En Sueño Profético hablaban de unas Palabras que Dios Hijo
dijo al entrar en la casa de unos que mucho Lo querían y que estaban celebrando
un convite, conmemorando una fecha. Viendo el Maestro que había unos muy
contentos, y los menos no contentos, se acercó a los más contentos y les dijo:
“Si en esta alegría no guardáis dentro
las palabras que bajan del Cielo, no es alegría. Y puede que acabe en llanto o
en pecado”.
Se acercó al otro grupo que estaban menos
contentos y su Presencia les dio alegría por dentro, porque llevaban algún
sufrir que nada les distraía. A éstos les dijo:
“Ya habéis conocido al Maestro.
Alegraros, porque ya soy Yo el que iré a visitaros por Mando del Alto Cielo,
que es la Casa de mi Padre. Que de Allí recibo el Mando cuando veis que Yo
mando sin que el Mando pare nadie. Pues ya Me ha mandado el Mando”.
Y Mirándolo con caras de no poder decir
palabras de agradecimiento, por no encontrarlas en la Tierra para Dios, aunque
Lo veían de Hombre, contestaron con los ojos cubiertos de lágrimas, que fueron
las mejores palabras que sin palabras dijeron.
Ya se acercó al grupo que estaban poco
contentos, que eran los dueños de la casa y del convite. Y al que tenía la fama
de ir siempre apretando la Túnica del Maestro le dijo:
“Vive mi Paz con mi Presencia, y cuando
no Me veas, del recuerdo. Antes de venir ya sabía el fruto que daría mi
Presencia”.
Desperté, oí:
El grupo que estaba triste eran los que
más querían al Maestro.
Y cuando Lo ven entrar, sufren de pensar
el recibimiento que Le harían los demás.
Unos con sus alegrías de Tierra y poca alegría
del Cielo.
Y otros, querían Conocerlo por un sufrir
que tenían y sabían que era Él el que les daría el consuelo.
Pero no se atrevían por no Haberlo
buscado cuando penas no tenían.
Tanto deseaban su amistad, que el Maestro
los visita.
Los tres grupos ya se unieron con la
visita del Maestro.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C2
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