En Sueño Profético decían:
Dios te enseña a lo que debes de hacer y
no te obliga a lo que Él quiere que hagas. Si no te enseñara, no te pediría
cuentas; y si te obligara, Lo querías por fuerza.
Dijo un espíritu de la Gloria:
Cuentan de una leyenda que escribieron
los cristianos que vivieron con Dios antes de Crucificarlo. Que yendo un día
este Dios enseñando al hombre cómo vivir sin ofender a Dios Padre, que en Él
vivía, vieron a unos que se fueron para el Maestro y Le dijeron: “Tenemos ganas
de disponer de algún tiempo para oír tus Enseñanzas, que dicen que son de
provecho”. Estos eran hombres de los más destacados del pueblo, por sus
estudios y sus conocimientos. Siguió el Maestro andando pero sin darles
desprecio, por habérselo ya dado desde el primer momento que vio que querían
Engañarlo. Antes de llegar al sitio donde iban y que muchos esperaban, quiso el
Maestro que más salieran a Darle disculpa para que todos aprendieran. Salieron
unos hombres al camino con sus alforjas y su hocino, de haber terminado la
faena, aunque no había acabado la mañana, y Le dicen al Maestro: “Hoy no nos
perdemos el Sermón ni oímos “ya han pasado”. Anoche nos vinimos y al amanecer
estábamos talando, y ya está la faena terminada. Las mujeres nos han echado
comida y tal vez vengan ellas con los chiquillos a cuestas. Pero hoy todos Te
oímos”. Y contestó otro: “Bueno, si Tú lo quieres”.
Se paró el Maestro y dio estas Palabras a
todos:
“Los primeros que nos han parado están enseñados
a lo que deben de hacer, y les falta Amor y les sobra tiempo. Y éstos no tienen
tiempo y quieren hacer lo que Yo quiero que hagan. A éstos Yo los enseño y les
doy tiempo, y ya tienen tiempo, porque tiempo quieren. A los primeros no les
doy tiempo porque de sobra lo tienen, pero no quieren Seguirme porque Amor no
sienten”.
Desperté, oí:
Estando el Maestro hablando se presentan
las mujeres, de los chiquillos tirando.
Pero con caras contentas. Allí fueron las
miradas de todos por Mando de Dios en la Tierra.
Estas Palabras da el Maestro a estas
familias:
“Éstos no engañan ni pierden, pero
quieren hacer lo que Yo quiero que hagan.
Y ya tendrán de sobra el tiempo.
Los que quisieron Engañarme, ahora es
cuando Yo les retiro el tiempo, por Mando de mi Padre.
Todo el día estarán liados sin hacer
servicio al Maestro.
Este Sermón su Enseñanza es a no engañar
con el tiempo.
Pues el que Me tiene Amor Yo hago que le
crezca el tiempo”.
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C2
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