En Sueño Profético decían:
Busca a Dios en tus
alegrías, y con más fuerza, en tus sufrimientos, y verás rodar las cosas cada
una en su momento. Tú no dejes de decir:
“Señor, Tú sabes mi
sufrimiento y Te llamo en mi Oración como Tú hiciste en el Huerto: Llamar al
Padre, aunque Tú eras Dios”.
“Señor, dame Luz
para comprender porque sufriste”.
“Señor, dame Luz
para entender tus Palabras, que son sencillas, pero algo me pasa en mi sufrir,
que de Ti me apartan”.
“Señor, dame el
remedio para que busque con ansiedad que entres en mi cuerpo, y ya aceptaré
como Tú los dolores y el sufrimiento, hasta que Tú hagas resurrección y des la
Vida a lo muerto”.
“Señor, yo sé que
Contigo, del sufrir Tú me das premio”.
Desperté, oí:
Llama a Dios en tu sufrir
y búscalo para que
entre en tu cuerpo.
Y ya te irá dando
remedio y
medicamento.
Lo que no puedes hacer
es irte lejos de
Él.
Ni con sufrir,
ni con grande
contento.
A Dios tienes que tenerlo
siempre en Presencia,
en acción y en
pensamiento.
Y ya arrollarás al
sufrimiento.
Hay quien se acuerda de Dios
como último remedio,
sin Fe y sin esa fuerza
que, cuando le pides,
te hace Verlo.
Si tienes sufrimiento,
con el cuerpo bien presentado,
puedes ir acercando a Dios
y quitando del
pecado.
Teme al sufrimiento
cuando el cuerpo esté enterrado
y tu espíritu no esté
donde sale este Mando.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C4
Si nos alejamos de Dios en el sufrimiento o en la alegría, nos vacíos de Paz, esa que sólo recuperamos si aceptamos Su Voluntad y nos ponemos en Sus Manos
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