En Sueño Profético decían:
Tu actuación lleva Mando de Dios. Y el responder que
el hombre hace es de no creer o de creer y no amar. Si crees, respondes al bien
que te dan. Y si amas, ya sobra el creer. Pero si faltan estas dos cosas, no
pongas en tu boca el nombre de Dios cuando Lo llames por si te pudiera servir
en momentos en los que el cuerpo se niegue a vivir, o si lo que pides no lo
puede alcanzar el hombre.
Dijo uno:
Deberían, con suplica, pedir que el que Dios trae
Aquí, se presentara delante del enfermo de carne o del enfermo de espíritu, por
ser medicamento sus palabras y dar Paz para ganar la Gloria. El que más anule
su mando, menos mando recibirá. Y el que más lo crea, más obstáculos quitará, y
lo verás defendiendo Esto como lobo a sus cachorros.
Desperté, oí:
Estando sano el cuerpo tienes que pedir a Dios que
esté sano tu espíritu, y ya ofrecerte a Dios.
Pero pídele también que comprendas lo que viene de Él
o lo que viene de los espíritus que persiguen el bien que Dios va dando.
A éstos, para conocerlos, tienes que estar amando a
Dios cada día más, y ya huyen arrastrados.
Son pocos los que aceptan con alegría este Mando,
porque ni aman ni creen.
El creer te hace actuar por miedo. Y el amar te exige
querer a Dios cada día más.
Si esta exigencia faltara, la vida ya despreciabas. La
vida de materia. A la del espíritu sabes que Dios le da vida Eterna.
Decían en la Gloria que si el hombre cogiera la receta
del espíritu como coge la del cuerpo, el Infierno no existiría.
La receta del cuerpo no te asegura la vida ni la
curación.
La receta del espíritu te da la Llamada de Dios.
El hombre adora el cuerpo y al espíritu lo retira de
Dios.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C1
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