jueves, 19 de mayo de 2022

El pedir y el sufrimiento

En Sueño Profético se vio una nave grande, y en el centro una mesa alargada. Había unos de espalda, con ropas anchas, sentados no en sillas, porque se les veía la espalda. Eran ta­buretes, que debajo de la mesa metían cuando de pie se ponían. Entraron dos y uno dijo:

—El Maestro ya viene, Lo hemos visto en el cami­no en el que muchos dicen que allí hay Mila­gros, porque los Pies de Dios Hijo –Maestro pa­ra nosotros– allí dejan el Milagro. Esto tanto se ha cundido, que sabiendo cuando va a pa­sar, cuesta trabajo el pasarlo.

Se cambió la Visión y se vio el camino, pero la gente estaba tan unida que el suelo no se veía. Ya se oyó un tropel, de hablar alto, con estas palabras:

—Señor, si no merezco acercarme a Ti, que no me dejen pasar.

Fue terminar las palabras y todos se aparta­ron, y se vio a Dios Hijo con su Túnica y dijo estas Palabras que todos oyeron:

—Mujer, no sigas andando, que Yo iré antes de que tú vengas, porque Me abrirán paso.

De momento se vio a la mujer con dos hijos de la mano, uno lo llevaba ella y el otro iba cogi­do de su brazo porque ya alcanzaba. Se puso de rodillas y dijo:

—Jesús, Maestro, yo no sé cómo presentarme, con los dos Milagros que me has hecho en mis hijos. El mayor, que estaba ciego desde la edad de dos años hasta los diez, que Tú le has dado la vista y aquí lo tienes. El quiere Seguirte.

El hijo se puso de rodillas y dijo:

—Pero quiero ser como un Discípulo, y a mi casa ya no voy porque nadie se ha enterado de lo que yo, de noche, antes de dormirme pedía, y ahora Te lo digo: “Como yo mañana me levante viendo la torre de la Ermita del pueblo, ya me voy con el Maestro. Pues ha sido despertarme con chirri­dos de pájaros y los he visto cómo eran de grandes y hasta el color de las plumas. Yo ya veo todo y así no puedo en mi casa quedarme. También mi hermanito no hablaba para que se le pudiera entender, y ya habla y yo tam­bién me voy con él”.

Todos vieron a la madre de rodillas besando a Dios los Pies.

Desperté, oí:

De estos Hechos de Dios Hombre hay muchos que no se conocen.

Esta mujer estuvo un tiempo sufriendo porque la familia del marido le prohibía que al Maestro nombrara.

Se disgustó con el marido, y aunque vivían en la misma casa, su sufrir era que no fueran al Maestro para que Milagro hiciera.

El pedir y el sufrimiento le da a uno vista y a otro habla.

Esto tiró del marido, dejó a su familia, y a sus hijos acompañaba.

El Arrobo de esta noche era para ponerlo en estampa.

El Maestro se veía poco porque la gente Lo ta­paba.

Pero se veía su Rostro, su Túnica y se oía su Habla.

El que no crea a este Elegido no le sirve nada de lo que haga para entrar en la Gloria.

Porque Esto es la Palabra de Dios dicha en un Lugar, que su nombre es Profeta.

Se ve más que Esto es de Dios porque el hom­bre no lo valora.

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C7

1 comentario:

  1. Una madre que sea de Dios puede entrar en la gloria con todos los suyos porque Dios otorga Milagros a quien le pide con Amor.

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