lunes, 9 de marzo de 2020

Los vendedores de telas

En Sueño Profético hablaban de los Discípulos de Dios.

Dijo uno:

Yo los seguí muchas veces, y nunca los oí decir: “Yo voy a coger sus Palabras, pero luego diré que son mías”. Ellos, el saludo era el nombre del Maestro, o sea, que cuando llegaban ya habían oído varias veces el nombre del Maestro entre los que iban. Si alguno pensaba cambiar la ruta, pronto contestaba el otro: “¿Tú has pensado de quién llevamos el Mando?”. Ya entristecía o cogía más fuerza el que quiso hacer el cambio.

Un día, al pasar por una plaza, había unos vendedores voceando su mercancía. Nos llamaron –¡bueno…, a ellos!– y un vendedor dijo:

   –¿Qué tendría yo que hacer para seguir al Maestro noche y día como vosotros? ¿Podéis decirme cuándo puedo ir a Verlo y hablar con Él, porque yo creo que queriendo Él, la venta la hago antes, y ya me voy con Él. ¡Claro…, si yo me porto como sus Discípulos! Pero yo se lo pido y sé fijo que me lo concede.

No terminaron estas palabras y dijeron:

   –¡Por allí viene con Santiago y Felipe!

Llegaron y se pararon, y antes de todo el Maestro dijo:

   –Mañana vendrá a vender las telas uno que quiere servir a mi Padre llevando mis Palabras, pero tiene que ganar el jornal y tampoco puede. Tiene el mismo pregón que tú por vender lo que tú vendes. Si cumples lo que Yo te digo, mañana con éstos te vienes, y mi Mando irá contigo.

Desperté, oí:

Estos eran vendedores de telas.

Uno vendía en la plaza,
el otro por las calles con una bestia.

Esta venta era mala.

El de la plaza dejó
el sitio al que le dijo el Maestro.

Y la venta la dobló
en poco tiempo.

Las telas las terminaba
y la plaza quedaba llena de gente.

Las dos familias vivían
como nunca habían vivido,
por obedecer al Maestro.

Ya, no lo vieron vender
con el burro por la calle.

Lo vieron con el Maestro,
y su cara ya cambiada.

Uno acarreaba las telas
y el otro las voceaba,
y los dos tenían tiempo
y al Maestro buscaban.
Y se les cumplió el deseo.

Si quieres servir a Dios
en lo que tus fuerzas puedan,
que no te falte el deseo,
y verás que Mando llega.

Pero que sea con agrado
y sin protestas.


***

Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C4

1 comentario:

  1. No hay nada más importante que Dios y ponerlo todo en Sus Manos
    Estos vendedores le dieron a Dios la preferencia porque el Amor de Dios los llenaba y sus ansias eran obedecerlo y sobre todo llenarse de su Presencia

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