domingo, 13 de febrero de 2022

Bueno de Dios, bueno del hombre

En Sueño Profético decían:

¡Qué diferencia tan grande hay del bueno de Dios al bueno del hombre!

El de Dios, quiere que todos tengan lo que él tiene: que quieran a Dios primero, que levanten al caído y que pidan a Dios por el que vive sufrimiento, para que no se ponga su espíritu enfermo.

Dijo uno:

Es que, el bueno de Dios, quiere para otro, lo que para él quiere, y sufre cuando a Dios nombran poco. El bueno del hombre, si sabe más que tú, no quiere que lo copies, que copiarlo en algunas cosas, tu dinero te cuesta o te juegas el cargo. Esto entre amigos, que la mayoría son amigos falsos.

Cuando el hombre es bueno de Dios, no se cansa de acarrear al Rebaño, donde Dios es el Pastor Divino y espera al que ha estado apartado. Nunca te dará consejo para que al Prójimo le hagas daño.

Desperté, oí:

Las riñas del que Aquí viene –que no viene, que Dios lo trae–, es por querer que lo copien.

Como verán, no es querer ser él bueno, es querer que sean buenos también los demás.

Que esto a diario lo ve el que no falta a este Lugar.

Siempre es alegría con riña.

Riña con ansias de mejorar.

Ve tan sencillo ser bueno que, a todos, lo malo quiere quitarles.

Y no se cansa de ir pregonando que Dios es al primero que hay que amar.

***

Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C7

1 comentario:

  1. Así era y así sigue siendo.
    Que Amor más grande no hemos conocido los que a Ella estamos unidos.

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