miércoles, 27 de septiembre de 2023

En el Prójimo está Dios

En Sueño Profético decían:

Todas las noches el sueño es corto. Pero el de esta noche, el pensar en alegrías hace más corto el sueño.

Estando diciendo estas palabras se vio un camino, pero no en la Tierra, era camino en el Cielo, pero se veía cerca de la Tierra. Traía como una nube y muchas estrellas. No tardó en quitarse y se vio la Imagen de Dios Hijo, con su Túnica y su Manto. Se veía el movimiento de todo el Cuerpo como andando, pero los pies los cubría la nube, con un color azul y blanco.

Ya dijo estas palabras:

“Si mi Presencia estás viendo, ya pon todo tu pedir con la confianza de que llega a mi Reino, y ya la Tierra queda pisada, para los que no crean en la Existencia de mi Padre ni en la Mía, que es Eterna”.

Estando diciendo estas palabras, de momento se puso un camino en la Tierra, y venían unos Discípulos.

Ya dijo uno:

“El Maestro nos dijo que aquí nos vería, pero cuando Él terminara con una Visión que tenía que hacer a un espíritu que todavía vivía en el cuerpo. Que el cuerpo Él lo tenía elegido para que enseñara lo que al espíritu Él le decía.

Ya dijo Santiago:

“Estas Palabras que ha dicho Dios Hijo, Maestro, como quiere que Le llamemos sus Discípulos, al oírlas, no sabes cómo contar el Amor tan grande que tu cuerpo siente. Es un Amor que te da alegría y te da pena. Es un querer que por Él tu vida darías, pero con una muerte más grande que la que a Él le dieron. Al oír su Voz ya puedes decir: “Yo soy Discípulo también”.

Desperté, oí:

Mandan que ponga mi nombre, para que piensen que Dios me dio Mando, en el Arrobo y al despertar:

Soy Santiago, un Discípulo de Dios.

Dijo un espíritu de la Gloria:

“Es un sentir tan grande el poder decir cómo ves a Dios con su Cuerpo y hablando…”.

Dicen que piense en alegrías, que Dios me dará cada día más.

No olvidando su Presencia, ya las alegrías el sufrir desprecian.

La carne que Dios me unió, me da alegría cuando lo veo, en su despacho, con su cuerpo y su traje normal, como cuando copiaba los Mensajes.

Su voz es la misma y decía estas palabras:

“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo le hace falta a tu espíritu para el Servicio de Dios”.

Estas palabras son dichas por un espíritu, con Mando de Dios, para que las oiga el Elegido.

Los que están aquí unidos me ponían en el pensamiento que traerán grandes alegrías, para poner prólogos en los Libros.

Termina el Mensaje diciendo que el pensar que te llegue para dar de la Obra, piensa que el pensar Dios te lo pone cuando es para dar al Prójimo.

Que en el Prójimo está Dios, que igual recibe a grandes títulos que a pastores, como hizo en Belén.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados En Gloria - Tomo VIII - C7

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