En Sueño Profético decían:
No
hay nada que supere a la persona que Dios trae y enseña Aquí en su Gloria.
No
hay valor de más precio, que la persona que vive el sufrir y la enfermedad de
su Prójimo.
No
hay alegría mayor, que pensar a sabiendas que Dios todo lo está viendo.
Nada
te superará más la renta, que ésta que va del Cielo.
Dio
uno:
Dios
deja la Libertad para que el hombre vea quién es el hombre bueno, quién es el
que no deja de cumplir sus Mandamientos.
Otro
dijo:
Esto
era de mi padre, lo que aquí digo: “Yo creo que Dios deja mucho frío y mucho
calor para que el hombre cumpla sus Palabras: “Vestid al desnudo y dad de beber al sediento”. En estos dos
cumplidos te haces bueno. Y ya, la enfermedad y la vejez es para que todos
piensen que por fuerza llegará, y como no es voluntario, poco te puedes
apuntar”. Estas palabras hicieron a personas hacer el bien.
Desperté, oí:
Gran valor le dan al valor
de
las cosas voluntarias.
Gran valor tiene el sufrir,
como
aquel que en medio del sufrir anda.
Buen pensar tenía el padre,
estando
siempre cavando.
Daba alegría el verlo
con sus mulos, el arado,
y
con su canto contento.
Decía: “El que trabaja
para llevar el sustento
al que en la cama se encuentra,
ya
tiene entrada en el Cielo”.
Si no aprovechas los años,
el tiempo y la salud,
tendrás gran remordimiento
cuando llegue el no poder
lo
que pudiste haber hecho.
No hay valor con más valor
Aquí en el Cielo,
que darle abrigo al desnudo
y
de beber al sediento.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - C3
Lo que hacen los buenos consejos! Como llevaba al bien a los que oían a este buen hombre, hombre bueno.
ResponderEliminarTocaban a Gloria sus cantos con alegría del Cielo.