¡Poder de Dios, qué grande eres!

En Sueño Profético decían:

¡Poder de Dios,

qué grande eres!

¡Poder de Dios,

que dejas al descubierto

al que mucho Te quiere!

¡Y le pase lo que le pase,

más Te busca y más Te quiere!

Dijo un espíritu con Mando de Dios:

Los sufrimientos te atacan para retirarte de Aquí. Pero al no juzgar, más contentas a Dios.

El mando que des, el que crea Aquí, ve que es un mando para bien, dando ejemplo de espíritu que está con Dios.

Nada más pensar esto, deberían mirar mejor al que Dios manda. Éste se quita el sufrir pensando: ¡Si a Dios le dieron grandes martirios, hasta llegar a Matarlo...!

Éstos, lo que no esperaban era la Resurrección, que no pudieron negar, porque todos vieron al mismo Dios con Cuerpo de Carne.

Esto y mucho más ha visto el Elegido en los Sueños Proféticos. Ha tenido Visión de muchos casos ocurridos cuando el Maestro iba enseñando sin diferencia de clases y el que creía Lo buscaba y Le decía: “Maestro, ¿qué haría yo para estar cerca de los Discípulos y ya irme con ellos, y yo contar como ellos me cuentan a mí?”. Esto paró a mucha gente. Ya, muchos días, a éste le sobraba tiempo y se hizo discípulo de los Discípulos del Maestro.

Desperté, oí:

¡Poder de Dios,

qué grande eres,

que retiras de Ti

al que no Te quiere!

Éste que buscaba al Maestro, estaba perseguido por espíritus que estaban en contra de Dios.

Estos espíritus que se nombran, cuando tenían cuerpo, siempre estaban en contra del que amaba a Dios.

Ya, un día, enfermó uno, y en vez de pedir el Perdón, insultó a los que seguían al Maestro.

Murió, y entonces más persiguió al que con él discutió cuando vivió con cuerpo.

El que no ama a Dios, deja sus huellas cuando su cuerpo vive.

Este Caso hoy es único, y por ser único es perseguido.

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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C3