En Sueño Profético decían:
Si amas a Dios,
crees todo lo que
de Él venga.
Si amas a Dios,
siempre Lo tienes en tu presencia,
y todo lo que vas a hacer
lo consultas con tu conciencia,
y tú te haces preguntas
y te das las
respuestas.
Luego, si quieres,
las dices o las dejas secretas,
pero piensa que
si dices verdad o mientes,
no engañas a Dios
ni a tu conciencia.
Dijo uno:
Si amas a Dios,
conoces lo que de Él venga,
y lo recibes con alegría, sin prisas,
y ya tú aprendes y
enseñas.
¡Es tan distinto hablar del hombre,
por intelectual que éste sea,
que hablar de Dios
con uno que Dios a su Gloria lleve
y le dé Mando para que lo diga
y el que quiera lo
aprenda...!
Este dialogar te habla de Temas,
sin estar en libros,
para que libros se hagan.
Y luego, estas Palabras
se quedan en ti
con fuerza grabadas
y hay momentos
en los que te pones
a pensarlas y dices:
“De la Tierra no son
estas Palabras”.
Desperté, oí:
Decían en la
Gloria, que lo que de Dios negaras o escondieras, tu conciencia lo sabía.
Y ella a Dios defendía,
aunque tú quisieras ocultar lo que guardabas.
La conciencia es un
personaje que te defiende o te condena.
Te defiende cuando
haces el bien como Dios manda.
Y te condena cuando
haces el mal y de Dios te alejas.
Entonces te hace
pensar, un pensar que te pesa lo que has hecho mal.
Ten a Dios siempre
presente y pon lo de Él primero.
Y tu conciencia ya
servirá de puente para venir al Cielo.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C6
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