En Sueño Profético decían:
Olvida lo de la Tierra y vive pensando en lo que te
manda el Cielo. Que si no llegara este Mando, no podría vivir el cuerpo. Porque
el desprecio es abono al sufrimiento.
Dijo uno:
No hay día que pase que no intenten hacer algo para
pararle el camino al Elegido. Y quisieran dejarlo arrinconado, pero el Poder de
Dios le ilumina para que haga el bien, aunque mal reciba. Que esto es lo que el
hombre ve que él no haría: repartir el bien para otra vida, y hacerlo todo
contento, sin comparaciones con hombres buenos. Aquí lo bueno es hacer lo que
Dios manda. Que Él manda lo que Él hizo cuando vivió de Hombre: no devolver
golpe por golpe. Si lo devuelves, quedas como el que dio el golpe, y ya no haces
lo que Dios manda.
Desperté, oí:
Tus suplicas no faltan, haciendo el bien a sabiendas
de que no pagan.
Pero Dios te dará cada día más alegrías y más cundirán
este Caso, que hoy no hay otro igual.
Si Dios aquí no actuara, sería el vivir del Elegido
como el vivir del hombre: corresponder al bien con el bien, y al mal con el
mal.
Aquí hace pensar el corresponder siempre olvidando el
mal.
Que esto lo ve todo el que cerca de este Elegido está.
Los pocos que te siguen quisieran el sufrir quitar.
Pero cuanto más vean sufrir, luego verán más milagro.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C4
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