lunes, 16 de septiembre de 2024

¡Dios me está hablando!

En Sueño Profético decían:

Ya ha llegado el tiempo de que respeten las Palabras de este Elegido, y de que retiren consejos, creyendo que estos consejos son mejores por tener saber de personas con grandes estudios. Pues tienen que pensar que antes de que hable el Elegido, Dios, su Mando le da, poniéndole un saber y unas Palabras que de la Tierra no son.

Se vio un edificio, como una nave grande, y de ella, muchos, salían aprisa.

Ya dijo uno.

“No podemos tener más parada, porque nos espera el Maestro”.

Uno hizo esta pregunta: “¿Sois algunos de vosotros sus Discípulos?”.

Ya dijo Santiago:

“Somos estos tres que estás viendo. Quédate con los nombres por si te preguntan quienes somos: Uno es Felipe. El otro Juan. Yo soy Santiago. Los demás irán al monte cuando esté hablando El Maestro”.

Se quitó esta Visión y se vio un monte. Había tanta gente que no se veía lo que ahora se dicta: se veía retirarse a la gente y hacer camino. El Maestro, con su Túnica, levantó el Brazo y ya quedó silencio, y estas Palabras dijo:  

“Si mis Palabras no calláis, puede que más os sigan y más se aparten de mi Presencia. Mi Padre dice en Mí lo que Yo estoy diciendo. Y Yo quiero que mis Palabras sean dichas por mis Discípulos. Si alguno quiere agrandarlas o achicarlas, ya no son las mismas que mi Padre dice en Mí. El que crea lo que estoy diciendo, jamás le pondrá arreglo. Yo quisiera tener más de once Discípulos, pero son ellos los que tienen que decir: “Maestro, yo no quiero la vida sin tu Mando”. Éstas fueron las palabras que estos Discípulos dijeron.

Desperté, oí:

No se puede decir con palabras el Amor y el grande Mando con el que Dios Hijo, en este Arrobos, le decía al espíritu del Elegido, que su Poder no callara.

También decía que sus Palabras no podían querer mejorarlas, porque esto sería no creer que era Dios el que las hablaba.

Esto es fácil comprenderlo si es Dios el que habla en un Lugar y dice: “Que Me ves, publícalo con mi Mando”.

Pues aquí, ya, la duda, es grande pecado. Y querer dar consejo es no creer en el que dice: “¡Dios me está hablando!”

Esto, dicen en la Gloria, que tiene grande firma para dejar a todos callados, y que aquí se dicta:

“Que digan que este Caso, hoy, es único. Y si hay otro igual, que lo presenten”.

Aquí hay, ya más de cuarenta años, todos los días un Arrobo. Y en Libros están publicados. Y algunos de estos Libros, prologados por Obispos.

No se quitaba de mi espíritu, como Visión, el monte y la Imagen de Dios. La Voz no se podía igualar con ninguna otra.

Parecía que un grande Amor te llamaba y te decía: “No merece el hombre mi Presencia ver, ya que en mi Existencia no cree”.          

Esto te hace pensar y ver el Permitir que Dios tiene.

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C3

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