En Sueño
Profético decían:
Todo lo que Dios manda del Cielo es mal recibido por
el hombre que tiene mando del hombre para mandarle a otros hombres. Dios baja a
la Tierra, lo persiguen los grandes y lo adoran los pastores. Hay grandes
palacios y nadie le ofrece su palacio saliéndose de él y dejando a Dios de
dueño, que ya lo era antes de su Venida. Estos poderosos no aceptan a Dios
Hombre por su infinita Sabiduría, por su grande Amor al Prójimo y por su
escandaloso Perdón al que lo buscaba y quería ser perdonado.
Dios Padre elige, por su ofrecimiento de Amor y
humildad, a María como Templo donde su Palabra se hizo Carne. Y ya es Dios Hijo
Hombre, con la misma Sabiduría que queda en el Cielo, por ser el mismo.
Esto, el hombre, ni lo admitió ni lo admite, hasta
que Dios le corta el permitir. El hombre se retira de Dios por no oír su
Sabiduría y aceptarla con preferencia a la suya, por no alejarse de su soberbia
y por no despreciar todo lo que le lleve a pecar.
Al hombre, cuando le dicen “esto lo dice Dios”, si
tiene mando y acepta, ya puede pensar que es un Elegido de Dios, porque a Dios
le ofreció Amor y humildad.
Desperté, oí:
¡Qué contento puede darse el talento o el que mande
y reconozca este Mando!
Dios, cuando elige es porque con ofrecimiento el
espíritu y materia a su servicio se ponen.
La Virgen fue elegida antes de verla los hombres.
Éste es Templo Sagrado de donde nace Dios.
Los que mandaban en los hombres, Lo persiguieron. Y
los pastores, que en nada mandaban ni sabían, suben y bajan los cerros
contentos para Adorarle.
***
Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C1
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