domingo, 14 de junio de 2020

El “Bueno Ginés”

En Sueño Profético decían:

Guárdate “Señor, Te quiero” y díselo sin palabras, porque si Le estás mintiendo, tu acción ya no acompaña. Las palabras pueden mentir y la acción habla sin palabras.

Amando a Dios haces por Él aquello que no pensabas. El Amor es camino que no acaba. Él siempre te llevará al sitio que haga falta, y este Amor o alborota o pone calma.

Dijo uno:

Yo aprendí mucho, en mi vida de materia, de un vendedor que con su carro y su mulo te llevaba a domicilio todo lo que le pidieras. Vendía verduras y frutas de las que el tiempo daba, pero sacaba del carro zapatos, sartenes o mantas, que los de aquel pueblo chico le encargaban.

Ginés tenía de nombre, y el “Bueno Ginés” le llamaban.

Este hombre decía: “¡Qué descanso llevo cuando veo que la madre, el padre y el chiquillo están contentos con el poquito trabajo que yo pongo!”.

Mientras el peso bajaba no se cansaba de decir: “Pedidme para mañana lo que necesitéis. ¡Si yo tan sólo lo entrego! A mí mujer le dio el encargo. ¡Y el carro lo trae! ¡Dios nos lo está pagando!

Desperté, oí:

Tres hijos dejaba en casa, la mujer y su madre, que en vez de ayudar tenían que ayudarle. 

Tenía buena voluntad, pero la enfermedad le hacía sentarse.

Cuando oían el carro, salía todos a la calle, y estas palabras oían:

“Ginés, ¿viene vacío el carro?”. Los chiquillos ya corrían y a los tres los subía, y dando saltos y gritos, los vecinos acudían.

“La venta ha sido buena, pero la alegría es más grande por haber contentado a tantos”.

“Otra lista traigo hecha de sitios que son bien largos. Pero ellos no pueden venir como yo, a diario. No tienen mulo ni carro”.

“En este poco trabajo hace Dios que la venta no se quede en el carro”.
   
“Dios sabe que yo Lo quiero, porque si no hago el bien, esta vida no la quiero”.

 
***

Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7

1 comentario:

  1. Una familia bendita con la paz que deja el cielo
    No hay vida mejor que la que llevaba el carretero

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