa cualquiera. Este Hombre estaba de espaldas, con una túnica de color entre el blanco y el crudo, y la tela daba sensación de Grandeza, de Poder, de reverenciarla, aunque no hubiera revestido a Dios. Esta Figura se agrandaba tanto, que te daba seguridad de firmeza, seguridad de dueño sin dueño, de dueño que no quiere decir “yo soy el dueño”, de dueño que con suavidad destruye, y que con fuerza perdona.

Todas estas Palabras, Dios hacía que ella sintiera, para que luego las recordara en el momento del Dictado. Dios le hace que participe en esta Inteligencia sin materia, y ya sus Palabras son de Dios a su espíritu.

Dijo uno:

Gran estudio tiene este Dictado, y gran Verdad se ve al leer. No hay hombre que hable de Gloria dando estos datos, si Dios no lo lleva y Dios no le dicta. En este arrobo, Dios diviniza la materia y deja al espíritu sin materia, deja al espíritu limpio para entrar en su Gloria, y Él coge Carne y ropa, para la vista del arrobado. Dios que quita materia para vivir en su Gloria; Dios que se hace Hombre para que el hombre Lo vea.

Desperté, oí:

Dios hace el arrobo
como premio al hombre.

Y el hombre no oye la Voz,
y del arrobado se esconde.

Dios de Poder y Paciencia,
por no agrandar el Infierno.

No merecen que la tierra
les produzca el sustento.

No merecen que la Gloria
esté en ruegos por ellos.

Por ellos, porque son más
los que desprecian el Cielo.

Debía estar llorando
el mundo sin desconsuelo,
de ver cómo ama Dios,
y el hombre darle desprecio.


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sábado, 26 de noviembre de 2011

Con firmeza hablaba - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 165-166


En Sueño Profético decían:

No hay más verdad que Dios habla, cuando observes que no falta firmeza, constancia y decisión. Todos pecaron, según el que no ama, por falta de obediencia. Todos se enfrentaron con el que no quería que fuera verdad, con el que quería él ser el Elegido, con el que nunca Dios le hubiera hablado. Dios no puede hablarle al que Le exige, al que Le manda, al que cree y no ama, al que no vive en el Prójimo, al que persigue su Palabra.

Dijo uno:

En esto se ven los Elegidos por Dios: en que el hombre no los aparta de su camino.

Yo vi varias veces hablar a Catalina de Siena, y no hay quien hable con esa autoridad de La Gloria de Dios, si no es el mismo Dios hablando. Llegó hasta decir palabras que no veías mujer, veías a un hombre fuerte que dicta a un pueblo honrado, que da palabras seguras, pero que si el pueblo no acepta, él se lleva sus palabras, pero sin cambiarles letra, seguro de lo que habla. Ésta era Catalina de Siena, porque Dios en ella hablaba. Cuando tenía que rectificar porque el hombre lo mandaba, antes de rectificar, más fuerza Dios le mandaba, y quedaban sus palabras como quedan las murallas, aún más fuertes quedaban. En esto se ve verdad, a todo aquél que Dios le habla.

Desperté, oí:

No es sólo Catalina
la que con firmeza hablaba.

Ésta que yo cito Aquí,
fue que yo oí su habla.

Si repasan sus Escritos,
los mismos que ella dejara,
verán que no era ella,
por afirmar las palabras.

Ya se podía enfrentar
con hombres de resonancia,
pero lo que decía su boca,
que Dios Palabras le daba,
ella no cambiaba una
sin quedar desmoralizada.

Esta es la observación
que admite el que Dios le habla.

CATALINA DE SIENA


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viernes, 25 de noviembre de 2011

Gran Confianza - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag.


En Sueño Profético hablaban de la Confianza en Dios. Decían:

El Amor te da la Confianza. Mucho amar a Dios: mucha Confianza en Dios. Si tú Lo amas como Dios, Él hará que tú confíes en Él.

¿Cómo dejar el dueño del horno al hijo sin pan, cuando este hijo al padre quiera, no por padre y sí por amor? Siempre este hijo estará en comunicación con este padre, que dio amor y él albergó.

Dios da Amor, y si tú lo albergas, ya tienes la Confianza.

Dios no deja a los suyos, busca al que no Lo conoce, y no obliga al que no Lo quiere.

El Amor a Dios hace que te despreocupes de la preocupación que a la mayoría tiene preocupados.

El hombre no se ocupa de amar, por falta que este Amor le haga. Y Dios no deja al hombre, por ver si el hombre ama.

A Dios siempre se Le ve “El Dios”, el Dios que el hombre no ama.

Desperté, oí:

Cuando Dios no hace de Dios,
es cuando el hombre Lo llama,
Lo llama para ofenderlo,
y Dios entonces lo aparta.

Si Dios hiciera de Dios,
el mundo entero lloraba,
cuando viera que este Dios
con pena los castigaba.

La Confianza en Dios,
nadie te la puede dar,
tan sólo la da el Amor,
cuando es Amor de verdad.

Todo el que dice, ¡Dios mío,
espero Misericordia!,
antes de decir ¡Dios mío!,
ya tiene sitio en la Gloria.

Ama a Dios sin descansar,
que esto ya es confiar.

Gran Confianza tendrás
cuando ames de verdad.


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jueves, 24 de noviembre de 2011

Practica el Primer Mandamiento - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 181-182-183


En Sueño Profético decían:

Hay quien ama tan poco a Dios, que peca viendo hacer el bien.

Hay quien entiende tan poco de cómo es Dios, que dice que Lo ama y desprecia lo que Él manda que haga.

Dijo uno:

Si se fuera haciendo un examen del que cumple los Mandamientos que Dios mandó, pocos “síes” se pondrían, si este examen lo hiciera Dios.

El Amor a Dios, el que verdaderamente Lo ama, con facilidad lo ejerce.

El que vive sus Mandamientos no puede ver mal hecho nada de lo que haga el que ama.

El que el bien lo vea mal, él no hace el bien.

El que no reverencie el Lugar que Dios habita, todas sus reverencias serán falsas.

No hay Lugar que Dios habite que, sin ver su Imagen, no veas su actuación.

Si Dios visita un Lugar, si tú amas, ves su Vivienda.

Dios no consentiría que un Lugar dijera: “He visto la Gloria” –siendo para enseñar–, sin ser arrobado, porque nunca sería la Enseñanza con Verdad de esta Gloria.

Dios, a su Vivienda, le pone el rótulo de la Acción Divina y la sella con su Constancia Eterna.

Todo el que a Dios ame, conocerá su Vivienda.

Desperté, oí:

¡Cómo te empieza el Mensaje, con el que ama, y no ama!

¡Qué cierto que pocos cumplen los Mandamientos de Dios!

Y también es cierto esto: el coraje que le toma el que no ama, al Instrumento.

Todo es falta de amar,
y viven sin conocerlo.

Todo es falta de hacer
lo que a éste le están viendo.

Todo es por desconocer
lo del Primer Mandamiento.

No peques viendo hacer bien,
que puedes ir al Infierno.

Si de los Diez Mandamientos,
no practicas el Primero,
¿cómo te van a creer
cuando digas: “Yo soy bueno”?

Practica el número uno,
y entonces pones el cero.


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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mensaje Leido por Ana García de Cuenca


Aquí os dejo el video que fue proyectado en la última Reunión de la Fundación Ana García de Cuenca. En él, aparecen imágenes en video de distintas Presentaciones de Libros a las que Ana asistió, y el sonido ha sido extraido de un antiguo magnetoscopio donde fue grabado un Mensaje dictado por ella.

La indiferencia sale del espíritu - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 12-13


En Sueño Profético decían:

El que más quiere a Dios, más busca al Profeta, más lo obedece y más lo sigue. Busca al Profeta para saber de Dios y más lo obedece para tener a Dios contento; y más lo sigue para prestarle ayuda y aprender al máximo del Profeta.

El que al Profeta tiene cerca y su distancia vive lejos, éste no tiene disculpa ni para los vivos ni para los muertos –esta palabra mal interpretada ahí–.

Cuando a Dios amas y en Él todo confías, no te puede ser el Profeta indiferente.

El que ama a Dios, busca al Profeta como el pez al agua. El que a Dios buscaba, a Dios amaba.

Desperté, oí:

Y el que a Dios no quería, a Dios ofendía.

No hay amor profundo que voluntario tú busques la separación.

El que más busca, más ama, y el que menos quiere, más ofende.

La indiferencia sale del espíritu.

Si el espíritu es de Dios, no puede vivir en indiferencia.

Si admitieron el martirio fue por Amor al Maestro. Y el que daba el martirio, por fuerza era fariseo.

Nosotros los Once, con propiedad te hablamos de esto.


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martes, 22 de noviembre de 2011

La belleza me quería quitar - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 131-132


En Sueño Profético hablaban del pecado que se hizo porque te llevó el que estaba pecando, o el pecado que tú haces porque tú quieres pecado:

Esto es pecado, sin duda, pecado por no haber amado; Aquí refiere al primero del pecado.

Ya hablamos del segundo, el que hace los pecados sabiendo que Dios podía mandar su cuerpo a enterrar, sin que nadie más lo viera, ni sepultura poderle dar.

Dijo Magdalena:

¡Hay tantas formas de pecar! Pero yo sí aseguro, que pecar y pecar, es por no amar a Dios; lo mismo que pensar fecha para quitarte de pecar, esto no es amar.

Yo pequé porque no amé. Pero el día que sentí la Palabras de este Dios viviendo en suelo, no miré mi juventud, la adoración que los hombres me hacían, ni el dinero. Más de uno llegó a decirme: “Magdalena, deja unos años pasar, si aunque quieras ya ser buena, ya jamás lo serás. ¡Acaba tu gran hermosura! ¡Y a la vejez, bien está!”.

Yo me mordía los labios, y la belleza me quería quitar, y delante de mí tenía al Maestro nada más; al Maestro y a sus Palabras. Y al pensar en lo que había hecho, odio tenía a mi cuerpo, que a tantos hice pecar. Si yo hubiera sentido a Dios, no me sujeta la edad.

Desperté, oí:

Magdalena era joven
cuando dejó de pecar.

Bien dice que aquél que espera,
es por no sentir el Amor.

Decía uno pensando,
porque vivía en el pensar:
Si piensas arrepentirte
cuando llegue la vejez,
no pierdas tiempo pensando
que Dios no te da vejez.

Porque viviendo pensando:
“Yo peco y me quitaré”,
haces pecado más grande
que el que peca hasta la vejez.

Dios te perdona el pecado,
sin que lo nombres a Él.

La Magdalena lo dice,
que pecó sin conocer.


***

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sacrificio, alegría y pena - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I


En Sueño Profético hablaban del sacrificio, de la alegría y la pena. Decían:

“El sacrificio existe donde falta el amor, donde el deber te obliga, donde tienes que cumplir unos mandatos que el hombre te ha impuesto y que tú haces sin amor, y entonces ya es sacrificio”.

Otro dijo:

“En las cosas de Dios no hay sacrificio, hay Amor, y ya el sacrificio lo conviertes en alegría, en alegría con gozo”.

Éste mismo dijo:

“Había una mujer en un pueblo de Samaria, que todo el mundo la conocía por “La mujer que a las cinco se levanta”. Este sobrenombre tenía esta mujer. Contaba, que si a ella la obligaran a no levantarse a esa hora, sería el sacrificio más grande de su vida. Contaba, que a esa hora rezaba y que sentía a Dios más cerca que en todo el resto del día; que su habitación la veía muchas madrugadas con Luz de Gloria; que una alegría y gozo la despertaba. Aquí era gozo para ella, sacrificio para otros”.

Seguía el mismo diciendo:

“La pena se va pronto donde hay Amor Divino. La pena entra y pronto es rechazada por el Amor. Dios no da penas, Dios no da sacrificio cuando tú seas de Dios”.

Desperté, oí:

Esta mujer madrugaba
y no era sacrificio.

Estaba tan elevada
su oración sin sacrificio,
que Dios mismo la llamaba.

Hijos pequeños tenía,
y ni se les despertaban.

Alegría iba dando
cuando amanecía el día.
Cuando la veían pasar,
de boca en boca se oía:
“¡A las cinco se levanta,
y siempre con alegría!”.

¡Cuánto tiene que amar a Dios
para hacer siempre esta vida!

Es sin duda elevación
lo que el grande Amor te obliga
a que hagas oración.

Pues si haces sacrificio,
es un cumplido con Dios.


***

domingo, 20 de noviembre de 2011

“Aprended y enseñad, pero con Amor”. - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 41-42-43


En Sueño Profético decían:

¡Cuánto repetía el Maestro estas Palabras!:

“Aprended a enseñar a vuestro espíritu, para que continuéis luego conmigo en la Gloria de Dios Padre cuando ya no Me veáis de Dios Hijo”.

“Luego no tendréis a quien preguntar que os responda como el propio Dios, como Yo que soy el que enseño y seguiré enseñando después de mi Resurrección. Para que siga el hombre aprendiendo, también vengo al hombre, ya sin Carne, pero mi misma Palabra”.

“Aprended con Amor y con deseo de saber más de mi Gloria. Si enseñáis no amando, cada vez irá con menos fuerza la Enseñanza. Si hay Amor, no tendrá final el enseñar y el aprender. Aprended que vuestras preguntas sean a lo que habéis aprendido. Aprended de Dios Hombre, ya que mi Padre ha dado el Premio al que pueda verme de Carne”.


Dijo uno:

Después de oír a Él, no nos detenía nadie que quisiera hablarnos del Cielo. Después de oír su Palabra, no había palabra que tú obedecieras. Después de ver su Presencia, ¿a qué hombre comparabas, por bueno que ahí fuera en la Tierra? Si Él, tan sólo mirarlo, te daba alegría, pena, te daba aquella Enseñanza para el que aprender quisiera.

Desperté, oí:

Esta es la descripción de ver a este Dios de Carne:

Alegría sin igual, de ver que Dios bajó del Cielo a la Tierra a perdonar.

Y pena, cuando oías las ofensas al pasar.

Esta era la más pena, cuando oías decir:

¡Dice que es Rey del Cielo, y que su Padre vive en Él...!

¡Que le den muerte de cruz!

¡Ya se están sorteando sus ropas!

Esto, no podía oírlo el que Lo amaba.

Y no podía contestar por el aprieto de garganta, que la pena te apretaba.

Luego, después de ver la Cruz sin Maestro, recordábamos sus Palabras:

“Aprended y enseñad, pero con Amor”.

Si falta el amar, muere la Enseñanza.


***

sábado, 19 de noviembre de 2011

Seis Santos - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 202-203-204


En Sueño Profético contaban un Hecho de la Vida de Jesús, el Salvador de los hombres. Decían:

Yendo un día el Maestro con todos sus Discípulos, se acercaron unas mujeres que descendían de Corinto, y Le hicieron esta pregunta:

–¿Todos éstos aceptan con obediencia lo que Tú les mandas día por día, o Te siguen por seguirte?

Quedó el Maestro parado, y todos sus Discípulos, con ansías de oír a su Maestro, que después era Enseñanza para ellos. Ya son éstas sus Palabras:

–Si mis Discípulos no Me aman, aunque supieran que Yo soy Dios del Cielo, no Me siguen. Ellos aman, y ya el Amor les hace comprender mis mandatos. Tú no sigues a tu marido ni lo obedeces porque no lo amas –a sabiendas de que es tu marido–, y vas buscando que te acompañe el pecado, porque tú, pecado vas buscando.

Se fueron las amigas llorando con paso más bien lento, porque lo que habían oído al Maestro era dicho para las cuatro, ya que todas tenían al marido como instrumento para engalanar al pecado. Los defectos, aumentados, ellas los ponían como sufrir sin remedio, con lágrimas de pecado. La que sola se quedó con el Maestro y sus Discípulos, siguió oyendo al Maestro, que le decía sentencias, y al final la retiró con su Mano. Otra vez dijo este Dios:

–¡Vete, pecadora, pero de pecados graves, de pecados de que más pequen!

Y siguieron todos obedientes al Maestro, sin volver la cara, que ella quedó relatando con súplica que el Maestro no escuchó.

Desperté, oí:

Parece algo extraño que el Maestro no volviera cuando se oía llorar.

No era llanto arrepentido. Y Dios la quiso dejar hasta que fuera al sitio donde la esperaban ya las tres casadas que iban antes de esto terminar.

Cuando fue al sitio pecador
–esta casa de pecado–,
ella sola se encontró.

Las tres contaron el relato,
y la cita terminó
en convertirse en seis santos.

Ella quedó en el desprecio,
porque albergaba pecado.

Fue en busca de los Discípulos,
que ya hacía días
que los estaba buscando.

El Maestro lo sabía,
y Él quería presentarlos.

Ninguno cruzó palabra,
porque sentían pecado.


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viernes, 18 de noviembre de 2011

Auténtica Doctrina de Cristo - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 97


En Sueño Profético decían:

En lo material, tu obra es ésta: consuelas al afligido, vistes al desnudo, das de comer al hambriento. ¿Pueden decirte que no practicas la auténtica Doctrina de Cristo?

Si Dios perdona a los pecadores, ¿por qué no premiar a los que cumplen sus mandatos? Y este premio se entiende que es de su Reino.

Tus Escritos, afirma valientemente no los verán en ningún libro hecho por el hombre. Verán su Palabra, pero no estos Textos.

Dije: ¡Qué mal escribo!

Desperté, oí:

Tus faltas podrían ser de momento eliminadas, pero hay que destacar la Sabiduría espiritual con la terrenal.

Tú tienes que pedir indiferencia a lo terrenal y desatino a lo espiritual.


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jueves, 17 de noviembre de 2011

¿De qué sirve el Evangelio si tienes a Dios por Muerto? - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 51-52


En Sueño Profético decían:

Por falta de Amor no es comprendido el Mensaje. Si todos amaran, no había duda que esto fuera dicho Aquí. Siempre que Dios quiere hablarle al hombre Aquí, en su Gloria, hay grandes ofensas a Dios, hay persecuciones, hay insultos para el Portavoz, hay negación a reconocer que Dios habla en el Lugar que Dios ha querido que adoren la escucha del Mensaje por ser Instrumento sin defecto a la vista del hombre.

Dijo uno:

Dios presenta el Lugar sin trabucación para el hombre, y les deja ver el fruto. Si el fruto es bueno, el árbol es sano. Si el fruto es bueno, ¿por qué querer apedrear el árbol? Siempre que Dios elige para enseñar de la Vida Eterna, deja ver la Verdad. Si no fuera así, no se ofendía a Dios. Si el Lugar que Dios sale su Palabra no cumpliera el Evangelio con Amor, con ansiedad y con constancia, dejaba sitio para la duda, y Dios no era Dios.

Quede escrito y publicado, que vivir en el Prójimo espiritual y material, siempre con deseos tan sólo de llevar Paz, vestir al desnudo y alimentar al hambriento, esto es Dios su Palabra actuando en acción y resonancia. El que viva así, no necesita estudiar para que vean a Dios ir y venir en su vida.

Otro dijo:

Para que el hombre aceptara que Dios dictaba estos Dictados que quisiera el hombre ver, Aquí se da la respuesta: es respuesta sin amar a Dios, es respuesta desafiando a Dios, es respuesta de hombre ciego que no ama a Dios.

Desperté, oí:

¡Cuánto mal hace el hombre
con no aceptar la Palabra
que Dios dice en otro hombre!

¿De qué sirve el Evangelio
si tienes a Dios por Muerto?

¿De qué sirve tu creencia
si Le niegas su Existencia?

Piensa en el fruto del árbol,
y tendrás siempre presente:
“Aquí fijo no hay engaño”.

Este presente te hará
que vayas tu mal borrando.


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miércoles, 16 de noviembre de 2011

El pensar de la Tierra, la tierra lo enterrará - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 67-68


En Sueño Profético decían:

Si el hombre pensara
para qué Lo quiere Dios,
moriría de sufrimiento.

Si el hombre pensara
el mal que Le hace a Dios,
le ahogaría el remordimiento.

Si el hombre copiara
al que Ama a Dios,
Lo tenía contento.

Si el hombre pensara:
¿para qué me quiere dar la Gloria,
si yo a la Gloria nada llevo?

Debía el hombre, cuando piensa
sin acordarse del Cielo,
pasar la mano en la frente
y decir: ¿No estaré bueno?
¿Cómo puedo vivir vida,
sin acordarme del Cielo?
¿Cómo no puedo pensar,
si Dios siempre me recuerda:
“Yo dejo la Libertad,
porque no sería Dios
teniendo un sitio nada más”?


Si el hombre pensara,
cuando se pone a pensar,
que puede acabar su vida
antes que acabe el pensar...

El hombre cree que Dios
vive en sitio tan allá,
que él maneja su vida
sin importarle Dios “na”.

El hombre que piensa en Dios,
ya se le acabó el pensar
en las cosas de la Tierra,
por él no necesitar
lo que acaba antes que empieza.

Desperté, oí:

El hombre que ama a Dios,
sufre si algún hombre piensa
en lo que Dios no mandó.

El hombre que piensa bien
y le sirve su pensar,
es el que dice: ¡Dios mío!
yo no dejo de pensar,
para que Tú nunca digas,
lo voy a perdonar.

Piensa, siempre que te pongas
un momento a pensar,
que Dios siempre Lo que enseña
es para poder Salvar.

Que esta Salvación te sirve,
para quitarte del mal,
para que ruegues por otro
que aún pecando está.

Para que veas a Dios
en el Dios de Perdonar.

Si el hombre pensara un poco,
pensaba en Dios nada más.

Porque el pensar de la Tierra,
la tierra lo enterrará.


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martes, 15 de noviembre de 2011

Puro Evangelio - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 121-122-123


En Sueño Profético decían:

La prueba más grande de que existe Dios te la dan los Elegidos. Esto es para que el hombre lo piense y lo estudie. Si no hubiera Lugares que Dios se comunicara al hombre, el hombre perdería el contacto de esta Gloria, el hombre diría: “¿Quién ve a Dios? Dios vivió y ya nadie Lo ha visto después de su Ida a su Reino”. Esto no puede Dios permitir que así sea. Pensar que Dios todo lo dijo es tener un Dios racionado, un Dios al que el hombre le controla sus Palabras, su Mando y su Sabiduría. Quien esto piense, que no diga que en Dios cree, ni que su Poder sabe. Dios dejó dicho, cuando vivió de Hombre, lo mismo que hoy dice. Esto lo dijo a aquellos hombres, pero aquellos hombres duraron poco, como todo ser que nace, que muere pronto comparado con lo eterno. Pues si Dios no vuelve más a recordar Amor, Caridad y Perdón, ¿quién se salvaría? Dios no puede dejar a sus hijos en manos del pecado sin recordarles: “Empiezo ahí, Eternidad Aquí”. Si Dios no se ocupara del hombre, el hombre no se ocupaba de Dios; el hombre encarcelaría al que su Nombre pronunciara. Una vez que maltrata al que dice “Dios me habla”, ¿cómo quiere el hombre que Dios no se haga presente al hombre? Pese a todo ser que a Dios no ame, Dios hablará, y enseñará a que el hombre tenga Amor al humilde, al que el mismo hombre desprecia, al que maltrata porque en Él no cree; ni cree ni teme a su Poder.

Desperté, oí:

Dios se comunica, porque desde el comienzo del mundo, el hombre no obedece.

Dios vivió de Hombre para enseñar a amar.

El hombre aprendió a odiar y a matar, y dio testimonio matando a Dios.

Dios da Amor al hombre, y el hombre Muerte a Dios.

Si el hombre no viera a Dios, se haría y se vería normal el crimen.

Toda la Palabra de Dios es Evangelio.

Antes de su Venida, sus Palabras eran Evangelio.

Que después de su Venida, Dios justifica con su Carne.

Evangelio es Palabra que Dios ha dicho, dice y está diciendo.

Obedece lo que ha dicho, cumple lo que dice, y ama lo que está diciendo.

No te extrañe que Dios hable, si Dios es Puro Evangelio.


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