En Sueño Profético hablaban de los años.
Hablaban de los viejos, de los jóvenes, de los libros, de las carreras, de los
estudios.
Oyendo
estas palabras se vio un camino y dos hombres: uno viejo y otro joven. Ya
dijo el viejo:
–A pesar de que tú eres joven y yo viejo,
tenemos el mismo pensar cuando hablamos de Dios y de su Reino. Que son pocos,
yo puedo hablar, por no creer que Dios esté en su Casa, que es el Cielo.
Ya
sigue el joven:
–Si quiere saber la verdad, le digo que
estoy pasando unas horas felices. Porque si miro para otro lado, no veo años,
veo a profesor con estudios, que Dios lo ha enseñado. ¿Viene más días por este
camino? Si viene, yo le prometo esperarlo, porque se me han hecho las horas
cortas.
–Yo te hablo y te cuento cómo pasé mi
juventud, y ahora cómo de viejo lo estoy pasando. Tú, aunque tengas estudios,
no puedes saber cómo lo pasarás de viejo. De joven sí puedes contarlo. De viejo
no sabes lo que pasarás, aunque tengas carrera.
Los
años bien empleados hacen a los rudos sabios.
Desperté, oí:
¡Cómo
hablaban la vejez y la juventud!
Que si
no mirabas y sólo oías, tenía más saber y más aprendías del viejo que del
joven.
El
viejo decía: “Yo puedo contar mi juventud y mi vejez; tú sólo la juventud; la
vejez no sabes cómo se presentará.
Aquí
ya hay más saber.
Uno
tenía 70, y el joven 27.
El de
70 había estudiado con los libros del Prójimo, y siempre observando
sufrimientos para ayudar a quitarlos.
Hablaba
de su juventud y de su vejez, y esto iba enseñando.
Hace
pensar mucho, que como llegar a la vejez, habiendo estado siempre con Dios, no
hay otra enseñanza mayor.
***
Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C7
Cuando una persona es de Dios y así lo proclama su caridad y su trato,ya puede ser bien vieja que se ve más hermosura y esplendor que en aquel que presume de pocos años y no quiere nada de Dios.
ResponderEliminarQue feísimo es el que no vive el Amor de Dios.