viernes, 19 de julio de 2024

Mando que manda Dios para que el hombre compare

Quedé dormida pensando tantas cosas, que mi último recordar fue éste: “Señor, nadie más que Tú sabe cómo pido, y lo que quiero”.

En Sueño Profético decían:

Luego llegarán los historiadores reformando, transformando, agrandando o achicando, según los hechos entren en sus cuartillas, para el triunfo de ellos.

Dijo uno:

El hombre, pocas veces da el diario con justicia, con medida, con su peso, o con fotografía de aquello que va a cundir, que estaba oculto hasta enterrar aquel cuerpo. Que en todo hay fallo, porque quién mejor cantará el “quiquiriquí” que el propio gallo.

Hay muchas más cosas, en lo Divino Sobrenatural, que no son comprendidas como no las explique el que Dios se las comunica o se las hace comprender. Por eso, en estos arrobos, queda todo escrito. Para que, con buena intención o con mala, no puedan los cultos hacerle reforma.

Desperté, oí:

Si el Nombre de Dios no apareciera, ni el del Comunicante, formarían filas

para coger estos Escritos.

Todo lo dicho al Comunicante para Enseñanza, quedará libremente al alcance de todo el que quiera saber de esta Gloria.

Esto es en Vida del Instrumento, para que el engaño no participe como en otra cosa más del hombre.

El hombre, pocas veces escribe del que ya no existe su cuerpo, con las mismas medidas que tenía, con la misma altura o con el mismo peso.

Si no acuden a esta Grandeza Divina, que a diario está ocurriendo, y que el Comunicante sufre por el desprecio y el silencio, ¿qué verdad podrán escribir después de que muera el cuerpo del Instrumento?

¡Hombres que engañan al hombre, porque no viven Presencia de Dios!

El empiezo del Mensaje es Mando que manda Dios para que el hombre compare que espíritu con materia siempre tiene a Dios delante.

***

Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C6 

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