jueves, 13 de octubre de 2022

El chaparro

En Sueño Profético vi un chaparro, y uno dijo:

Este chaparro dio la conversión a un hombre. En aquella casilla vivía una mujer de grandes cualidades, de las que a Dios agradan. Hacía sus oraciones con sus hijos, pero tenía que tener buen cuidado con el marido, ya que él, como mejor palabra, le llamaba pantomimas al hablar y creer en Dios. Una mañana, cuando se fue con el ganado, puso a todos los hijos a rezar por el padre, para que Dios le hiciera sentir su Ausencia. Estos cuatro niños, su madre se encargaba de que pudieran pasar sin comida, pero de que no pudieran pasar sin la oración. Todos los campesinos que por allí se juntaban los tenían en cuenta. Bastaba que vieran una cruz, para ellos cambiar la marcha y reverenciarla. Trece, el mayor; seis, el pequeño. Un día, al terminar los rezos, dijo el tercero con sus nueve cumplidos: “Madre, mañana no podré obedecerte cuando mandes que recemos. He tenido miedo cuando alguien me hablaba y no me dejaba que te lo comunicara. Me han dicho que haga el rezo donde está el chaparro, donde lloré tanto cuando me mató el corderillo el lobo un año atrás. Viendo la madre la insistencia del niño, al día siguiente lo dejó y mandó a su hermano mayor a que lo siguiera. Fue ponerse de rodillas, y desaparecer el chaparro. Su hermano no veía el chaparro, pero tampoco veía lo que él veía. Esta Aparición era de la Madre de Dios y Virgen, la que con dulces Palabras le decía: “Yo ruego por tu padre para que él ruegue por los pecadores. Mañana él vendrá aquí a hacer oración”.

Desperté, oí:

Las Palabras de la Virgen,

bien el padre que cumplió.

La madre no puso duda

cuando contaban los dos:

veían que se iba el chaparro

cuando la Virgen apareció.

Ya el mayor afirmaba:

“La Virgen no la vi yo,

yo vi que se fue el chaparro

y luego el chaparro volvió”.

Cuando el padre fue a su casa

y del hecho se enteró,

no fue él solo al chaparro,

que fue con un batallón.

Inclinaron las rodillas

donde el hecho ocurrió,

y el primer ¡Dios mío perdona!,

en boca del padre salió.

Cada día iba más gente

al sitio a hacer oración.

Fue donde los llantos del chiquillo

cuando el cordero murió.

Allí fue, en aquel sitio,

donde se hacía oración.

La madre le había enseñado

a que haciendo oración,

al padre podría acercarlo.

El hijo, al padre acercó;

y el padre, a un batallón.

***

Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C7

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