En Sueño Profético hablaban de este Caso, de su
Poder, de su Grandeza. Decían que hoy podían decir públicamente que hubiera otro
caso igual a éste. Ya, con decir esto, se arrastra la duda y queda en el suelo.
Dijo
uno que había vivido de las letras:
¡Cómo
no verán esta abundancia de Cultura Divina! Que no hay en la Tierra catedrático
ni escritor que pueda ponerse a media altura de este Caso. El Elegido escribe
al Dictado del Cielo, porque en el sueño Dios arroba su espíritu, y el
espíritu, cuando llega al cuerpo, ya Dios hace que todo lo que ha vivido el
espíritu lo diga el cuerpo. Porque el arrobo no lo ve nadie. Una Aparición
pueden verla varios, pero el arrobo es vida que Dios saca del cuerpo y luego la
deja en su sitio hasta que llega la muerte del cuerpo y ya no hay arrobo, que
es espíritu que Dios entra en su Gloria y luego le da Mando, como a estos que
dictan el Mensaje, que están a Dios pidiendo para que el mundo olvide la Tierra
y sea Dios lo primero.
Desperté, oí:
Hablaban
en la Gloria de este Saber Divino.
Decían
que no había ningún talento de carreras ni estudios que igualara a esta
Sabiduría.
Que
aquí veías que eran de Dios estas Palabras.
Dan
fuerza en la Gloria diciendo que la prudencia se siga teniendo para dar a
conocer esta obra.
Todo
lo que cuentes de esta Enseñanza es poco, por los años que Dios a diario te
habla.
Que te
habla con Visión y ejemplos.
No hay
hoy quien diga que igual le pasa, y presentar los escritos de todos los temas
sin poder corregir una sola palabra.
Deberían
olvidar la Tierra y buscar esta Gloria en Palabras.
Y
quitarle el sufrir al que Dios manda.
***
Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C8
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