En Sueño Profético decían:
Va gran diferencia de cuando en el
Dictado del Arrobo ponen palabras de hacer pensar, a cuando son de sufrir y de
oír a espíritus que intentan hacer todo el mal que pueden. Aquí se pone
Permitir de Dios, pero esto es para que no queden escondidos los espíritus que
están sin Amor a Dios. Y si creen, es un creer sin pensar que Dios es el que
tiene la Fuerza, que Dios Padre se la dio cuando tenía que sentarse contento, a
su Mesa, con los Discípulos.
Dijeron Felipe y Santiago, éstos,
Discípulos de Dios Hombre:
“Cuando Dios Hijo bajó a la Tierra y
nosotros Lo conocimos, nos sentó a su Mesa, porque antes nosotros Lo buscábamos
y Lo queríamos para que de su Gloria nos hablara, y ya cundir que Dios nos
llamaba. De lo que Le iba a pasar nos contaba para que supiéramos que los
espíritus malos, todo el mal que puedan hacer lo hacen, en escándalo o en
silencio. Que, a veces, hace más daño el silencio, porque el escándalo es
cundir sus Palabras, y el silencio es callarlas, y ya no puedes contar con
ellas”.
Desperté, oí:
No llegaba el sueño y se ponían en mi
pensar estas palabras que han dicho en la Gloria: que a veces hace más daño el
silencio que el escándalo.
El escándalo es cundir las Palabras de
Dios, dichas por Dios Padre o por Dios Hijo. Y ya hablan de Dios, lo que está
diciendo, para no callar y más hablar cuando pregunten.
Ya se vio la carne que Dios me unió.
Estaba en su despacho, con su cuerpo.
No podían faltar estas palabras que la
carne que Dios me unió decía. Su mirada era con alegría, y ya dijo:
“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo le
hace falta a tu espíritu para la Obra que haces en el Prójimo”.
Los que más quieres tienen en sus
momentos grandes alegrías y a Dios más Lo llaman para todo.
Con la presencia de los que están aquí
unidos siento un pensar de alegría, porque sé que me buscan, para decirme:
“Ana, ya vamos, porque sin tu presencia
somos otros, por dentro y por fuera”.
Dicen en la Gloria que no deje de pensar
en los cantantes, que ya sería una alegría grande para, en alta voz, publicar
estos Mensajes de Dios.
También decían que los prólogos de los
Obispos eran el escándalo mayor para la Iglesia, Casa de Dios.
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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C8
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