sábado, 17 de diciembre de 2022

Dios da las fuerzas

En Sueño Profético decían:

Dios da las fuerzas, pero tú tienes que practicarlas. Dios da la Caridad, pero tú tienes que darla. Dios trae a su Gloria, pero no es para ti la Enseñanza, es para que hables de lo que a ti te hablan.

Dijo uno:

Dios da las fuerzas a más grande sea la carga, no por volumen que veas, porque puede ser la carga una carga que nadie la vea. Y si Él no da la ayuda, el peso se lleva arrastrando y entonces el peso de ti tira y en el camino te paras.

Voy a contar lo que vi un día, yendo por los terrenos de Nazaret, siguiendo al Maestro. Porque Él me admitió un día que yo quise conocerlo, que hacía tiempo que yo quería, pero el valor me faltaba porque no fui hombre bueno:

Venían dos hombres a pie, uno con un haz de leña de gran volumen y que pesaba bastante. Le habían dado la leña y él se hizo la carga, que pudo hacerla más chica, pero como no le costó nada la hizo bien crecida. Detrás venía otro hombre que no le veías carga. Cuando veían una piedra, el que llevaba la carga se sentaba y descansaba, y también se sentaba el otro, el que carga no llevaba. Se paró el Maestro hasta que a Él llegaron, y cuando ya se emparejaron dijo uno de sus Discípulos al que carga no llevaba:

   —¡Buenos descansos tomabas, y eso que no traías peso! ¡Si llevas a llegar carga, nunca te ven en el pueblo!

Terminó estas palabras y se oye al Maestro:

   Yo no Me he parado por el que lleva la carga, Me he parado por el que lleva el peso, aunque no veáis carga. Mirad, pero más que mirar, oíd:

   —Este que lleva la carga se para cuando quiere, y descansa, y pide ayuda para levantar la carga, y nadie se la niega, le ayudan y da lástima. Éste que lleva el peso, pero que no se ve carga, se sentaba y más peso sentía. Cuando dice “Maestro no puedo con la carga”, Yo le respondo: “desde este momento te notarás sin peso, y cuando te sientes, se te quitará el cansancio, porque en Mí confiabas”.

Quedó, como siempre, silencio y un murmullo de unos con otros, que aprendieron Caridad, Perdón y Lástima.

Desperté, oí:

Empleaban caridad y lástima con el que la leña llevaba.

Y el Maestro enseñó a que en Él confiaran.

A que no hicieran juicios, porque a la caridad faltaban.

El que llevaba las manos unas veces en los bolsillos y otras se las ponía como tapándose la cara, no podía con el sufrir si al Maestro no llamaba.

El de la carga confiaba en alguno que pasara cuando él descanso hacía.

El que no llevaba carga sabía que no podía si Dios no lo levantaba.

La grande carga de leña sirvió para la Enseñanza.

Emplea la caridad donde más falta haga, pero hazla sin juzgar.

No sólo aprendió el Discípulo, que aprendieron los demás.

***

Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C4

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