martes, 15 de noviembre de 2022

Amor y Compasión

En Sueño Profético hablaba un Discípulo de Jesús. Contaba hechos. Unos que a él pasaron, y otros que presenció y a él le sirvieron de Enseñanza.

Ya, mi Mando a él le sigue y él sigue hablando:

Un día, cuando veníamos dos Discípulos y yo de haber cumplido el Mando del Maestro, se acercaron dos a nosotros y uno dijo:

    –¿Todo lo que manda el Maestro vosotros lo hacéis? Como yo os oigo decir este Nombre, yo también se lo doy. Si está mal dicho, no calladse, porque yo quisiera recibir Mando de Él, pero yo no lo merezco y quiero que me mandéis a lo que Él os mande y no os alcance el tiempo. Si os contara mi vida os podría dar sufrimiento y ya continuaría dando sufrir, que es lo que en mi casa he dejado dentro. Hace tiempo que falto de mi casa y vivo en el desprecio del que a mi familia conoce y a mí me ve fuera de ella. Allí no se mueve un trapo –que es lo más fácil que tenga movimiento – que no se diga: “Así no le gusta al Maestro. Aquí hay que vivir como si nos estuviera viendo”. Tengo dos hermanos mayores, y con mis padres de acuerdo me echaron de la casa, y desde los 18 años estoy fuera de ellos, y tengo 24, y vivo en el desprecio. Si lloro, yo me culpo, y el llanto no queda dentro. ¿Si yo sigo vuestros pasos se enfadaría el Maestro? No quiero que culpen a mi familia, porque viví vida mala y ofendiendo al Maestro.

Desperté, oí:

De estas últimas palabras el sonido daba el llanto.

Cuando el Maestro nos vio llegar, dijo:

    –No contadme lo que ha pasado, que ya mi Padre Me lo ha contado con su Poder puesto en Mí, que es lo que Yo estoy hablando.

    –Id en su busca y traedlo, que ya mi Perdón lo tiene alcanzado.

    –Si vosotros no lo atendéis por juzgarlo, puede que se hubiera condenado.

Los padres y hermanos querían al Maestro, pero no se ocupaban de buscarlo y decirle: “Maestro, ¿qué hago para levantar al caído que vive por todos despreciado?”.

Si no encuentra a los Discípulos y Juan no le pone la mano en el hombro, no hubiera llegado a la noche.

Porque ya lo tenía pensado: ponerle fin a la vida que Dios no le había quitado.

El Amor y Compasión era el primer encargo que antes de retirarnos de Dios Hombre nos repetía para no olvidarlo.

Un Discípulo de Jesús.

***

Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C8

No hay comentarios:

Publicar un comentario