En Sueño Profético decían:
La Fe crece, y crece más donde
más aman a Dios. La Fe pone en llano la montaña, en el mar hace camino, y en
muerte, resurrección. La Fe es un poder inquieto, que busca donde más quieren a
Dios.
En este diálogo de Fe, que hablan
en la Gloria, ya sigue un espíritu con Mando de Dios:
Yo, cuando vivía con cuerpo, la
Fe era mi compañera. Y defendía lo difícil que el hombre veía en la Tierra.
Contaré cómo me respondió la Fe en mi enfermedad incurable para médicos y
medicinas:
Yo era carpintero y tenía una
carpintería con tres hombres trabajando. Pero yo era el que más entendía los
trabajos, porque venía de herencia el trabajo que yo hacía. Un día, sin saber
cómo, las piernas no las sentía. Me ingresaron, y todos igual decían: “Ya, que
no piense en andar. Esto es para toda la vida”. Cuando yo oía esto y mis
piernas las veía sanas, me abrazaba a la Fe, que yo siempre la llamaba cuando
el hombre le daba la razón a lo que veía, no a lo que podía hacer Dios.
Seguiré contando mi Fe y mi
curación:
Éste era mi pedir, tocándome las
piernas: “Señor, ¡si aquí no falta nada, en las piernas! Para que ande falta tu
Mando, que yo lo espero y no tengo pena por el tiempo que esté paralítico,
porque sin sufrir no hay milagro. Yo espero con Fe tu Mando”.
Pues a los cincuenta años de esto
ocurrirme, tuve un despertar deprisa, y sin saber cómo, moví las piernas.
Asusté a mi mujer y a mi hijo, que tenía diez años. Que él y su madre me movían
con agrado y pena guardando.
Desperté, oí:
Mi Fe sirvió en el pueblo para
hacer curaciones y para apartar de Dios.
Los que tenían Amor a Dios me
hacían preguntas, y les contestaba yo con una Paz y una Fe, que crecía el Amor.
Médicos y cirujanos no podían
contestar y decir cómo me había curado.
Dios, en la curación, me dejó una
poquita cojera, pero no hacía falta bastón ni muletas.
A mí me dio alegría aquel simple
cojear, porque se unía a mi Fe y no podía olvidarme de estar paralítico a sin
muletas andar.
Cuando entrábamos en la ermita
del pueblo, mi mujer y mi hijo no podían callar, contestando preguntas y a Dios
nombrando.
Hazte amigo de Dios y síguele a
Dios sus Pasos. Y piensa en el paralítico, y ya espera milagro.
UN ESPÍRITU CON MANDO
DE DIOS
***
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C4
Hay errata en la transcripción del Mensaje.
ResponderEliminarDÓNDE PONE CINCUENTA, SON CINCO AÑOS.
SI NO LO CORRIGEN,NO CUADRAN LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA NARRACIÓN.
Lo he comprobado con el libro en la mano.
Mis disculpas, pero lo primero es cuidar con detalle una cosa tan delicada como es no cambiar por error las palabras.