En Sueño
Profético decían:
Mantener la calma es un poder y una fuerza Divina.
El alboroto es rebose de medida que no sirve para nada. Al que está con Dios o
quiere con Él estar lo verás siempre buscando calma y despreciando alboroto, le
verás siempre la espera de Dios.
Dijo uno:
El hombre, al retirarse de Dios, se le va la calma,
y la Paz a él se le niega y actúa como enemigo de Dios. No hay razón que más
fuerza tenga que la razón y la calma, que el llamar a Dios y esperar su
respuesta, que en este esperar ya la calma te entra.
Muchas veces dijo Jesús a sus Discípulos:
“Llegad con
calma, para que la Enseñanza haga siembra, para que se sepa los que son por Mí
enseñados, para que vean que Yo voy con vosotros aunque vean a mis Discípulos.
Así verán que más raíz tiene el Amor que Le tenéis a mi Padre”.
Desperté, oí:
Era la Paz y la calma la firma del que decía “yo
sigo al Maestro”.
Cuando alguno no cumplía, y era por mucho quererlo,
el Maestro lo sabía.
Y la entrada era: “Maestro, perdóname, porque me ha
faltado la calma”.
Pero al decirle “perdóname”, el Amor era el que
hablaba.
La calma mantiene el viento y la injusticia resalta.
Porque Dios manda Poder donde mantienen la calma.
Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C6
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