martes, 15 de marzo de 2022

Ten cuidado con el que te pare

En Sueño Profético se vio una nave grande, más bien larga que ancha, y una mesa con la misma largura, si contabas el sitio que ocupaban las sillas, por estar unas de otras retiradas. Había una ventana con reja, y unos muros que servían como mesa para poner lo que no cabía en ésta y que de la calle llevaban.

Ya dijo uno:

“En esta mesa oímos a Dios Hombre y Maestro –que era como quería que Le llamáramos– Palabras de alegría, Palabras, que el oírlas nos hacía pensar que así tenían que ser, porque eran pocos los que Lo seguían”.

Dijo Santiago:

“A mí, una noche, me quitaron el sueño estas Palabras que aquí me mandan dictar”:

“Estando ya terminada la cena, se vino el Maestro hacia mí y me dijo”:

“Santiago, ten cuidado con el que te pare y no Me busque a Mí, que soy el que hago lo imposible, que el hombre no puede llegar a hacer, y lo fácil lo hago imposible, por ser Dios Padre Eterno el que actúa en Mí, que soy Dios Hijo, pero que Todo es un mismo Dios”.

Y siguió diciendo:

“Los que te esperan son espíritus con Mando de Satanás, y te invitan a cenar para que ensucies mis Palabras cuando te vean con ellos sentado en la misma mesa. Si tú caes en este ofrecimiento, luego, tu arrepentimiento te pondrá enfermo, y ya oirán que el Maestro no es Dios”.

Desperté, oí:

Estos que me esperaban, siempre me ofrecían el comer juntos, porque querían que yo me retirara un poco del Maestro.

Yo los tenía por buenos, porque no hablaban mal del Maestro.

Pero el Maestro sabía lo que ellos querían que yo hiciera, que era que me vieran con ellos, con la misma amistad que tenía con los Discípulos.

Cuando comprendí lo que me había dicho el Maestro, no podía dormir.

Cogí a Felipe, a Juan y a Pedro y les dije que me acompañaran a pasar por donde estaban esperando que yo pasara.

Me paré y oyeron estas palabras:

“Si algún día dije que comería junto con vosotros, olvidad esas palabras y recordad éstas que vais a oír”:

“Hasta que no os vea pisar el sitio que yo piso por oír al Maestro, no hacedme ofrecimientos que son de Satanás, para ensuciar lo que Dios está diciendo”.

Llevé a Juan, a Felipe y a Pedro para que aquello no quedara en secreto.

Tiene que tener cuidado, el que Dios trae a su Gloria, con los espíritus malos.

Santiago

Un Discípulo de Dios

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C1

1 comentario:

  1. Era una invitación venenosa y Santiago no caía en la cuenta,que siendo Dios el que tenían tan cerca, no iban a buscarlo.
    Ojo! Si tenemos "amigos" que sudan agua bendita y no quieren los Mensajes de Dios ya sabemos la advertencia que Nuestro Señor le dio a Santiago.

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