viernes, 31 de marzo de 2023

En la Gloria nadie puede entrar sin su Palabra

Quedé dormida pensando: “Señor, lo que yo no haga bien, dímelo, que no me enfado, porque yo no quiero hacerlo”.

En Sueño Profético decían:

Estas palabras que dicen en el arrobo son contestando al pedir del Elegido:

Si algo mal hiciera el que Dios le da Mando, el Mando no sería de Dios. Porque Dios no le va a dar su Mando al que lo ensucie. Porque ya esta Enseñanza sería como la del hombre, que uno la enseña creyendo que es el profesor que más sabe, y luego cambian los temas y lo retiran de la enseñanza.

Dijo uno:

La Palabra de Dios y su Enseñanza siempre serán las mismas, porque sólo hay un Dios y no hay quien tenga su Sabiduría y su Poder. Que el mundo está después que su Palabra, y en la Gloria nadie puede entrar sin su Palabra. Aquí no sirve el dinero ni los títulos, tuyos o heredados. Aquí sirve la labor que a Dios le pediste, que Él te la dio, y seguiste con ansiedad despreciando el descanso.

Desperté, oí:

Se ha contestado a las palabras que te hacen pensar para quitarte la alegría.

Cuando un Elegido tiene esta altura, que Dios le ha dado, ya Dios le pone quien le acompañe, y todo es iluminado.

El que te sigue es el que tiene que tener cuidado para que no se acerquen los espíritus malos.

Que al Elegido no pueden acercarse por el Amor que Les tiene a Dios Hijo y a Dios Padre.

Y con este Amor no puede hacer nada que a Dios enfade.

Pero el que no sienta este Amor, al Elegido puede culparlo de que no haga bien lo que hace. 

Compara los dos pensamientos: el del Elegido y el del que a Dios no ame.

El Elegido Le pide a Dios que si no lo hace bien, que lo castigue, porque todo lo quiere hacer mejor.

El que no ama a Dios, hace la contra en todo lo que al Elegido le oyó.

Éstos, aunque digan que son buenos, no Le sirven a Dios.

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Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C2

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