domingo, 17 de septiembre de 2023

Yo no soy dueño ni de mi cuerpo

En Sueño Profético decían:

El Poder que Dios le da al Elegido lo ve todo el que cree que en la Tierra no hay quien pueda presentar esta Enseñanza, cada día con más fuerza. Aquí, todo lo que dictan baja del Cielo.

Lo que han hecho los que están unidos al Elegido, el ir a oír la Santa Misa con el gran documento de Dios en sus manos –uno de estos Libros–, que se repita, porque esto a Dios manda alegrías.

Que todo el tiempo sea para mover en público esta Grandeza Divina, que cada día dará Dios para ello más fuerzas.

Dijo un espíritu con Mando de Dios:

Todo lo que pueda justificar esta Grandeza, que no quede en vía muerta, porque ya Dios ha quitado el Permitir, y esto ya le ha hecho mucho daño al que creía que el silencio aquí podía. El que pensaba que este silencio seguiría es porque no creía que Dios esté vivo, con cuerpo, en su Reino, con Dios Padre, que fue el que hizo el mundo del que el hombre se cree dueño. Se cree dueño de edificios, de tierra y de dinero.

Este pensar debe el hombre cambiarlo, diciendo: “Yo no soy dueño ni de mi cuerpo”.

Si este pensar el hombre lo practicara, el mundo cambiaría.

Desperté, oí:

El día pasado fue de alegría. Dios te ha iluminado para que los que te siguen no falten a donde la Jerarquía de la Iglesia dice la Santa Misa.

Y el Libro de la Palabra de Dios, donde aparece la cara del Elegido, que no les falte en las manos.

Mandan en la Gloria que se diga que el día pasado ha sido la única vez que no se ha leído el Mensaje.

El Elegido no leyó lo que Dios mandó que se escribiera.

Esto, quien puede firmarlo es la que duerme debajo del mismo techo que el Elegido, porque el día que se retira del Elegido lo hace menos que el tiempo que dura un relámpago.

El Mensaje no se ha leído porque el espíritu del mal ha puesto olvido.

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Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C3

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