En Sueño Profético decían:
¡Qué falto de Vida está
aquel que viva esa vida
sin sentir a Dios
dentro de su
cuerpo!
¡Qué falta de Vida es
no tener Fe en
lo Eterno.
¡Y qué falta de Vida es
no creer lo de
este Cielo!
Por eso ves a muchos vivos
actuando como muertos.
Porque les falta la Vida
dentro de su
mismo cuerpo.
Dijo uno:
En la vida,
sintiendo a Dios en todo lo que vas haciendo, la confianza te lleva y te achica
sufrimientos.
El sufrimiento
se agranda en los que pierden la Fe y piensan en el cementerio.
Los que
sienten a Dios por dentro, nunca se sienten cobardes, y el cementerio lo
piensan como un armario donde guardas tu ropa.
En uno dejas
el traje del cuerpo, y en el otro el traje del espíritu. Pero el espíritu no
queda en ninguno de los dos sitios. Éste vuelve con Dios.
Desperté, oí:
Pensando en la Vida del Cielo,
¡qué pobre y
sucia ves ésa!
Pensando en la Vida del Cielo,
no le llamas
Vida a la vida de la Tierra.
Esta Vida da semilla
para que tú vayas sembrando
y nunca quede la tierra
sin que le
vean los tallos.
Si Dios dejara a la Tierra
sin Comunicación del Cielo,
tendría el hombre que inventar
algo que
sembrara miedo.
Vivir la vida del cuerpo
sin Vida de Dios en tu espíritu,
te ven vivo y
estás muerto.
Al espíritu que va
por los Caminos del Cielo,
siempre le oirás palabras
de Paz, Amor y
consuelo.
Ofrécele a Dios tu espíritu
y que le mande
a tu cuerpo.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C9
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