En Sueño Profético decían:
Todas las noches el sueño es corto. Pero
el de esta noche, el pensar en alegrías hace más corto el sueño.
Estando diciendo estas palabras se vio un
camino, pero no en la Tierra, era camino en el Cielo, pero se veía cerca de la
Tierra. Traía como una nube y muchas estrellas. No tardó en quitarse y se vio
la Imagen de Dios Hijo, con su Túnica y su Manto. Se veía el movimiento de todo
el Cuerpo como andando, pero los pies los cubría la nube, con un color azul y
blanco.
Ya dijo estas palabras:
“Si mi Presencia estás viendo, ya pon
todo tu pedir con la confianza de que llega a mi Reino, y ya la Tierra queda
pisada, para los que no crean en la Existencia de mi Padre ni en la Mía, que es
Eterna”.
Estando diciendo estas palabras, de
momento se puso un camino en la Tierra, y venían unos Discípulos.
Ya dijo uno:
“El Maestro nos dijo que aquí nos vería,
pero cuando Él terminara con una Visión que tenía que hacer a un espíritu que
todavía vivía en el cuerpo. Que el cuerpo Él lo tenía elegido para que enseñara
lo que al espíritu Él le decía.
Ya dijo Santiago:
“Estas Palabras que ha dicho Dios Hijo,
Maestro, como quiere que Le llamemos sus Discípulos, al oírlas, no sabes cómo
contar el Amor tan grande que tu cuerpo siente. Es un Amor que te da alegría y
te da pena. Es un querer que por Él tu vida darías, pero con una muerte más
grande que la que a Él le dieron. Al oír su Voz ya puedes decir: “Yo soy
Discípulo también”.
Desperté, oí:
Mandan que ponga mi nombre, para que
piensen que Dios me dio Mando, en el Arrobo y al despertar:
Soy Santiago, un Discípulo de Dios.
Dijo un espíritu de la Gloria:
“Es un sentir tan grande el poder decir
cómo ves a Dios con su Cuerpo y hablando…”.
Dicen que piense en alegrías, que Dios me
dará cada día más.
No olvidando su Presencia, ya las
alegrías el sufrir desprecian.
La carne que Dios me unió, me da alegría
cuando lo veo, en su despacho, con su cuerpo y su traje normal, como cuando
copiaba los Mensajes.
Su voz es la misma y decía estas
palabras:
“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo le
hace falta a tu espíritu para el Servicio de Dios”.
Estas palabras son dichas por un
espíritu, con Mando de Dios, para que las oiga el Elegido.
Los que están aquí unidos me ponían en el
pensamiento que traerán grandes alegrías, para poner prólogos en los Libros.
Termina el Mensaje diciendo que el pensar
que te llegue para dar de la Obra, piensa que el pensar Dios te lo pone cuando
es para dar al Prójimo.
Que en el Prójimo está Dios, que igual
recibe a grandes títulos que a pastores, como hizo en Belén.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados En Gloria - Tomo VIII - C7
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