En
Sueño Profético decían:
Si
Dios no actuara aquí, haría tiempo que este cuerpo no viviría.
Si
Dios no actuara aquí, silencio el hombre le pondría.
Pero
Dios pone fuerzas en tu espíritu, que es el que le manda a la vida.
Dijo
un espíritu de Dios:
Las
fuerzas las ha puesto hoy Dios en tus manos –que los que te acompañaban lo
vieron–. Eran manos cruzadas, como cuando recibes el Cuerpo de Cristo. Pero con
una fuerza, que las manos las veías con un color que no era como el que tiene
la carne cuando está normal.
Si
esto lo pensaran, tendrían que estar todas las horas del día dando gracias a
Dios por conocer a este espíritu que tiene Mando de Dios en las dos vidas.
Decían
en el Sueño:
Ahora
está tu espíritu Aquí, en la Gloria. Y el cuerpo está en la Tierra.
¿Quién
puede hoy decir: “A mí me manda Dios en las dos vidas”?
Pues
nadie.
Tan
sólo con decir: “Dios arroba mi espíritu y me entra en su Gloria”, ya debería
este Elegido ser nombrado cuando a Dios le pidieran milagros.
Desperté,
oí:
Cierra
los oídos y detén la lengua cuando un sufrir quiera ponerte en contra de Dios.
Esta
Verdad Dios la tiene sin barreras para el que a este Elegido quiera.
En la
fuerza que tenían tus manos unidas, a Dios veías.
Esto
lo hizo Dios para que vieras su Poder y con ello quitarte un poco el dolor de
tu espíritu.
Si los
espíritus del mal pudieran, cerrarían las puertas a este Poder de Dios.
Piensa
en las alegrías que Dios te va a mandar, y ya el sufrir se irá.
Los
que quieren al que Dios le ha dado este Mando sufren cuando ven al Elegido, sin
lágrimas, llorando.
Hay
veces que al Elegido le hacen preguntas para ensuciar este Evangelio.
Pero
Dios responde en él como Instrumento del Cielo.
Cuanto
más Escándalo Dios dé, mas sufrir al Elegido le querrán dar.
De
esto culpa a los espíritus del mal.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C5
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