En Sueño Profético decían:
Al que sus palabras, actuación o consejo le extrañen, es que
no cree que ella tenga Mando del Cielo. Que este Mando tiene que ser aceptado
sin protestas, con agrado, y muchas veces en secreto, para que el Mando rinda
como Dios tiene dispuesto.
Dijo uno:
Si el hombre supiera apreciar y valorar lo que tiene cuando
conoce a un Instrumento que Dios elige para enseñar, antes de hablar, miraría
al Cielo y después haría el saludo al Elegido como el soldado al general. Con
la diferencia de que el soldado lo hace de pie, y al Elegido debería ser de
rodillas, por saber que el Saber baja del Cielo.
Esto no son apariciones ni prodigios que de ti no pasan. Esto son Palabras para cundir y para que el hombre piense que esa vida es hoja en árbol, que poco tiempo dura.
Desperté, oí:
Decían en la Gloria, que el hombre, sabiendo que esto baja
del Cielo, cómo tenía el valor de ver algo mal hecho.
Acción, reacción o palabras, no van a todos igual.
Siendo la misma Enseñanza, a unos dirá Verdad, y a otros, por
ser su espíritu de rechazo, tiene que guardar Verdad. Luego están las
confesiones, porque quieren descargar algo que pincha por dentro y confían que
esto es Verdad.
Esto, para entenderlo, tienes primero que amar.
Jesús decía a los Discípulos:
“El que os aparte y
venga a Mí, más cree que soy Dios, aunque Me vea de Hombre”.
“El que lo que guarda su
espíritu a Mí Me lo presente es porque confía en mi Ayuda y en la salvación de
su espíritu”.
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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C5
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