En Sueño Profético decían:
Cuando tengas
que dar un Mando, dalo, porque ya a ti te lo han dado. El Mando de Dios se
conoce por la fuerza que da y por los pocos que lo aceptan.
Mando de Dios:
resistencia en el hombre.
Mando del
hombre: no importa ofender a Dios.
Dijo uno:
Quedaron por
muchos días varias Palabras que dijo Dios Hombre enseñando a doblar la materia
al servicio de sus Palabras. Son éstas:
El que pase por donde Yo paso, que cuente Conmigo.
El que Me deje solo y no pase, oirá mis Palabras, pero
Yo nunca se las daré para que diga: “El Maestro me ha mandado”.
Entristeceos cuando Me veáis triste, porque mi Padre
en Mí se estará alegrando.
Cuando Yo dé un Mando, hacedlo, y después, si no lo
habéis comprendido, haced por comprenderlo, pensando: “Es Dios el que lo ha
dicho”.
Estas
Palabras fueron luego oídas a creyentes y a incrédulos.
Desperté, oí:
El creyente
que Lo amaba, las decía como Enseñanza.
Y el
incrédulo las ponía en medio de la razón y, sin fuerzas, las desmentía.
Eran Palabras
sencillas que el espíritu del mal siempre difíciles te las hacía.
¡Qué
Palabras, que resonaron en humildes y en gentiles!
“El que pase por donde Yo paso, que cuente Conmigo”.
Éste es el
premio que da al no comprender y hacerlo como si lo hubieras comprendido.
***
Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C7
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