En Sueño Profético decían:
Sin Amor a Dios no puedes llevar
esta vida y querer más a Dios. Que esto se ve en el que elige Dios. Que su
contento es poder decir, cuando pasa el día: “Señor, hoy me ha cundido tu
Mando, pero mañana quiero más Mando. Sin tu Mando yo no podría vivir. Tu Mando,
para mí, es alegría que aparta el sufrir”.
Dijo uno:
Este Venero de Palabras Divinas, al que se acerque a él, le cambia la vida que antes vivía. Y es que pensar en Dios y recordar su Cuerpo andando con sus Discípulos en el Monte de los Olivos, esto, el que lo haya visto para llevar el Mensaje con el Mando de Dios, no hay razón que lo calle. Que éste es uno de los Hechos que puede contar el Lugar que Dios habla en él, que su nombre es Profeta.
Desperté, oí:
Si Dios, cuando se llevó su Cuerpo
de la Tierra, dejó dicho: “Vendrá mi
Espíritu”.
El recordar estas Palabras no
debe extrañar, cuando Dios un Lugar coja para hablar y dar Enseñanza de su
Gloria.
Lo que sí debería extrañar es que
no hubiera habido ningún Elegido que de la Gloria pudiera hablar.
Su consejo es achicar defectos y
dar gracias a Dios por él no tenerlos.
Ponían en la Gloria muchas
comparaciones del que sabe porque Dios lo trajo a su Gloria, con el que sabe de
estudios.
No es lo mismo haber visto que
estar viendo.
Pues piensa: oír hablar de Dios o
que Él a ti te hable.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C6
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