En Sueño Profético hablaban de la Fe.
Dijo uno:
Yo vi casos en la vida material,
cuando yo viví con materia, que Fe me hicieron tener. Vivía yo cerca de una
mujer que tenía tres hijos: el mayor, diecisiete; el pequeño, doce; y quince el
de en medio. Padre no tenían, había muerto cuando el pequeño tenía seis. Estos
hijos siempre oyeron al Padre insultar a Dios. Unas veces oían los insultos y
otras veces oían las ofensas por su mal comportamiento. Más noches dormían
hijos y madre solos, que con el padre en casa. Todos los conocidos le decían a
mi madre: “No sufras por el marido, sufre por tus tres hijos, que buena
enseñanza tienen… Pues esta mujer siempre contestaba igual, con una firmeza tan
segura, como el que seguro está que Dios ya oye la súplica. Estaban acomodados,
pero el sufrir del marido los tenía apenados. Yo y mi familia entera íbamos
mucho a su casa. ¡Era esta mujer tan buena!, que siempre estaba en oración para
que los hijos no pecaran y para que lo que habían visto en el padre lo tomaran
como un sufrimiento de enseñanza. Ella decía que sus hijos veían el mal y el
bien, que sus ruegos Dios los cogía. Y así fue.
Desperté, oí:
Tres santos tuvo esta madre,
por los ruegos que hizo a Dios.
Tres santos con un ejemplo,
que el pueblo nunca esperó.
“Los santos de la viuda”,
se oía de voz en voz.
Otros decían: “la madre
siempre estaba en oración”.
¡Y qué Fe tenía tan grande
de que Dios oía su voz!
Ya la buscaba la gente
para que la Fe enseñara.
Y cuando pedían Fe,
primero a amar los mandaba,
y luego vendría Fe.
La Fe te la da el Amor.
Cuando tú pides con Fe,
Dios recoge tu oración.
Ejemplo de Fe vivió,
y Dios gran premio le dio.
Le dio el premio a los hijos,
para ser premio mayor.
***
Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C7
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