jueves, 19 de septiembre de 2024

El engaño es para el hombre

En Sueño Profético decían:

El engaño es para el hombre, pero no para Dios. Que aquí se queda al descubierto por el elige Dios.

Dijo uno:

Tan sólo con pensar la palabra Elegido, deberían pensar que acción y pensamiento es Dios quien se lo da. Es algo como la vida, que no se puede explicar. Que a veces, estando el cuerpo sano, la vida del cuerpo no avisa y se va.

Pues esto es Mando de Dios en el que elige. Que la Palabra de Dios, sin palabras, llega al espíritu, y ya el cuerpo coge el camino que ha sentido. Pero hay que pensar que Dios no lo puede llevar por mal camino.

El que esto cree, pide a Dios que el Elegido sea su confesor, que le corrija sus faltas y en lo que oiga de él diga: “En él habla Dios, y si yo no veo bien lo que él haga, estoy ofendiendo a Dios, y lo engañaré cuando Le pida con mi oración lo que me haga falta”.      

Esto es no creer que Dios esté en su Reino y que su Espíritu se comunique a los cuerpos. Que por esto la presencia del Elegido puede curar al cuerpo enfermo. Y el espíritu que está lejos de Dios, si quiere este Mando cumplir, puede ser discípulo del que elige Dios. Pero para pensar así, antes tienes que creer Aquí.

Desperté, oí:

No digas que crees si al que Dios elige no obedeces.

No llames a Dios pidiendo Perdón, porque el pecado mayor es dar desprecio a sus Palabras.

Decían en la Gloria, que lo mismo que la muerte se lleva la vida del cuerpo, sin ver nadie nada en figura, pues igual te llegan las palabras a tu espíritu, y no lo ve nadie.

Por eso dicen que el hombre engaña al hombre, pero no a Dios.

La actuación de Dios se ve en el cuerpo, que el espíritu es el que le empuja al cuerpo.

Mira al que Dios manda, como Instrumento que te hace falta, y piensa que a Dios le llega lo que con él hagas.

El que Dios elige no puede hacer mal, como no sea para defender este Mandar.

Dios Hijo, al que no creía lo que el Padre en Él decía, lo apartó, y hoy está viviendo otra vida, donde no existe Dios.

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Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6

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