En Sueño Profético
decían:
Siendo
los días con las mismas horas, unos días se hacen cortos y otros días ¡qué
largos se hacen! Pero si no te cunde el día, es porque tú todo lo detienes
porque te falta alegría, una alegría difícil de comprenderla si tu espíritu no
es de Dios y abrazas lo que te venga. Los días no tienen culpa de lo que pase
ese día, pero tú nombras la fecha en penas o en alegrías.
Dijo
uno:
Hay
fechas que si pudieran hablar, darían alguna alegría, pero quedan en reserva
para cuando llegue su día. Yo, lo que sí recomiendo, es que cuando llegue la
noche, si el día ha llevado sufrimientos, que se los dejes al día, y a la noche
le pongas oración a Dios y sueño al cuerpo. Y ya, esperas nuevo día, que puede
que lleve premio de algo que Dios envía.
Desperté, oí:
Estos pensamientos
del día y de la noche,
sin
Dios no los haces.
Porque te falta Amor
y
Fe que te acompañe.
¡Qué cierto que los días
no tienen culpa
de
lo que pase ese día!
Pero dejas fecha grabada
en
las penas o en las alegrías.
Si estás en el Camino de Dios,
das oración a la noche
y
ya contentas a Dios.
Que Aquí la oración da el arrobo,
que
todo es Mando de Dios.
***
Libro 13 - La Palabra del Creador - Tomo III - C6
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