Dios enseña al espíritu

En Sueño Profético decían:

La Sabiduría Divina va al espíritu, pasando por el cuerpo. Y luego, el espíritu es el que enseña al cuerpo. Por eso, puede ser Elegido por Dios, tanto uno que agote libros de cultura, como el sembrador que la ciudad no pisa ni las letras las conoce, que sólo tiene de amigos a cabreros, molineros, aperadores, y que luego, en la cosecha, aumenta el número de estos amigos, pero ninguno es de letras, científico ni pudiente. Pues, a pesar de su presencia ruda, Dios lo elige, porque lleva por dentro de su cuerpo Capilla Divina para que Dios ponga Palabras Divinas.

Dijo uno:

¡Cuánto servicio haría a Dios un hombre que el hombre le adorara su talento! Pero éstos son pocos –tan pocos que no tienen nombramiento–, los que darían a conocer lo que Dios manda del Cielo.

Dios, ante el desprecio del hombre, hace profesor al rudo, con palabra Inteligente y con acción de presencia de algo que es superior a la enseñanza de la Tierra.

Desperté, oí:
Para sentir a Dios y Seguirlo, no hace falta la cultura ni las letras.

En la Vida Pública de Dios Hombre hubieron más rudos –inteligentes en lo Eterno, que más pronto comprendían las Palabras del Maestro–, que inteligentes de la Tierra.

Más de una vez hicieron de profesores, y pusieron gran silencio.

Su presencia y la dureza de sus manos no podían tener secreto.

Comparabas las palabras que decían, y Cátedra Divina veías dentro.

Dios enseña al espíritu, y el espíritu ya domina al cuerpo.


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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V  C2