jueves, 1 de febrero de 2024

Fuerzas de Dios

En Sueño Profético decían:

Cuando se acabe la noche y empiece el día, verás que la noche te dará alegrías. La noche espera al arrobo, y el arrobo espera al día, y ya el día no puede callar arrobo, porque el día tiene el Mando de Dios.

Sigue el Mensaje un espíritu de la Gloria:

Si no crees en Dios, no puedes comprender lo que el Elegido sufre por tener que estar pidiendo que lo sigan y vean que el Mando no es suyo, y porque este Mando que da, vive de espíritus soledad.

Pero esto le hace este pensar: “Si yo no tengo sufrir, ya no sé mi responder. Si yo no tengo sufrir, contenta me verán todos”.

Pero es más creer y amar, el tener sufrimientos, y así, cada día, más Premio recibes y en el sufrimiento piensas: “Si yo no sufro, ya no puedo comprender lo que Dios sufrió por culpa del hombre. Sufrió y sigue sufriendo. Pues yo hago su Permitir sin enfado”.

Dijo otra voz de los que estaban hablando:

Ninguna otra madre ha visto a su hijo clavado en un madero, no pudiéndolo quitar por saber que su Hijo era Dios, por Dios Padre enviado. Su Permitir, luego hizo que fuera quitado del madero, sin señales de llagas. El Poder de Dios Padre lo Resucitó y lo llevó a su Gloria, y con Cuerpo está con Él. Pues si piensas esto, dices: “Señor, yo quiero tu Mando, porque sé que con tu Mando yo le puedo al sufrir, y Tú me lo vas a quitar, y ya voy dando Enseñanza de sufrir y más Amar”.

Desperté, oí:

Ya ha empezado el día, y estos Mensajes, el pensarlos y el leerlos, te dan alegría.

¡Con qué Fuerza y Amor hablaban del sufrimiento que Dios pasó en la Cruz y cómo lo Mataron con su Permitir!

Esto dejó al descubierto a los que sus espíritus están con Satanás.

La Madre Virgen aceptó, sin decir una palabra culpando al Hijo.

Esto es una gran Enseñanza para seguir lo que Dios manda.

Todo el que sufra y ame a Dios, sin culparlo, éste demuestra más amarlo.

Que es lo que este Elegido va enseñando.

Tus fuerzas tenlas siempre como llave que cierra la puerta.

Que la llave manda en la puerta.

Decían, que sin Fuerzas de Dios, no podría el Elegido aguantar los desprecios y no dejar al caído y al hambriento.

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Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C6

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