miércoles, 2 de noviembre de 2022

El gran Amor a Dios, al sufrimiento le pone muralla

En Sueño Profético se vio un hospital por dentro. Los enfermos que tenían las camas estaban graves. Una gravedad sin ellos saberlo.

Dijo un espíritu de Dios:

Esta visión que se ha hecho, vienen muy pocos a verla. Hay camas que no han tenido a nadie delante el tiempo que en ella ha estado el enfermo. Aquí es cuando ves el olvido a la necesidad del enfermo. Del que Dios elige no falta la visita delante de las camas. No piensa en contagio, porque a Dios al lado lo lleva, y lo va viendo en los “Humos Divinos”, y la Fuerza le aumenta, porque lo hace por Dios.

Viendo lo que el Elegido hace, ya era para que cada uno se pusiera delante de él y el perdón le pidiera. Esto no son unos días los que lo hace, son 36 años ya pasados.

Pues si ves las noches que pasa despidiendo el sueño y el descanso, entonces es cuando puedes defender este Caso, que tiene mucha entrega al que de Dios necesita. El reloj sabe más que nadie las pocas horas de sueño. Es normal que no más de tres horas tenga seguido el sueño. ¿Quién puede decir yo duermo igual y en el sitio que la cama del Elegido está? Esto defiende al que nombrándolo en la Gloria están.

Desperté, oí:

Las cosas del que Dios trae Aquí con Mando, si no hay gran Amor, no las puedes pasar.

Y siempre dando alegrías que Aquí Dios le manda.

Si la alegría es grande, el sufrimiento le iguala.

Pero el gran Amor a Dios, al sufrimiento le pone muralla.

Y ya, cuando al despertar le dictan el arrobo, a Dios le da gracias y le pide: “Señor, que nunca me vean enfadada”.

Son muchos los caminos de sufrimiento pasados. Que unos se ven, y otros quedan guardados.

Decían en la Gloria, que el entrar en el hospital y acercarte a las camas, sin confianza en Dios, no entrabas.

Las pocas horas de sueño y el sufrimiento que el Elegido lleva en silencio, hace callar al que piensa: “¿Esto será verdad?”.

Ya, el reloj hace de defensor cuando marca la hora.

Que esto tampoco es normal, el despertarse todos los días sin que en el reloj suene la hora.

Hay muchas pruebas más que hoy no mandan dictar. 

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Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C1

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