miércoles, 31 de julio de 2024

Donde no veas Paz, no puede Dios estar

En Sueño Profético decían:

¡Qué grande es el Amor de Dios, que hace que olvides los sufrimientos!

¡Qué grande es este Amor, que ya no puedes vivir sin oír al que Dios trae Aquí y le da Mando para que hable de la Gloria, de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo, de los Ángeles y de los Santos! Y ya, los Discípulos, ellos cuentan cómo lo pasaron. Que cuentan hechos que cuando vivieron con cuerpo era vi­da de alegría y de sufrimiento, de ver que siendo Dios el Dueño del Mundo, cómo les ha­blaba de lo que el hombre Le haría.

Ya sigue un Discípulo de Dios Hijo el Mensaje:

Nosotros, cuando más alegría pasábamos era cuando nos decían: “¿Siempre tiene la misma Paz en sus Palabras vuestro Maestro, como Le llamáis?”.

Fue terminar estas palabras y llegó el Maes­tro. No tuvimos que decirle lo que habían di­cho, porque Él, sin palabras, sabía lo que iban a decir antes que de la boca las palabras salie­ran.

“Yo he venido para enseñar cómo vivir la Paz. Que la Paz es la llave de mi Gloria. Y esta llave la tengo Yo hasta que deje mi Padre mi Cuerpo en la Tierra. Cuando mi Cuerpo no veáis, ya estoy con mi Padre en su Reino, que es mi Reino también. Enton­ces ya no hace falte llave, porque el Poder de mi Padre en Mí, su Palabra las puertas de la Gloria abre”.

Antes del Maestro terminar, se puso de rodi­llas el que preguntó con duda, y dijo: “Maes­tro, dime cómo Te nombro, porque sé que no eres de la Tierra. Por haber hecho esa pregun­ta merezco castigo.” Se puso las manos en la frente y se le oyó varias veces: “Perdóname, aunque no merezco el pedirlo”.

Desperté, oí:

Yo soy un Discípulo de Dios Hombre, que de­lante de mí pasó este caso y hoy Dios me ha mandado contarlo.

Este hombre creía que era Dios, mandado por Dios Padre, pero tenía unos familiares y amis­tades que no creían que era Dios, por el mal trato que algunos hombres Le daban y Él los dejaba vivos.

Veían con la alegría que siempre hablábamos del Maestro.

A los Discípulos nos conocían más porque siempre nos veían hablando del Maestro.

Uno era yo, que sin el Maestro no vivía, por­que sin Él la vida no entendía.

Otros decían: “El día que el Maestro no me diera Mando, para mí sería un castigo vivir sin este Mando.”

Pues esto, el que lo lea, si ama a Dios, piensa: “Señor mándame, que con tu Mando veo que estoy con tu Rebaño.”

Donde no veas Paz, no puede Dios estar.

Un Discípulo de Dios Hombre.

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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C6   

martes, 30 de julio de 2024

Busca al que mal anda

En Sueño Profético decían:

Si quieres lo que perdiste, lo buscas. Y si lo encuentras, le aumentas el valor y tu cara alegras.

Dijo uno:

Esta Enseñanza sale de la Gloria. Los Ángeles cantan y salen a recibir a aquél que llama porque estuvo perdido y sus ruegos Aquí llegaban, porque quería encontrar lo que perdido estaba.

Esta es la Enseñanza de Dios: Buscar al que mal anda y quitárselo al Demonio de sus diabólicas garras. Dios se hizo hombre más por el pecador que por el justo. El justo luego lo tenía en su Gloria, pero el pecador, si no lo buscaba, cada vez tendría más fuerza el pecado en él y no entraría en su Gloria. Él los buscaba y les dejaba la Libertad para que despreciaran su Reino o para que lloraran por haber pecado y por haber sido buscados por Dios.

Desperté, oí:

Si buscas al pecador te servirá de alegría si le ves llanto por Dios.

Qué Enseñanzas da esta Gloria, que te quita los sufrimientos que te pone esa Tierra cuando no miras al Cielo.

Debería aprender el hombre a no pecar y a quitar al que en pecado cayera.

Y ya seguía los pasos de aquel hombre, que era Dios, y que por el hombre bajó a la Tierra.

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Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII

lunes, 29 de julio de 2024

Señor, yo igual lo hago

En Sueño Profético decían:

Donde tú te presentas, sólo Dios sabe el bien que dejas. Si pones el tiempo en pensar, no te presentas y agrandas sufrimiento. Que esto tienes que cogerlo como el viento coge lo que se le pone por medio, apartándolo y siguiendo el viento. Porque tu contacto nadie puede cambiarlo, diciendo: “Yo igual puedo ir y dejar lo que me digas”.

Dijo uno:

Se van a poner unas cuantas comparaciones para ver quién puede decir: “Señor, yo igual lo hago”. Con tu llegada cambias las caras al servicio de Dios. En la Comunión Dios hace que vean caer agua fuera de la boca, y el Poder de Dios hace que todos lo vean. Como también pueden ver los brotes de agua de la Piel de Cordero. Esta agua mancha la Piel como nadie puede mancharla, como brotes de brillo que se quedan días sin moverse de sitio, con brillo de la Palabra de Dios, Resplandor de Gloria. Y ya, los Humos Divinos que acompañan tu presencia, llevan Fuerza y a los espíritus calan, porque recogen las Palabras que Dios dice en ti.

Desperté, oí:

Tu presencia, cuando la quieran, quieren a Dios, y tú negarte no puedes.

Cuando Dios te concede lo que nadie cree si no lo ve, debes dar el pago diciendo: “cuenta conmigo cuando quieras algo de mí”.

Porque lo mismo que tú llamas a Dios, Dios te llama a ti.

Decían en la Gloria que cuando Dios actúa en alguien, se ve distinta esa persona.

Busca quien cunda que la Piel de Codero mojada está, que así estará hasta que Dios quiera.

Pero que lo cunda pensando que esto no es de la Tierra.

Que esto dejará al descubierto al que habla de Dios sin creer que su Presencia en todo está.

Porque creen que está muerto –palabra mal dicha– porque fue matado y en el madero clavado.

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Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6