martes, 8 de diciembre de 2020

Si buscas la Paz, buscas a Dios

En Sueño Profético decían:

Si buscas la Paz, buscas a Dios. Si la Paz no quisieras, no serías cristiano.

Dijo el Maestro en una de sus Enseñanzas:

Os preguntarán si sois cristianos, por las obras que hagáis y por la Paz que vayáis dejando, por el Amor que envuelvan vuestras obras, por la caridad que recibe el que ayuda tú le has dado”.

Estas Palabras fueron oídas por mí a Dios Hijo cuando enseñaba a sus Discípulos y a hombres que su Enseñanza querían.

Dijo otro:

Cierto es que la caridad arropa, cuando es caridad hecha por Dios. Un día, yendo yo por el campo con un amigo mío, vimos a un carrero que se le cayó la bestia, volcando el carro de yerba que grande altura llevaba. Ya íbamos en su ayuda, cuando se adelantó otro hombre, el cual creíamos que era para ayudarle. Antes de intentar levantar la bestia, fue a insultarlo porque decía que no le mandaba bien al animal. Más de una vez se oyó:

   –¡Animal, tú deberías tirar del carro!

Fue llegar nosotros, y dejó su mirada clavada como pidiéndonos algo. Ya nos dimos cuenta de que se encontraba enfermo. Se sentó en el suelo y apenas se le entendía:

   –Ya salí de casa malo, pero tengo que llevar el jornal a aquellos hijos chicos y a mi mujer, que siempre está enferma. A mí, el médico, no me dio un mes de vida, y ya voy viviendo cerca de un año. Ya se me va pasando algo, pero me entra una cosa, que todo lo veo nublado, y luego, un dolor grande al pecho, y ya no sé lo que hago. ¡Tal vez lleve razón en lo mal que le mandé al mulo!

Allí se quedó silencio hasta para el vuelo de pájaros. Ya, el que venía conmigo, lo contrató para llegar todos los días a su casa a recoger el jornal que él le daría, y que éste sería crecido. Le dijo:

   –No se lo mando, para que siga trabajando. Ya, con ir a cobrar, hace un trabajo, para que no diga que está sin faena. En mi casa siempre habrá alguien esperándolo para pagarle lo que nunca la haya nadie pagado. Si algún día no pudiera ir, mande a su hijo o a su mujer, que yo, igual le pago. Pero me gustaría no dejar de verlo. Además del jornal, cuente con un ruego diario, que yo haré a Dios para que vaya a cobrar y yo tenga que pagarlo.

Desperté, oí:

Esta es la caridad

que Dios manda que se haga.

Lo insulta sin caridad,

sin saber que era enfermo

y tenía que ganar jornal.

El que conmigo venía,

primero miró al hombre,

lo vio enfermo y que caía.

A él también le dolieron

las palabras que oía.

Y tan sólo piensa en Dios,

para ponerle jornal.

Dios le manda el “Sí” de Gloria,

aumentando capital.

Ya tenía a otros antes,

pagando sin trabajar.

***

Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C4

1 comentario:

  1. Cuánto recuerda esta caridad tan bien hecha a la que veíamos hacer a Anita día por día!!
    Que Ella no tenía ni uno ni dos, si no que tenía a muchos a los que socorría
    El Amor, si es de Dios, perfuma obras y palabras

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