miércoles, 12 de julio de 2023

Pide la herencia del Cielo

En Sueño Profético decían:

Sabiendo el hombre que muere y que nada con él entierran, ¡qué afán le tiene tan grande a las cosas de la Tierra! Que llega hasta condenarse por dejar una buena herencia. Que mayoría de veces, el portarse mal, también lo dejan de herencia por la enseñanza que da el que dejó la herencia.

Dijo uno:

Yo oí a un heredero que me dijo estas palabras que mandan que se dicten porque sirven de enseñanza:

“Tengo un pariente, que el día que muera, yo cogeré una escandalosa herencia. Pero está durando tanto que, como tiene dinero, siempre está acudiendo a alguien para vivir más años. Ya lo conoce la gente por vivir amurallado”.     

Yo lo terminé de oír y tuve que contestarle con palabras que llevara a su pensar cuando fuera a acostarse.

Desperté, oí:

¿Tú has pensado en la muerte,

que puede que esté acechando

y no disfrutes la herencia

como al pariente le ha pasado?

Piensa en la herencia del bien

que al Prójimo vas dejando.

El pariente cogió la herencia

cuando ya,

en la muerte, iba pensando.

Heredó unos caseríos,

con títulos en las manos.

Quería darles más valor,

nombrando siglos

que otros habían ya heredado.

Yo le nombraba la muerte

y los grandes palacios

que visitaba la gente.

Lo quería retirar

de las cosas de la Tierra     

que no sirven para nada,

tan sólo para que olvides la Gloria.

Las herencias siempre sirven

para que desees la muerte.

Sesenta años tenía él

cuando yo dejé esa vida,

y aún,

el que heredó antes que él,

vivía.

Pide la herencia del Cielo,

y Dios te dará a diario

lo que necesite el cuerpo.

***

Libro 30 - Investigaciones la Verdad - Tomo IV - C8

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