jueves, 10 de febrero de 2022

Pocos levantan al caído sin juzgarlo y dándole caridad

En Sueño Profético hablaban del espíritu que está al servicio de Dios:

Este espíritu es conocido porque su actuación es consolar y ayudar a levantar al caído. Porque si lo ayudas, puede que recupere el sitio perdido y que fue culpable de perder.

Éstos son los que hicieron mal y a Dios buscaron arrepentidos.

Dijo uno:

Para compadecer y levantar al caído, que todos ven caído, tienes que amar mucho a Dios, y antes de levantarlo no pregonar el mal que vivió, porque entonces ya no es Caridad de Dios.

Dios bajó a la Tierra a enseñar a amarse y a perdonar al que pecó y Perdón quería.

Sus primeras Palabras eran:

“Levantad al caído y no juzgadlo, porque raro es el que piense en su vida y no haya pecado. Puede que éste, para el hombre sea bueno, pero no para mi Reino”.

Estas son las Enseñanzas que Dios dejó para que el hombre las viviera y las enseñara.

Y es que, si sientes este Amor, todo ves que viene de Dios.

Desperté, oí:

¡Qué cierto es, que pocos levantan al caído sin juzgarlo y dándole caridad!

Y es que, el hombre, si no siente a Dios, no puede dar el perdón.

Y ya no lo compadece y deja de cumplir lo que Dios quiere que cumpla el hombre.

Hay que estar lleno de Amor de Dios para ir al prójimo, levantar al caído y buscar al pecador.

Si esto lo pregonas, darás que pensar a todos los que desprecian al que hizo algún mal.

Al que Dios elige para enseñar, todo el que lo busque tiene que notar la Paz que lleva para consolar.

Que esto lo nota el enfermo y el que con el enfermo está.

Dios siempre irá en tu compaña, y el enfermo lo notará.

Unos, lo tendrán en silencio. Y otros, lo publicarán.

Es alegría decir: “Yo consuelo enfermedad, porque Dios lleva mi espíritu a la Gloria Celestial”.

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C1 

1 comentario:

  1. Todos los que tuvimos dolencias, enfermedades y sufrimientos podemos certificar que todo esto es cierto.
    Con Anita al lado el sufrir se hacía humo y el Consuelo era largo.
    Tan largo que se llegaba al Cielo.

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