En Sueño Profético decían:
Ya está llegando a su altura este Caso, que es Dios
hablando, en su Gloria, a un espíritu que trae de un cuerpo que está vivo. Y el
espíritu le lleva Enseñanza, con Mando de Dios, al cuerpo para que pueda decir
que Dios está en su Gloria como cuando bajó a la Tierra.
Esto lo dicen de muchas maneras según sea al que
enseñe. Éste que Dios elige no tiene estudios ni carreras, y Dios le prohibe
que aprenda y le manda que escriba con lo poco que sabe y que coja a uno que
tenga estudios y carrera para que lo corrija. Pero que el corregir no sea a los
temas, que sea a la “be” o a la “uve”, al punto o a la coma.
Desperté, oí:
Este Mensaje es corto porque Dios quiere que este
Elegido tenga descanso, su cuerpo y su espíritu.
Que este descanso que Dios manda es para que Esto cada
día tenga más alegrías de ver a Dios hablando, dando clases. Que en la Tierra
no puede nadie decir lo que Dios le dice a este Elegido.
Pueden decir lo que está dicho, que son los
Evangelios, y los Mandamientos que están dichos. Pero éstos Mensajes son dichos
y hoy diciendo, que pueden decir: “Agua que cayó y que hoy está cayendo”.
Decían que Aquí lo que daría mas valor y más escándalo
sería publicar todos los Libros que hay por hacer, con el número que ya hay
publicados.
En el Sueño veía a la carne que Dios me unió en su
despacho, con su cuerpo normal, como cuando copiaba los Mensajes. Esto es tan
sentido que al despertar dije:
- Señor, yo
lo veo vivo porque su presencia, en palabras o en silencio, yo la siento
conmigo.
Estas palabras se ponen en el luto que para siempre se
ha puesto.
El Mensaje era hablando del sentir, que cuando es de
Dios no puedes ocultarlo.
Mandan que quede escrita la Visión de la carne que
Dios me unió. Lo vi en su despacho y estas palabras quieren los espíritus de la
Gloria que se digan:
- Ana
cuídate, cuídate, que tu cuerpo hace falta a tu espíritu.
Antes de que el sueño llegara estaba la habitación con
todos los que Esto creen porque a Dios aman. Uno de ellos dijo:
- Si yo no
conociera este Poder de Dios estaría tirado como grande pecador, por la vida
que tanto mal me dio. Pero ya vivo sus Palabras contento, y antes de no Amarlo
pido cementerio con fuego.
***
Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
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