En
Sueño Profético decían:
No hay
alegría mayor que la Paz que el cuerpo deja cuando la Paz es de Dios.
Dijo
un espíritu de Dios:
El que
sienta esta Paz, ya alboroto despreció. Y aunque sus deseos no le lleguen, la
Paz no la achicó.
Esto
lo pueden ver en este Elegido, que aunque no reciba lo que pide, nadie le nota
cambio ni en espíritu ni en cuerpo.
La Paz
la lleva el espíritu, pero la publica el cuerpo.
El
Elegido piensa que el Premio mayor que uno puede tener es que Dios arrobe su
espíritu y le dé Poder para enseñar y perdonar. Pensando esto, ya todo queda
sin deseo. Porque el deseo mayor es estar cerca del Reino de Dios.
Esto,
para comprenderlo, tienes que creer en el Cielo.
Desperté,
oí:
Va el
Mensaje, a que cuando tú espíritu vive Paz de Dios, por mucho sufrir que te
llegue, más Paz te ve el que tus pasos sigue.
Y ya
esta Paz Dios la premia con peticiones que tengas.
Dicen
en la Gloria, que el que haya oído las palabras que hoy ha dicho el Elegido,
tiene que pensar que no se enfada por nada.
Éstas
son las palabras:
Yo no
me enfado por lo que no me han dado, porque no hay premio mayor que el Premio
que Dios me ha dado:
Llevar
mi espíritu a su Gloria y enseñarlo para que de su Gloria vaya enseñado.
La
defensa de este gran milagro es presentar más Libros. Porque cuantos más Libros,
más Escándalo.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C4
Ella transmitía esta Paz tan deseada y también la Alegría que nos daba al espíritu su compañía que cuando te alejabas no andabas sino que parecía que volabas.
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