En Sueño
Profético hablaban del Poder de Dios, de sus caminos, de sus caminantes. De cómo
estaba un espíritu hasta traerlo a donde no hay materia, pero que este espíritu
aún vive en ella. Que sólo es el Poder de Dios el que puede esto hacer. Y luego
manda a este espíritu, ya sin tener materia, pero Dios con su Poder hace Visión
para que la materia vea.
Dijo uno:
Son los
estudios, de lo que Dios manda que quede escrito, de una profundidad tan rica,
que te recoges en ella, te hace sentirte fuerte y ya ves fácil todos los temas
que sean para Enseñanza. Es la sencillez de Dios, que no existe palabra que Él
la mande a escribir y le ponga diferencia según la clase del hombre. Esto jamás
lo hace Dios. Él mandó sus Mandamientos y nunca podrá decir el hombre “es que
yo no los entiendo”. Este caso ni se ha dado ni que el hombre espere verlo.
Dijo otro
espíritu, y ya otro eco, pero con el único Mando:
Dios tiene más
Elegidos que desconocen la cultura del hombre, que cultos que de ella enseñan.
Si el cristal no da la luz, es la luz la que te deja que el cristal veas. Y la
Luz te la da Dios para que aprendas y digas: “he visto, he oído, he salido de
la Tierra, pero mi cuerpo en ella se quedaba, porque cuerpo es materia”.
Desperté, oí:
¿Quién no va a
entender todo lo que Dios le diga, por torpe o analfabeto que sea?
Si estas Palabras
no existen cuando ahí dejas la materia.
Si el saber lo
da Dios al espíritu.
Pues, ¿quién
puede vivir materia sin espíritu?
Por eso todo lo
que Dios manda es para pobres y ricos.
Para cultos y
para incultos.
Para los que se
creen sabios, porque puede que lo sean ahí en la Tierra.
Pero si un rudo
te dice “Dios me habla”, aunque trabaje en la tierra con el arado haciendo el
surco, cuádrate.
Cuádrate y
luego enseña.
Porque te dirá
palabras que siempre serán sentencias.
Que sólo no lo
entenderá el que Amor a Dios no tenga.
***
Libro 83 - Te Habla El Profeta - Tomo XI - C4
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