En Sueño Profético decían:
Dudar de estas Palabras es dudar de la Existencia de
Dios.
Corregir al Elegido es querer corregir a Dios.
Y poner en él malos pensamientos, ya es estar ofendiendo
a Dios.
Dijo uno:
El que conozca este Lugar y el Amén no le acompañe,
mal lo va a pasar cuando se vea con enfermedad sin remedio o con años que ya
dejan al cuerpo –porque el cuerpo ya no le sirve al espíritu– y queda como
desecho en la tierra y alimento de gusanos. Que puede que al Elegido Dios le dé
olvido para pedir por él. Esto al que puede seguir esta vida del Elegido. Los
que están lejos, leyendo los Libros, también pueden ver verdad o engaño del
hombre.
Todo lo que hay escrito en bibliotecas, son muy pocos
los que conocieron o trataron a los que lo escribieron. Y lo que tiene más
valor es lo de siglos pasados. Pues si el valor, la verdad o la mentira se sabe
por bibliotecas y archivos, que comprueben los teólogos si esta Teología no
habla del Reino de Dios. Que estas Palabras, unas son dichas con la Voz de
Dios, y otras con su Mando.
Aquí no tienen interés por buscar. Primero al que dice
“Dios me habla”. Y luego, por leer lo que en público está ya puesto, que son
los Libros y la prensa.
Desperté, oí:
Los libros están esperando que los hombres los cojan
en sus manos.
A los que le dan desprecio a esta Llamada de Dios, la
disculpa les sobra, porque vive todavía el que Dios le dice: “Que Me ves, dilo, publícalo”.
Creer en Dios es buscar el Lugar y luego leer los
Libros.
En Teología, no hay Teología que la iguale, y mucho
menos que la supere.
Hay libros de santos y místicos, pero no hay esta
inmensa cantidad de Mensajes, ya más de 35 años, todos los días, en arrobo y en
Dictado.
Tú haces el Mando que te da Dios. Pero el que se dice
cristiano, el desprecio está publicando.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C3
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