En Sueño Profético decían:
Si aprendieran esta Enseñanza,
achicarían los sufrimientos y ya Dios les mandaría como le manda al Elegido.
Sigue el Mando de Dios en un
espíritu de su Gloria:
El pensar del Elegido esta
siempre cogido para contentar a Dios. Este cogido es hacer el bien sin cansarse
y sin hacer comparaciones por ver a otros con todo de sobra y sin nombrar a
Dios.
Lo que hay que pensar es: “Señor,
si voy a tener riquezas sin que sienta mi espíritu tu Amor, Te pido grande
castigo. Y si Te pido perdón, más grande dame el castigo, porque yo veo el peor
de los pecados tener de sobra y que el hambre mate los cuerpos”. Con este
pecado haces que a Dios ofendan.
Con el pecado que tú haces con tu
cuerpo, tú te haces daño. Pero el que tiene gran capital y hambrientos sabe que
hay, hace que éstos, muchas veces, hagan pecado por coger lo que mantiene el
cuerpo.
Estos Mensajes enseñan lo que
Dios dejó en la Tierra cuando vivió con el hombre, que son estas Palabras: “Levantad al caído, dad de comer al
hambriento y vestid al desnudo”.
Pus si haces este Mando, ya no
tienes que decir: “Yo a Dios quiero. Y sin Él soy vivo, pero estoy muerto”.
Desperté, oí:
Hablaban en el arrobo mucho de
los hambrientos y de los grandes capitales que había sin saberlo nadie.
Tan sólo Dios lo sabe todo. Y al
Elegido le manda sin palabras, pero el Elegido siente el Amor de Dios.
Que se haga todo lo que sea para
formar escándalo y que Esto quede publicado.
Para ganar la Gloria, donde Dios
está esperando.
Esta Grandeza Divina deberían
pedirla, con las obras que Dios está enseñando.
No sufras pensando en los que han
venido a la ciudad donde tú vives, con grandes cargos, y las “Palabras de Dios
hoy diciendo” las están despreciando.
Porque el castigo, la Tierra se
los está premiando.
Un premio que queda en cuerpo
enterrado. Que aquí, el cuerpo, es traje roto. Y si no fue de Dios, lo roto y
lo sucio contagia el pensarlo.
Termina el Mensaje con estas
palabras:
Si aquí habla Dios, lo demás
queda por debajo.
Porque Dios es el Dueño de todo
lo que está debajo del Cielo.
Y el Cielo es la vivienda que
Dios tiene para los espíritus que quisieron su Reino.
Que este querer es cumplir los
Mandamientos.
Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C6
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