En Sueño Profético
decían:
Sufres cuando el mando es
bien mandado y el mando no está bien hecho. Pero no hay comparación en el
sufrir cuando el Mando es Mando del Cielo.
En este Mando hay que
decir “sí”, aunque no estés entendiendo. Porque de donde viene el Mando nadie
puede guardarle secretos, por ser Sabiduría y Poder del mundo entero.
Este Mando busca Amor a
Dios y Obediencia primero. Si faltan estas dos cosas, no sirves a Dios del
Cielo. Ya es un servicio obligado que al Mando de Dios tienes que hacerlo.
Dijo uno:
De tantos que conocen a
Dios Hombre, Once son los que obedecen, mayoría de veces sin comprender el
Mando de su Maestro. Cuando eran tentados, pronto pedían el Perdón al Cielo. Y
cuando la distancia era larga y tardaba el regreso para ver al Maestro, ya se
entristecían hasta decirle: “Maestro, hemos faltado a tu Obediencia en nuestro
pensamiento, y después en nuestra lengua, por no comprender el Mando que Tuyo
llevábamos. Pero el Mando ha quedado hecho como fueron tus Palabras, y venimos
disgustaos y contentos, porque le hemos podido a los malos pensamientos.
Desperté, oí:
El Maestro les decía,
antes que el cinturón se quitaran:
“Hoy
habéis dudado de mi Mando, porque os han hecho dudar los espíritus satánicos”.
“Pero
mi Padre, antes de que llegarais a Mí, os lo retiró cuando salía de vuestra
boca: ¡Señor, perdóname!
“Que
esto lo hace para que a Mí no Me lleguen más sufrimientos, y vosotros,
contentos, hagáis el Mando”.
“Quitaos
las duda diciendo: ¿quién va a saber para reformarle su Mando?”.
“Si
es Dios, está viendo lo que aún no ha llegado”.
Coge el Mando de Dios
contento y apretándolo en tus brazos, y cada día verás que el Mando tiene más
Mando, y retirarás que te lleguen los espíritus del diablo.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C8
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