lunes, 29 de julio de 2024

Señor, yo igual lo hago

En Sueño Profético decían:

Donde tú te presentas, sólo Dios sabe el bien que dejas. Si pones el tiempo en pensar, no te presentas y agrandas sufrimiento. Que esto tienes que cogerlo como el viento coge lo que se le pone por medio, apartándolo y siguiendo el viento. Porque tu contacto nadie puede cambiarlo, diciendo: “Yo igual puedo ir y dejar lo que me digas”.

Dijo uno:

Se van a poner unas cuantas comparaciones para ver quién puede decir: “Señor, yo igual lo hago”. Con tu llegada cambias las caras al servicio de Dios. En la Comunión Dios hace que vean caer agua fuera de la boca, y el Poder de Dios hace que todos lo vean. Como también pueden ver los brotes de agua de la Piel de Cordero. Esta agua mancha la Piel como nadie puede mancharla, como brotes de brillo que se quedan días sin moverse de sitio, con brillo de la Palabra de Dios, Resplandor de Gloria. Y ya, los Humos Divinos que acompañan tu presencia, llevan Fuerza y a los espíritus calan, porque recogen las Palabras que Dios dice en ti.

Desperté, oí:

Tu presencia, cuando la quieran, quieren a Dios, y tú negarte no puedes.

Cuando Dios te concede lo que nadie cree si no lo ve, debes dar el pago diciendo: “cuenta conmigo cuando quieras algo de mí”.

Porque lo mismo que tú llamas a Dios, Dios te llama a ti.

Decían en la Gloria que cuando Dios actúa en alguien, se ve distinta esa persona.

Busca quien cunda que la Piel de Codero mojada está, que así estará hasta que Dios quiera.

Pero que lo cunda pensando que esto no es de la Tierra.

Que esto dejará al descubierto al que habla de Dios sin creer que su Presencia en todo está.

Porque creen que está muerto –palabra mal dicha– porque fue matado y en el madero clavado.

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Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6 

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